Del 6 al 17 de agosto de 1961 se celebró en Punta del Este, Uruguay la reunión de la Conferencia del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES) promovida por la Organización de Estados Americanos (OEA). Asistieron importantes líderes políticos de la región; Cuba estuvo representada por el comandante Ernesto Che Guevara.

El objetivo fue presentar el nuevo programa de política externa de los Estados Unidos para América Latina, la llamada Alianza para el Progreso. O sea, un programa de cooperación técnica y económica que, por una parte, aseguraba su injerencia en los asuntos latinoamericanos. Con la Carta de Punta del Este, el gobierno norteamericano se convertía en repartidor supremo de recursos económicos e imponía las diferentes reglas de juego para la región. Por otra parte, aislaba a la Revolución Cubana del resto de los países de la región. (Cuba, tras derrotar el intento de invasión en Playa Girón, se había declarado socialista).

En aquellos momentos, el gobierno de John Kennedy se proponía que los Estados Unidos ampliaran realmente sus fronteras llevando su dominio político, económico y social a la América Latina bajo el manto de un proyecto de ayuda financiera. El apoyo prometido no incluía a Cuba.

En su intervención inicial, el Che recordó las palabras de José Martí:

El pueblo que compra, manda; el pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio para asegurar la libertadUna nueva etapa comienza en las relaciones de América, dice el informe a discutir, y es cierto. Sólo que esa nueva etapa comienza bajo el signo de Cuba, territorio libre de América, y estay el trato especial que han tenido sus delegaciones y los créditos que se aprueban, tienen todos el nombre de Cuba, les guste o no les guste a los beneficiarios.

En varias de sus enérgicas intervenciones, denunció claramente:

Hoy, aquí, los Estados Unidos vienen con una bolsa de oro – afortunadamente más grande – en una mano, y una barrera para aislar a Cuba en la otra […]. Denunciamos que la Alianza para el Progreso es un vehículo destinado a separar al pueblo de Cuba de los otros pueblos de América Latina y esterilizar el ejemplo de la Revolución Cubana, para después domesticar a los otros pueblos obedeciendo las directivas del imperialismo.

El imperialismo necesita asegurar su retaguardia, porque la batalla está en todos los lados (…) y así es que asistimos a esta Conferencia para que los pueblos vayan hacia un futuro feliz, de desarrollo armónico, o que se conviertan en apéndices del imperialismo en una nueva y terrible guerra o, si no, se desangren en luchas intestinas cuando los pueblos cansados de esperar, cansados de ser engañados una vez más, inicien el camino que Cuba una vez inició.

Nos preguntan si estamos dispuestos a ingresar al seno de las naciones latinoamericanas. Nosotros nunca hemos abandonado a las naciones latinoamericanas y estamos luchando para que no se nos expulse, para que no se nos obligue a abandonar el seno de las repúblicas latinoamericanas. Lo que no queremos es ser arria, como decía Martí. Sencillamente eso. Estamos dispuestos a colaborar siempre y cuando se respete, de Cuba, su peculiar organización económica y social y se acepte ya, como un hecho consumado e irreversible, su gobierno socialista

Como es conocido, Cuba fue expulsada de la OEA en 1962 *.

El Che exhibió su gran capacidad y poderosa fuerza intelectual para mostrar al mundo el engendro que fue aprobado, teniendo como testigos presenciales a los delegados que mostraron su sometimiento a los dictados imperialistas y mostró la indeclinable posición de Cuba de defender su revolución.

Este hecho histórico nos trae, sesenta años después, a la 29ª derrota de los Estados Unidos en la Asamblea General de la ONU, en la que la inmensa mayoría de la comunidad mundial (184 países) condenó, una vez más el cruel y genocida bloqueo económico, comercial, financiero y político impuesto a la nación cubana durante seis décadas.

*El Che había aprovechado la visita de agosto para ir a Buenos Aires, ver secretamente a su familia y al presidente Arturo Frondizi. Argentina se abstuvo en la votación de enero del 62 para expulsar a Cuba. Frondizi fue derrocado el 29 de marzo.