Harvey Weinstein en Hollywood, Ari Paluch en Argentina, George Bush padre entre los políticos estadounidenses e Yves Cochet entre los parlamentarios de la Unión Europea concentraron esta semana las acusaciones por acoso sexual. La emergencia simultánea del tema en distintos puntos del globo muestra el empoderamiento logrado por el movimiento feminista en estos últimos tiempos y sienta un nuevo consenso para las relaciones sociales: tolerancia cero al acoso.

La noticia conmocionó el mundo del espectáculo: The Weinstein Company, una de las principales productoras cinematográficas de Hollywood decidió despedir a su presidente y fundador Harvey Weinstein. El motivo: una enorme cantidad de denuncias de acoso y abuso sexual que ya no podían ser acalladas. Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Mira Sorvino, Rosanna Arquette y la francesa Léa Seydoux fueron sólo algunas de las que decidieron no callar lo que en Hollywood se consideraba «un secreto a voces»: el del productor que las abordaba con intenciones sexuales a cambio del estrellato. Una primera denuncia empezó la ola que terminó con su expulsión de su propia compañía y el repudio de todas las celebrities. Incluso la expulsión por más de dos tercios de la Academia que entrega los premios Oscar.

La denuncia de la microfonista de América 24 Ariana Charrúa fue la que inició el escrache en el caso de Ari Paluch. La insólita excusa del conductor, aludiendo un intento de «choque esos cinco», y el video que lo muestra tocando la cola de la microfonista cerraron su condena social. Poco después se sumaron denuncias y el canal de cable decidió despedirlo.

La actriz Heather Lind, de 34 años, también tomó coraje con la ola de denuncias y se animó a contar que el expresidente de EE UU George Bush padre (93) también le había tocado la cola desde su silla de ruedas cuando lo conoció en 2013. El exmandatario pidió disculpas en un comunicado.

El miércoles el tema llegó al Europarlamento, cuando tras una denuncia de una asesora, decenas de legisladoras salieron a respaldarla con un cartel de «me too» (yo también) en solidaridad.