Miles de kilómetros al sur de Mar del Plata (donde el proyecto de la noruega Equinor e YPF generó polémica), hay otra exploración –y explotación– off shore de hidrocarburos que avanza en el mar argentino. Se trata del Proyecto Fenix, de capitales europeos con aportes nacionales, que busca extraer gas frente a las costas de la provincia de Tierra del Fuego y de Santa Cruz, y que ahora recibió un espaldarazo oficial al publicarse en el Boletín Oficial la aprobación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) por parte del Ministerio de Ambiente de la Nación.

El proyecto que lleva adelante Total Energies (Total Austral SA) junto a Pan American Energy S.A. y Wintershall Dea Argentina S.A. comprende la instalación de una plataforma de producción gasífera y la perforación de tres pozos de gas e instalación de un gasoducto (con tubería submarina multifásica) en la Cuenca Marina Austral. Según las estimaciones oficiales, aportaría al mercado nacional hasta 10.000.000 m3 de gas por día, poco menos del 9% de la producción actual de gas del país.

El 30 de octubre de 2022 presentaron la primera versión del Estudio de Impacto Ambiental elaborado por la consultora Escurra & Schmidt. Participaron diferentes áreas de gobierno, desde Parques Nacionales y la Secretaría de Energía hasta el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero. En marzo le requirieron mayor información y fundamentación sobre ciertos puntos a la empresa, y el 26 de abril se llevó a cabo la Audiencia Pública. Y finalmente, a inicios de esta semana el Ministerio de Ambiente, incluyendo a la Secretaría de Cambio Climático, dieron su aprobación.

En la resolución sostienen que la empresa «deberá dar estricto cumplimiento a los términos del Plan de Gestión Ambiental y sus ampliaciones«, que deberá informar todos los cambios que se realicen respecto a la información presentada originalmente, los avances que vayan realizando, y que en caso de abandono de pozos y desmantelamiento de instalaciones, tendrán que informarlo «con una antelación de cuatro años de la fecha definida para la realización del abandono».

«La Secretaría de Energía ya dio un permiso para explotar ese área, se llama Cuenca Marina Austral. Tiene varios desarrollos y este es el nuevo proyecto Fénix. Lo que se resolvió esta semana por parte de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable es aprobar el estudio de impacto ambiental para la realización de las actividades de perforación«, explica a Tiempo el ex subsecretario de Hidrocarburos (2020) y titular de la Consultora Paspartú que asesora en hidrocarburos, energía, minería, ambiente y políticas públicas, Juan José Carbajales.

Millones, búsquedas y críticas

«Se va a instalar una plataforma y se van a perforar tres pozos, a los efectos de seguir incrementando la producción de gas natural, que está en declino desde esa cuenca y que actualmente produce alrededor del 19% de todo el consumo de gas natural del país –continúa–. Hay contratos que fueron autorizados por la Secretaría de Energía en el marco del plan Gas.Ar 2020-2024, que para este proyecto offshore se extiende hasta diciembre de 2028 y eso le va a permitir al consorcio seguir produciendo y revirtiendo el declino natural que se da en la cuenca, que llega a unos 19 millones de metros cúbicos día aproximadamente, que es lo que hoy representa la cuenca marina austral».

Y acota: «La producción del offshore se extrae desde plataformas a través de ductos que van a plantas de tratamiento en la costa de Tierra del Fuego y Santa Cruz (Río Cullen y Cañadón Alfa). Desde el mar argentino y la cuenca austral se produce gas que llega a Buenos Aires».

El consorcio tiene concesión aprobada por Energía hasta el 2041. Según anunciaron junto al gobierno en septiembre del año pasado, invertirán 700 millones de dólares para el desarrollo del Proyecto Fenix, ubicado a 60 km de Tierra del Fuego y esperan una producción máxima de gas de 10 millones de metros cúbicos diarios.

El primer gas de Fenix está previsto para principios de 2025. Durante la primera fase de desarrollo se perforarán tres pozos desde una plataforma de cabeza de pozo no tripulada, instalada a 60 kilómetros de la costa y a 70 metros de profundidad. La producción se evacuará a través de una línea multifásica submarina de 24″ hasta la plataforma Vega Pléyade existente a 35 kilómetros de distancia.

El proyecto (y la exploración off shore) también despertó críticas, sobre todo en entidades ambientales. A principios de abril la Asociación Argentina de Abogados/as Ambientalistas (AAdeAA) y el Colectivo de Acción por la Justicia Ecosocial (CAJE) presentaron el documento «Saque en el Mar Argentino: Análisis del marco regulatorio, fiscal e impositivo del off shore de hidrocarburos», con datos sobre el marco regulatorio general en el que se inscribe la actividad de hidrocarburos en aguas argentinas.

Hablan de un fuerte riesgo de pasivos ambientales y que el marco regulatorio y legal «no asegura un ingreso significativo de divisas, ya que presenta beneficios fiscales y regulatorios muy por encima de las promesas que fueron realizadas. La ganancia no quedará en Argentina».

Desde Greenpeace Argentina enfatizaron que la evaluación de Impacto Ambiental de este proyecto «no considera el impacto en el cambio climático. El Estudio de Impacto Ambiental contempla solamente el  impacto de emisiones por quema de gas fósil en caso de una fuga, pero no considera las emisiones de la quema de los 10 millones de metros cúbicos de gas por día que promete extraer». 

Acotaron que el proyecto «además se solapa con la Bahía San Sebastián, declarada sitio RAMSAR (humedal designado como de importancia internacional bajo el Convenio de Ramsar) y con un sitio candidato a AICA marina, formando parte de una de las áreas marinas costeras relevantes que se encuentran definidas como sitios candidatos a transformarse en áreas protegidas. El sitio candidato, llamado “Aguas al Este de la Isla de Tierra del Fuego”, fue identificado en el Programa de Áreas Importantes para la Conservación de las Aves Marinas (AICA Marinas) por especialistas en fauna marina del CONICET».

Y concluyeron: «La continua promoción para ampliar la frontera fósil en el mar no va en línea con las acciones que Argentina se comprometió a implementar de cara a la crisis climática que estamos atravesando. La transición energética no puede implicar una profundización de la matriz fósil».