Hace poco más de diez semanas, la enfermera Brenda Agüero fue detenida en Córdoba, tras conocerse la muerte de bebés en el Hospital Materno Neonatal de Córdoba entre marzo y junio de este año. En este tiempo la fiscalía de instrucción confirmó las pruebas que por entonces incriminaban a la profesional como presunta autora de los hechos que sucedieron y sumó otras adicionales que agravarían su situación. Una la consideran de suma importancia: las búsquedas que ella hizo en internet sobre cómo dosificar potasio e insulina en bebés.

La idea del fiscal Raúl Garzón es confirmar este lunes la prisión preventiva y extenderla la imputación de homicidio calificado por procedimiento insidioso a las otras tres muertes que ocurrieron en ese lapso de tiempo. «No se descarta incluso que el fiscal agregue la imputación por intento de homicidio a los ocho bebés que también se descompensaron pero que lograron sobrevivir», agrega una nota periodística de La Voz de Córdoba.

Hubo una prueba principal que incidió para detener a Brenda el 19 de agosto pasado: la autopsia realizada a las bebas Angeline Rojas y Melody Molina. Nacieron sanas y vigorosas el 6 de junio en el Neonatal, pero murieron de manera inexplicable antes de cumplir el primer día de vida. La autopsia reveló que la causa de la muerte fue un exceso de potasio “incompatible con la vida”.

En ese marco, la fiscalía encontró las búsquedas que ella hizo en Internet: en noviembre del año pasado, y luego en más de una ocasión, la profesional “googleó” cómo dosificar potasio e insulina en bebés.

«Según fuentes oficiales, la sospechosa accedió a documentación técnica que daría sustento a lo que pasó después en el Neonatal. Esto confirmaría que ella habría pensado y diseñado un mecanismo para causar la muerte y que luego, en base el estudio de los casos, habría aplicado y hasta probado con diferentes variantes», apuntó La Voz.

muerte de bebés en córdoba

Patrones

Hay un patrón común: al menos 10 de los 13 bebés estudiados se descompensaron en las dos horas posteriores al nacimiento.

Eran recién nacidos sanos, con más de tres kilos de peso, Apgar excelente y embarazos controlados que, de repente y sin ninguna explicación clínica, presentaron dificultad respiratoria, labios morados, taquicardia, arritmias y/o bradicardia.

La inoculación de potasio provoca estos síntomas y es causa suficiente para causar la muerte, según confirma el informe médico realizado sobre cada una de las historias clínicas analizadas.

Pero de esos 10 bebés, cinco murieron (Francisco, Benjamín, Ibrahim, Angeline y Melody) y otros cinco pudieron sobrevivir. Hasta el momento, hay dos respuestas posibles: o la persona que los trató aplicó diferentes dosis o la aplicó en diferentes zonas del cuerpo. O ambas.

Según explican, por vía central inocular una ampolla de potasio (de 5 ml) causa la muerte a los 40-50 minutos.

Por vía periférica puede demorar algunas horas, incluso más de 10. Por lo que indican los informes médicos, y por lo que reveló también el expediente al que accedieron todas las partes, los pinchazos se produjeron en las piernas y en diferentes zonas de la espalda de los bebés.

«Una hipótesis es que la enfermera buscaba que las descompensaciones no se produjeran siempre en su turno de guardia. Otra posibilidad es que haya estado apurada y que la inoculación haya sido errática», agregó La Voz.

Hay otros cinco bebés cuyos análisis revelan también un exceso de potasio. En el caso de F.B. del 24 de abril, el potasio a los 90 minutos de vida arrojó 8,2 mEq/l, cuando por arriba de seis ya es anormal en un bebé que nació sano. A L.H., nacida el mismo día, el potasio le da 7,5 mEq/l en las mismas circunstancias. Lo mismo habría ocurrido con I.G., nacida el 26 de abril y con G.B., del 1° de mayo. El quinto caso es el de P.M., nacida el 6 de junio, que sobrevivió porque las médicas se dieron cuenta –después de lo ocurrido con Angeline y con Melody que fallecieron ese mismo lunes– que tenía exceso de potasio y lograron médicamente revertirlo. Estuvo internada 16 días en el Neonatal con lesiones con tejido necrosado que requerirá cirugías futuras.

En tanto, hay otros tres casos en los que no se sospecha del potasio sino de la insulina.

Por ejemplo, el caso de M.T., también nacida el 6 de junio, cuya insulinemia arroja 1000 UI/L. Esa beba estuvo 18 días internada y hoy está con tratamiento por convulsiones.

El segundo bebé es J.L., cuya mamá hizo diabetes gestacional durante el embarazo, que controló con dieta. A las 16 horas, ese bebé presentó taquicardia, palidez e hipoglucemia indosable, por lo que se lo interna en UCI. Luego, con una insulina de 3520 UI/l pasa a terapia. A los 12 días se va de alta. «No hay explicación médica posible para semejante valor de insulina más que la de una inoculación intencional, ya que lo normal de insulina basal es 15», comentaron.

El tercer caso es el primero en todo el proceso: una beba nacida el 18 de marzo (U.M.) que a las dos horas de descompensa y pasa a terapia con compromiso neuronal. Luego de dos días, se recupera y se va de alta a la cuarta jornada. Este caso fue agregado tres meses después por personal del Neonatal que, casi de manera independiente y solitaria, empezó en mayo a armar la línea de tiempo de lo sucedido. No está claro si en U.M. fue insulina, potasio o alguna otra sustancia psicotrópica.

«Las dos autopsias y sus búsquedas en Google sobre el potasio y la insulina son dos pruebas de peso en manos de la fiscalía», explican en la prensa cordobesa. No son las únicas.

La tercera prueba es que Brenda Agüero estaba de guardia (trabajaba de 6 a 14) en los ochos días en los que se sucedieron los 13 episodios. La cuarta prueba se desprende de su propia declaración, porque ella se situó en tiempo y espacio en el lugar de los hechos. Agüero se presentó ante el fiscal el 7 de septiembre y durante dos horas y media, sin aceptar preguntas, contó con detalles su versión de los hechos.

Reconoció que estuvo a solas con la mamá, el bebé y eventualmente un tercero (papá o abuela) en la sala de recuperación de las mamás y que en todas las circunstancias tuvo en brazos a los bebés.

Esa admisión, según pudo saber La Voz, «es casi incriminatoria, porque veladamente estaría admitiendo en qué momento actuó».

Además, se agregan el faltante de dosis de potasio que detectó la dirección de farmacia del Neonatal y comportamientos de ella revelados por los más de 200 testigos que pasaron por la Fiscalía.

Hay al menos cinco casos en los que es ella la que avisa al personal médico de alguna anomalía en los recién nacidos, como labios morados o dificultad para respirar. Eso les llamó la atención incluso a las médicas: cómo una enfermera de obstetricia, que está abocada al cuidado de las mamás, tenía esa capacidad para detectar en los bebés que algo andaba mal.