La Fibrosis Quística (FQ) es una enfermedad poco frecuente, hereditaria, crónica y sin tratamiento curativo que deteriora progresivamente el tejido muscular de distintos órganos, como los pulmones, el páncreas y el hígado, e incluso generar dificultades respiratorias e infecciones recurrentes. Actualmente en la Argentina la padecen miles de personas. Tiene una alta tasa de mortalidad, sobre todo en países con menos niveles de desarrollo: la expectativa de vida de una persona con fibrosis quística en nuestra nación es 20 años menor a la de países con mayores niveles de acceso a medicamentos.

Las opciones para acceder a un tratamiento con antibióticos hasta el momento son importadas, con un alto costo para el paciente y el sistema de salud. Pero mientras tanto, la ciencia nacional busca una respuesta. O mejor dicho: una alternativa. En eso están en la Universidad Nacional del Sur (UNS), donde trabajan en una formulación innovadora: producir un medicamento inhalable contra ella.

El equipo de trabajo está integrado en su mayoría por investigadoras mujeres. Realizan sus tareas en la Planta Piloto de Ingeniería Química (PLAPIQUI) de Bahía Blanca, perteneciente a la UNS y al Conicet. Allí buscan conformar la caracterización integral de la formulación, con el financiamiento de $20 millones de pesos por parte del Ministerio de Ciencia.

La iniciativa demandará al menos tres años, en los que diseñarán y formularán el prototipo de un medicamento inhalable que contiene el antibiótico Tobramicina, clave para el tratamiento de la FQ. Buscarán hacerlo apto para su administración mediante dispositivos portables, que se accionarán por la inspiración de la persona.

Para eso producirán y caracterizarán las partículas en polvo seco desarrolladas mediante novedosas estrategias de formulación y procesamiento. Y prevén realizar estudios de estabilidad y equivalencia farmacéutica que consisten en comparar el producto con el medicamento de referencia que actualmente se usa como alternativa, y que es importado. Hoy los métodos más utilizados en el país son los de nebulización o en aerosol, tipo puff, no el inhalador.

En los dispositivos que están diseñando, “el polvo seco del antibiótico está contenido en una especie de cápsula de gelatina rígida que se inserta en el inhalador, que tiene un sistema de agujas que rompen la cápsula al ser inhalada. Al terminar su ciclo de uso, el inhalador puede ser descartado, sin riesgo de contaminación”, contó la titular técnica del proyecto por parte de PLAPIQUI, Nazareth Ceschan, a la Agencia TSS, de la Unsam.

Una de las ventajas de los inhaladores secos es que permiten que el medicamento, en este caso uno de los más utilizados para el tratamiento de la fibrosis quística, ingrese de forma directa hacia los pulmones, evitando que se distribuya por todo el cuerpo. Además, esta tecnología es más fácil de utilizar y promueve la adherencia a los tratamientos, ya que no necesitan ser higienizados, a diferencia de los nebulizadores, que deben ser correctamente desinfectados e higienizados luego de cada uso.

“Hay que tener en cuenta que los pacientes con fibrosis quística tienen los pulmones con mucha carga microbiana y se contaminan también los nebulizadores, por eso hay que limpiarlos muy bien”, advierte Ceschan, que es doctora en Ciencia y Tecnología de los Materiales y se especializó en este campo mientras cursaba su doctorado en la Universidad de Texas, en Austin, Estados Unidos.

La producción pública

Una vez avanzado el desarrollo, el equipo de investigación asistirá a la red de laboratorios públicos en la adopción de este tipo de tecnologías de inhaladores de polvo seco (IPSs), a través de capacitaciones y transferencia de conocimiento, para que se produzca y se distribuya a nivel local y de manera pública, junto con métodos relacionados al control de medicamentos para terapias inhalatorias. «De este modo, se espera tener un mayor impacto territorial que cubra las necesidades que demanda el Ministerio de Salud de la Nación frente a una enfermedad poco frecuente a la cual el Estado debe dar cobertura», plantearon desde el Ciencia.

Ceschan reveló que ya hay dos laboratorios que cuentan con experiencia en la fabricación de antibióticos y están interesados en esta tecnología, que es “bastante nueva y representaría un diferencial tecnológico importante” para quienes tomen la iniciativa de producirlos.

Desde el 2020, las personas afectadas por esta enfermedad están protegidas por la Ley 27.552, que busca garantizar el abordaje integral de las y los pacientes, ya sean niños o adultos, bajo el Programa de Enfermedad Poco Frecuente, que incluye el acceso a los servicios de salud, prevención, rehabilitación y tratamientos necesarios, casi siempre de alto costo (como en casi todas las enfermedades poco frecuentes), lo que dificulta el acceso y la adherencia a las terapias.

Desde el Hospital Garrahan explicaron que su diagnóstico se realiza por medio de una prueba de sudor o la identificación de 2 variantes de genes que causan la FQ: «Hasta hace tres años el tratamiento era sólo sintomático. Pero en la actualidad, con el desarrollo de la terapia moduladora, está dirigido a la corrección de la proteína CFTR cuya alteración da origen a la enfermedad». Las nuevas medicaciones corrigen en parte la alteración que produce, reduciendo los efectos de la FQ. Estos avances y el seguimiento multidisciplinario permiten que las y los pacientes tengan mejor sobrevida, aunque el acceso a medicamentos es aún restringido.

“No existe prevención para esta enfermedad, pero se pueden realizar estudios genéticos en personas sanas cuyas familias tengan algún miembro con FQ. De esta manera, cuando estas personas llegan a edad adulta y desean programar un embarazo, se puede conocer si son portadores o no de FQ”, expresó Claudio Castaños, jefe de Neumonología.

“La diferencia más grande que encontramos entre los pacientes que reciben tratamiento multidisciplinario y quienes no, es la sobrevida. Con un diagnóstico a tiempo y un tratamiento eficaz, las y los pacientes de temprana edad deberían tener una calidad de vida normal”, agregó.

Según afirmaron, en Argentina existen entre 1800 y 2000 pacientes pediátricos con FQ. La incidencia es de 1 cada 7000 nacidos vivos. En el centro de salud de referencia, ubicado en CABA, se encuentran en seguimiento más de 170 pacientes asistidos por el grupo multidisciplinario conformado por Kinesiología, Alimentación, Nutrición y Neumología.

El proyecto del inhalador de la Universidad del Sur forma parte de la convocatoria que financia proyectos estratégicos de Investigación y Desarrollo (I+D) en Producción Pública de Medicamentos (PPM) orientados a fortalecer las capacidades científico-tecnológicas y productivas del país, y cubrir las necesidades estratégicas nacionales en materia de salud pública.

Durante la visita a la planta de la Dirección Nacional de Proyectos Estratégicos (DNPE) del Ministerio de Ciencia, Ceschan destacó la importancia del diseño del prototipo que “empleará un proceso innovador que previamente se desarrolló en el grupo de trabajo. De esta manera, el conocimiento generado en el ámbito académico permite dar solución a un problema de salud pública, con el agregado de sumar como productores a los Laboratorios de la Red de Producción Pública de Medicamentos de Argentina. Poder afrontar tan grande desafío nos llena de orgullo”.