“Ya sé que me cagó. Tuve que vender todo lo mío pero igual no la voy a recuperar. Pero quiero que no cague a más gente.  Es importante que la gente conozca quién es este tipo que cagó a medio mundo”.

Ricardo Sodo Toranzo -24 años, intermediario en la venta de autos de alta gama, uno más del club de damnificados por Juan Mariano Martínez Rojas- sufre la vergüenza y el rencor del estafado.  “Me dejó en la lona –sigue-. Tenía la cabeza tan bloqueada que no era capaz de vender un auto. Me arruinó.”

Ricardo todavía lamenta ese día de junio de 2015 en que Martínez lo contactó por Facebook interesado en la publicación de un Jeep SRT8 valuado en 1,4 millones pesos.

“Me quería dar –recuerda- la mitad en efectivo y el resto en cheques pero como no lo conocía le dije que no. Igual me quedó el contacto y me llamó la atención que estuviera vendiendo un Audi SR5 negro por Mercado Libre así que empecé una relación porque me interesó tenerlo como potencial cliente.”

Ricardo terminó vendiéndole el auto a Martínez, quien se presentaba como dueño de una financiera, generando entre ellos un vínculo comercial que no tardó en convertirse en algo personal. 

“Pasó a ser como un amigo. Me llevaba a comer a Gardiner o íbamos al Kansas de Pilar y si tomábamos algo siempre pedía champagne Baron B. Tenía buena presencia, usaba trajes Gucci y era educado, daba toda la impresión de ser alguien con guita. Por esa época hicimos unos ocho, diez negocios juntos y siempre cumplió. Hasta llegué a invitarlo a comer a mi casa.”

Ricardo recuerda que en una de esas noches, cuando el alcohol ya había aflojado cualquier tensión, le confesó a Martínez que había leído sobre las reiteradas denuncias de estafas que tenía en Corrientes. “Me contestó que eran todas falsas o viejas que prescribieron. Yo pensé que si no estaba preso entonces estaba todo bien pero le aclaré que si me hacía algo así a mí, me cagaba la vida porque no tenía resto para levantarme”.

En el ambiente de los autos de alta gama se empezó a propagar el comentario de que Martínez tenía fama de buen comprador porque pagaba sobreprecio. Así que los vendedores no tardaron en darle facilidades. 

“El modus operandi de Martínez era siempre el mismo: a mí me compraba un auto de un millón de pesos en cuatro cuotas y después se lo vendía a otro en 700 mil pesos al contado. Todos en el ambiente pensábamos: qué raro que esté perdiendo plata, porque el más rico es el más rata. Así que empezamos a sospechar .»

La fachada de Martínez no tardó en derrumbarse. Ricardo recuerda que en algún momento comenzó a poner excusas a la hora de depositar el dinero que debía y que llegó a ofrecerle sus Rolex en forma de pago. Fue un aviso para Ricardo confirmar que esos relojes eran “truchos” al intentar venderlos para recuperar su dinero.

“En noviembre me empezó a dar cheques a 30, 60 y 90 días que volvieron todos rechazados. Eran montos grandes, de 200, 300 y 400 mil pesos. Es en ese momento cuando Martínez me manda al arco y me deja un descubierto de 3 millones de pesos.  Antes siempre levantaba los cheques rechazados y si ibas a su oficina con dólares te daba pesos y viceversa. Por eso le creí cuando me dijo que manejaba una financiera. Pero era todo un cuento chino”. 

En total son cinco los autos que Martínez no terminó de pagarle a Ricardo: un Smart modelo 2015, un Passat CC modelo 2011, una Cherokee Limited modelo 2010, un Mercedes Benz C250 modelo 2014 y un Audi A5 modelo 2010.

-¿Por qué le entregó los autos si todavía no los había pagado?

-Porque a esa altura era más un amigo que un cliente. En este negocio uno no suele entregar los papeles del auto hasta que la deuda se cancela, pero cuando son clientes de mucha confianza se los entregas igual. Al principio me tuve que hacer cargo de los cheques rechazados hasta que no pude más y me quedé con un quilombo de tres millones de pesos. 

Por culpa del atraso en los pagos, Ricardo recibió la visita de un par de matones enviados por una financiera. “Le escribí a Martínez y le dije que por su culpa me querían cagar a tiros. Es tan caradura que se enojó conmigo. La excusa perfecta del estafador. Enojarse para no pagar.” 

-¿Qué argumentos le daba para no pagarle?

-Me decía que estaba trabado con un problema y que le tenga paciencia pero hizo lo mismo con otra gente. A un amigo al que también le compró autos le debe 15 millones de pesos, a la concesionaria Malek Fara otros 620 mil dólares. Sé que estuvo un año escondido en una estación de servicio de Chaco por las estafas que hizo en el norte del país. En Corrientes es mala palabra porque debe más de 5 millones de pesos en deuda de autos que compró y dejó colgado. Es un don nadie, un estafador que vive de apariencias. Se armó una oficina que es una pantalla y donde debe seis meses de alquiler. A una secretaria le pagó con una computadora porque dijo que no tenía plata para darle. 

-¿Le comentó cuál era su intención cuando compró Tiempo y Radio América?

-Cuando compró la radio me dijo: «no sabés la que me mandé. La saneo, la vendo y me ganó un millón de dólares.» Yo pensaba que era un crack de los negocios pero pasó una semana, un mes,  tres meses, y nada. Hasta conozco a la persona que le prestó  los 250 mil pesos para pagarle los sueldos a Radio América. Después de eso comenzó a jactarse de que no iba a pagar una mierda. Yo tengo cheques rebotados de él con los que puedo empapelar todo Buenos Aires. Muchos salieron de una chequera de Balkbrug.

-¿Qué espera que pase con Martínez?

-Espero que algún día vaya preso. Tengo amigos que están esperando un milagro. En realidad es más feo: están esperando que Martínez “garque” a otro para que les pueda pagar a ellos.

Otros estafados

“Lamento el daño que este personaje les pudo haber causado. Admito que recordar lo que me hizo Mariano es lo que más me jode de todo pero les puedo decir que no tiene límites, que le importa todo una mierda y que más allá de que no me guste admitirlo es un tipo muy hábil porque sigue y sigue estafando a gente”.

Lo dice Pedro Kaenel desde España. La distancia no fue un obstáculo para que este joven correntino de35 años comparta con Tiempo su triste experiencia con Martínez Rojas.

“Mariano me estafó por más de 700 mil pesos. En 2012 le vendí un BMW M6  pero al tercer cheque me empezaron a rebotar todos. Él siempre trataba de levantarlos hasta que no los levantó más”.

Kaenel ya le había comprado otros autos a Martínez, usando la misma estrategia que le permitió amontonar víctimas como Ricardo en Buenos Aires. “Se presentaba como una persona con la que podías hacer buenos negocios”. 

Aunque muchos prefieran callar las estafas para evitar que trasciendan sus movimientos de dinero, se calcula que en Corrientes al menos 20 personas de alto poder adquisitivo cayeron en las redes de Martínez Rojas. Kaenel, en cambio, decidió llegar a la justicia pero se topó con un doloroso imprevisto: el asesinato de su abogado.

“Fue todo muy raro. Lo único que puedo decir sobre ese tema es que con el crimen la causa se cayó porque ya nadie siguió el tema”.