Durante años compartieron ideales, canciones, luchas, pesares, amores, referentes políticos, históricos, sociales y musicales. Pero nunca un espectáculo. Suena extraño, pero la venezolana Cecilia Todd y la argentina Teresa Parodi solo compartieron escenario como invitadas de algún otro artista. Sin embargo, este proyecto conjunto no las sorprende; ni siquiera en el momento que ocurre. Les parece totalmente natural.

«Era lógico que nos juntáramos», dice Parodi acerca del ciclo La Patria es América. Se trata de una serie de conciertos que ambas brindarán durante todos los viernes de noviembre en el teatro Caras y Caretas.

«Nos llevan hacia el mismo lugar las miradas que tenemos sobre la música latinoamericana y sobre su unidad, que está clara en la mayoría de los cantores populares de América Latina y también de nuestros pueblos», agrega la cantautora correntina. «Esa necesidad del abrazo compartido con Latinoamérica se da en el espacio del arte, de la cultura, y no solo desde lo simbólico: sinceramente, para reafirmar en ese abrazo, la unión de nuestros pueblos», continúa. «El encuentro sucede en un momento de la historia que no es casual: necesitamos reafirmar nuestros lazos. Nuestros pueblos han reforzado siempre los lazos a través de lo cultural. Como hormiguita, el pueblo fue llevando y trayendo las canciones, las formas, la historia, los tejidos, los colores, los sabores de la tierra, compartiendo todo ese saber popular muy entrañable. Y también tuvimos un momento histórico en que nuestros representantes también se unieron, es decir que eran parecidos a nosotros. Eso nos llevó a Cecilia y mí, en este momento de Argentina, de Venezuela, del resto de América que está defendiéndose y luchando por mantener el lugar que se merecen sus mayorías, a juntarnos. Lo sentimos, nos empuja ese amor, esa necesidad, en un escenario, que es nuestro espacio», expresa Parodi.

–¿Por qué creen que, como les pasó a ustedes, se encuentra en un momento difícil la forma de juntarse y no sucede tanto en situaciones más cómodas?

Cecilia Todd: –Nuestras culturas, nuestros sentires, van mucho más allá que cualquier momento político, porque somos un solo pueblo. Se han juntado ciertas situaciones, pero desde el pueblo –no así desde los gobiernos– seguimos estando unidos, cada vez más identificados con lo nuestro y, de alguna manera, tomando conciencia de lo que somos. Esto se dio casualmente en este momento. El canto tiene un valor que ni siquiera nosotros dimensionamos. No conozco ni una persona que en su vida no haya escuchado música. El canto es un arma muy contundente, nos acompaña en la tristeza, la alegría, en la exaltación.

Teresa Parodi: –Cecilia es nuestra. Y nosotros nos reconocemos en ella cuando canta. Por eso no es casual que le hayamos puesto ese nombre al espectáculo, fue una idea de Cecilia. La razón del encuentro era obvia, pero también la enunciamos: nos vamos a encontrar en los grandes autores, vamos a decir textos, vamos a celebrar el latinoamericanismo con alegría, con la necesidad de ser nosotras mismas; entonces ella dijo: Le ponemos «La Patria es América». Y de inmediato acepté esa maravillosa frase de Simón Bolívar.

–¿Cómo seleccionaron a los autores que van a interpretar?

CT: –Hay nombres indispensables como Violeta (Parra), Silvio (Rodríguez), (Alfredo) Zitarrosa, Chabuca (Granda), Atahualpa (Yupanqui), canciones de Teresa, venezolanas; obviamente, siempre va a quedar afuera otro tanto. Fue un rollo. Pero a mí me tranquiliza mucho, porque eso quiere decir que a esos que quedaron afuera los vamos a poner en otro encuentro.

–Una excusa nueva para juntarse.

–¡Claro! (al unísono)

CT: –Chico (Buarque) nos quedó afuera, por ejemplo. Si no, el concierto duraría cinco horas, más o menos, y no sé si lo aguantarían (risas). Fue muy divertida la selección. Todo ha sido muy divertido, y muy deseado.

TP: –Muy disfrutado. En el encuentro del otro día, ya trabajando sobre el material, éramos como un chico al que le regalás un juguete que le gusta mucho y no sabe cómo empezar a usarlo. Fue muy hermoso disfrutar de la selección de canciones de semejante repertorio. La vigencia que tienen; cada palabra cantada es un lujo. También en nuestro corazón, en ellas nos reafirmamos.

–Es más que lucirse.

TP: –Por supuesto. Se trata de celebrar un repertorio. Mostrar lo orgullosas que estamos de ese repertorio, eso es lo que queremos hacer. Y reafirmarnos ahí, en ese concepto, esa manera de hacer la canción latinoamericana.

–¿El encuentro termina acá o continúa en el futuro?

CT: –En principio vamos a hacer cuatro conciertos acá y en Rosario, pero tenemos planes para el año que viene. Lo vamos a medir según la respuesta de la gente, que creo que va a ser buena.

TP: –Se abre una puerta que nos muestra un camino enorme. Vamos a cantar todas las veces que podamos.

–¿Entienden que en este momento, como sucedió en otras épocas, el arte vuelve a tener el lugar de un foco, de algo que alumbra una esperanza?

CT: –Creo definitivamente que sí. En diciembre va a hacer 16 años del Deslave de Vargas en Caracas donde hubo 30 mil desaparecidos. El cerro empezó a venirse abajo, fue una cosa horrible. Ahí se generó toda una acción de solidaridad. En ese momento, recuerdo que me llamó una amiga para hacer alguna acción solidaria, y dije: «Claro, vamos a cantar». Llegamos y con mis músicos nos aterrorizamos, porque lo que estaba pasando no se podía explicar. «Yo no sé si puedo tocar», me dijo mi músico; «y yo tampoco», le respondí. No sabía si tenía sentido. La gente que estaba en las gradas, en el mejor de los casos perdió la casa, pero la mayoría había perdido a su familia completa; había niños que estaban huérfanos, heridos; había una nena que no tenía ni un milímetro en el cuerpo que no tuviera heridas porque la arrastró la corriente por las piedras. Y todo así. Habían pasado dos o tres días de la tragedia. Y seguía lloviendo. Nunca en mi vida he cantado tanto. Cantamos como cuatro horas seguidas. Y eso fue para la gente como una tabla de salvación. Una cosa impresionante. Fue un bálsamo. Ahí nos dimos cuenta de que, por supuesto, tenía sentido. Y luego hicimos varios conciertos más. Tiene sentido. Y lo mismo pasa en momentos difíciles, como ahora para Latinoamérica. Y para el mundo. Porque no podemos hablar solo de Latinoamérica. Creo que estamos viviendo un momento único en la historia de la humanidad. Lo que está pasando en Siria, Yemen, en todas partes. Es muy duro.

TP (emocionada por el relato de Todd): –Creo que se necesita muchísimo del canto. No hay nada más esperanzador que eso. Y creo que el pueblo siempre ha encontrado los huecos, los espacios donde seguir poniendo luz. Estamos vivos. Hay una canción muy hermosa de Víctor Heredia que en un momento dice: «Los pueblos que cantan siempre tendrán futuro». Es muy importante pensarnos cantando. En «Guitarra Negra», Zitarrosa dice: «Hace falta mi paso en la marcha, mi mano en la bandera, mi voz en el coro». Bueno, nosotras hemos estado siempre en la marcha de nuestros pueblos, en los amores y en los dolores, y nunca dejamos de cantar. Y no dejaremos.

Construcción colectiva

«Siempre supe que mi trabajo en el Ministerio sería de un año y ocho meses, que era lo que faltaba para completar el mandato de Cristina», dice Teresa Parodi sobre su paso por la función pública. «Es un ministerio solo pensado para la cultura, algo que ella me pidió que haga y lo dejé armado y funcionando. Llevarlo a rango de ministerio fue una decisión política extraordinaria y el corolario de una política ejecutada desde el primer momento del proyecto kirchnerista: salir a buscar al pueblo haciéndose a sí mismo, diciéndose a sí mismo. En ese momento yo tomé la decisión de no cantar. Ha habido otros ministros, como Gilberto Gil en Brasil, que sí cantaron. Pero siempre supe que iba a volver al canto. Incluso, si el pueblo argentino elegía el mismo proyecto político. Seguiré militando, como hago de chiquita, que para mí es un sinónimo de amar, de pensar con otros, nunca solo, de estar bien muchos, no poquitos. Sigo con ese sueño de construcción colectiva. Si vas buscarme, buscame ahí», agrega Parodi.

Venezuela desde adentro

«Nosotros estamos en guerra -dice sin titubear Cecilia Todd sobre la situación actual de su país-. Lamentablemente Venezuela tiene una de las reservas más grandes del planeta. Siempre lo he sentido así: la desgracia de Venezuela es el petróleo. Pensaban que Venezuela siempre iba a estar en manos de los que habían vendido el país y resulta que llegó otro proyecto y otra mentalidad y se asustaron mucho. Es una guerra de cuarta generación: no hay bombas físicas, pero sí hay bombas mediáticas y económicas. La guerra mediática ha sido brutal, perversa. Cuando se hizo una campaña para cambiar las lamparitas de luz por unas de bajo consumo, hubo gente que se negó porque decía que en cada lamparita había una cámara de video que proyectaba a una pantalla que estaba mirando Fidel en Cuba. Lo decían en serio. Después se sumó la guerra económica. Dicen que hay desabastecimiento pero lo que hay es acaparamiento y por eso no hay productos. Es muy fuerte ir en contra de eso.»