Un paper elaborado por un ex funcionario de Rafael Correa, que hoy tiene enorme predicamento en Revolución Ciudad tiene frases elocuentes. Por caso: “La segunda vuelta viene complicada. Todos los candidatos van a apoyar a nuestro contrincante”.

Restan siete semanas para el balotaje en Ecuador del 15 de octubre. Sólo una semana desde que más de 10 millones (sobre 13 millones habilitados, un 83%, notable asistencia aunque no histórica) hayan elegido a la fórmula Luisa González Alcivar-Andrés Aráuz Galarza (Revolución Ciudadana) con 33.61 % como la más votada, lo que era presumible, y que la de Daniel Noboa-Verónica Abad Rojas (Alianza Democrática Nacional) fuera la segunda, con 23,47%, una verdadera sorpresa. Será la inmediata pelea por la presidencia para el lapso de menos de dos años que deja Guillermo Lasso, luego de su decisión de “muerte cruzada”.

Christian Zurita, el reemplazante del candidato Fernando Villavicencio, también sorpresivamente logró el 16.37 por ciento. Recién luego se ubicaron Jan Topić (14.41 %), y muy lejos los devaluados Otto Sonnenholzner (7.06 %) y Yaku Pérez (3.97 %), que las encuestas ubicaban mucho más arriba.

No es lo que esperaba el correísmo que hasta el magnicidio de Villavicencio, diez días antes de las elecciones, cuando los encuestadores de todo espacio, advertían sobre la posibilidad concreta de que González ganara en primera vuelta. Pero esos siete puntos y pico para lograr los 40 requeridos para evitar el balotaje (con una diferencia de 10 sobre el segundo) se derrumbaron y la pérdida pone en verdadero entredicho el eventual triunfo de RC, tras la década que gobernó Rafael Correa, concluida el 24 de mayo de 2017.

Ese crucial paquete fue, según el correísmo, perdido como consecuencia de fake-news y la acción de los medios de comunicación. Las insinuaciones corrían desaforadas y desmentidas desordenadas. En eso cayeron aunque la acusación sea un “absurdo en términos de cálculo político. Es pegarse un tiro en los pies, además de insultante en términos éticos”. Pero reconocen: “Con esa muerte entramos en caída libre. Aunque no nos derrumbamos. Eso fue un alivio”.

Foto: AFP

Opositor o no tanto

Hubiesen preferido a un anticorreísta puro. “Noboa representa a una posición de centro. Pero absorbe a la derecha, incluso un correísmo blando que estaría dispuesto a votar por él”, dice ese informe.

Daniel Roy-Gilchrist Noboa Azín tiene 35 años, casado, dos hijos. Se trasladó a votar a bordo de su propio helicóptero, siempre enfundado en chaleco antibalas. Alcanzó lo que no pudo su padre: Alvaro Noboa, empresario bananero, de transporte marítimo y bienes raíces (128 empresas en 50 países, unos u$s 910 millones), quien transitó cinco frustrantes campañas presidenciales. Su delfín, a los 18 años fundó una empresa de organización de eventos y recién inició su carrera política en 2021 cuando logró su banca en la Asamblea nacional. Estudió administración de negocios en Harvard y comunicación política en la George Washington.

Tal vez le haya servido para pasar casi inadvertido en la campaña, con bajísima predicción electoral, que no superaba el quinto peldaño. No fue blanco de ataques, ni él agredió. Hasta el domingo del debate, el anterior a las elecciones, cuando sorprendió con un discurso preciso, prometió “darle seguridad, sostenibilidad y empleo al país”, elogió con elocuencia a las FF AA y se plantó: “No somos ni hemos sido contratistas públicos, ni partes de gobiernos anteriores”. Desde RC justifican la actitud muy cauta de Luisa González, de no hacer demasiado polémica, aunque luego concluyen que fue un grave error. Sobre Noboa, afirman: “No sabemos si se puede sostener en segunda vuelta y cuál es su piso. Es una moda… Llegó muy de repente y no ha sufrido el escrutinio público. Viene como un outsider y sin embargo es el hijo del hombre más rico del país. Parte del establishment, con mucho apoyo al gobierno actual”.

Pero Noboa insiste en que no es anticorreísta.

Una nueva campaña

La cuestión es cómo encarar, entonces, la campaña para la segunda vuelta. Consideran que Correa tiene un 60% de aprobación aunque no se logre trasladarlo a las urnas: el voto duro representa un 25/30, y González sacó el 33 por ciento.

Cómo revertir esa situación, entonces. “Debemos demostrarle a la gente que Noboa es el continuismo de Lenín Moreno y de Lasso. Demostrar quién es, que no es un offsider, que es otro millonario”. Claro que también tiene el voto joven: “Debemos demostrar que no somos sólo la nostalgia de la Revolución Ciudadana. Y acumular por sectores no afines. Con un discurso claro y contundente. Saliéndose del tradicional discurso nuestro. Es el principal trabajo de los estrategas”.

Dolores Gandulfo estuvo en Ecuador el domingo de las elecciones, representando a la COPPPAL (Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe) y analiza: “La segunda vuelta está muy difícil. La RC debe salir de esa encrucijada correísmo-anticorreismo. En el 2021 ganaron la primera vuelta pero en segunda perdieron con Lasso, que había tenido un 16%, un candidato muy malo, que sin embargo llegó a la presidencia con el anticorreísmo unido. RC debe aprovechar el capital político que en las elecciones de febrero último, las regionales y municipales, en las que triunfó en muchos territorios. Por ejemplo, en Quito, Pavel logró la alcaldía. Tratar de que la ciudadanía recuerde el pasado y las grandes obras que se hicieron. La idea de que el correísmo puede gobernar, gestionar y generar gobernabilidad. La ciudadanía requiere estabilidad política”.

Siete semanas. Los tres últimos presidentes (Rafael Correa, Lenin Moreno y Guillermo Lasso) están siempre presentes, aunque, por distintos motivos, bien lejos de ser candidatos. Es más, tanto Luisa González como Daniel Noboa, ideológicamente más o menos opuestos, eran casi unos desconocidos hasta hace horas. En siete semanas se dilucidará cuál de ellos se sentará en el sillón presidencial del Palacio de Carondelet.  «

«Un escenario muy difícil»

«Había muchísima expectativa y temor. Si esa violencia generalizada incidiera en la ciudadanía, como no votar. Pero la participación fue alta, del 82%, aunque en el 2021 fue del 87% Ecuador siempre fue uno de los países con mayor participación. El voto es obligatorio y las multas son altas, de U$S 45. El despliegue de las fuerzas de seguridad fue mayor, muy fuerte. Hasta Noboa fue con chaleco de fuerza».


Dolores Gandulfo, especialista en Relaciones Internacionales, Procesos Electorales y Políticas Públicas, advierte: «Hubo un antes y un después con el asesinato de Villavicencio. Claro que influyó en el voto. Hubo muchas campañas de desinformación que le indilgaban la cuestión a Correa. Una campaña en redes sociales que vino desde Colombia, y desgastó a Revolución Ciudadana. Sin embargo, RC no hizo una mala elección».


Señala que «el escenario de segunda vuelta es muy difícil, sobre todo porque Noboa no estaba en los papeles. Se espera lo apoyen JanTopic, como Sonnenholzner y Zurita, todos anticorristas. Y el clima político sigue raro. Hay que ver cómo influyen los acuerdos de cúpula, si se traslada al elector».