Con la definición de la candidatura presidencial de la exalcaldesa, Claudia Sheinbaum, para la continuidad del oficialista Morena que conduce el presidente Andrés Manuel López Obrador, México se encamina hacia el hecho histórico de que una mujer puede presidir el país luego de las elecciones de junio de 2024. No solo por las chances reales de la candidata de una alianza de corte popular cuyo gobierno cuenta con buena imagen y apoyo, sino porque su principal contendiente también es mujer: la senadora del Partido Acción Nacional (PAN), Xóchitl Gálvez, encabezará la fórmula del Frente Amplio con México, una alianza con la segunda minoría en bancas en la Cámara Baja si se suman las de sus miembros, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática.

La disputa tendrá como antecedente más cercano las elecciones de junio pasado, en las que la candidata de Morena, Delfina Gómez, le ganó la gobernación del Estado de México a su única contendiente, Alejandra del Moral, quien representaba la misma alianza opositora. Oportunidad en que se dio el doble hecho inédito de contar con dos candidatas mujeres y tener, a partir de allí, una mujer gobernando el estado más populoso del país.

Foto: CLAUDIO CRUZ / AFP

La elección interna para encabezar la boleta de la alianza que integra a Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México, se terminó de definir el miércoles con los resultados de un sistema de encuestas adoptado por primera vez y que también utilizó la alianza opositora. Sheinbaum se impuso con resultados entre 36,6% y 41,1% en los cinco sondeos, seguida por el excanciller Marcelo Ebrard, con entre 25,0% y 26,4%; el exsecretario de Gobernación Adán López, con entre 10,0% y 12,2%, y el senador Gerardo Fernández Noroña, con entre 9,3% y 12,2%.

La designación marcó el final de AMLO al frente del movimiento, en sus propias declaraciones, y produjo un resquebrajamiento interno, porque el excanciller cuestionó los resultados y se llegó a especular con su salida del partido, aunque fue luego desmentido. En las últimas horas, luego de tener un encuentro en el que fue elegida coordinadora de los comités de defensa de la llamada “cuarta transformación” que enarbola el presidente, Sheinbaum llamó a “trabajar en conjunto y superar cualquier diferencia, porque lo que importa es el proyecto de país”. Previamente había declarado que “las puertas están abiertas de Morena y que cuando él (Ebrard) quiera nos podemos sentar a platicar”. El excanciller mañana tendrá una reunión con su núcleo más cercano para discutir los pasos a seguir.

Poco antes de iniciar un viaje a Colombia, donde se reunió con el presidente Gustavo Petro, AMLO entregó el bastón de mando a la nueva candidata, un símbolo que representa la conducción del movimiento político. Horas después, frente a una consulta en su habitual conferencia de prensa sobre el conflicto con Ebrard, AMLO respondió: «Ya no quiero hablar de eso, yo ya terminé mi ciclo como dirigente del movimiento de transformación».

El futuro duelo entre las dos principales candidatas a presidir México (el INE se encuentra en proceso de evaluación de 27 postulaciones) será también un choque de orígenes, personalidades y estilos. Procedente de la burguesía intelectual capitalina, Sheinbaum es nieta de judíos inmigrantes de Bulgaria y Lituania. Sus adversarios la describen como poseedora de un talante reservado y prudente, sin carisma. Reivindica la herencia de las luchas sociales y no haber pertenecido jamás al PRI. En nombre de Morena, afirma que defenderá a los más pobres y a las comunidades indígenas, y celebra los buenos resultados macroeconómicos del actual gobierno, tales como la fortaleza del peso mexicano.

Gálvez, en cambio, es originaria de un pueblo del Estado central Hidalgo. Xóchitl (flor, en idioma náhuatl), nació en una familia pobre, de padre indígena otomí y madre mestiza, es ingeniera y emprendedora exitosa, con un discurso que no ahorra exabruptos. “Mi regla de oro: no quiero rateros, ni huevones, ni pendejos”, dijo el día siguiente de su designación, y agregó que combatirá la violencia con “ovarios”. Suele vestir prendas de tradición indígena, se declara liberal y progresista, sintetizando el ideario de los tres partidos que la respaldan.