La disputa violenta continúa por otros medios. Por los medios de comunicación y las redes sociales. Después del Congreso partidario del miércoles, en que la cúpula del Movimiento al Socialismo (MAS) IPSP con Evo Morales a la cabeza decidió la expulsión del presidente de Bolivia, Luis Arce, y el vice David Choquehuanca, se mantiene hasta hoy un discurso público que sigue extremando las diferencias. El conflicto escala peligrosamente hacia una ruptura irreversible que, lejos de condicionar o apuntalar las ambiciones de los dirigentes, amenaza con dividir el plano electoral al punto de dejar sin opción de poder a las clases populares que representa.

Las consultoras se relamen pronosticando una atomización de votos que favorece solamente a las fuerzas de derecha que se ven con posibilidades de regresar al poder. Y esta vez sin necesidad de un golpe.

Sin nombrarse, tanto Evo como Arce estuvieron enviándose mensajes elípticos en el comienzo de este fin de semana. “Niegan que se han derechizado pero repiten ataques de los golpistas contra la dirigencia del MAS-IPSP elegida democráticamente en Lauca Ñ. A nombre de renovación, intentan descabezar al movimiento indígena para seguir con su política de protección al narcotráfico y la corrupción”, dijo ayer Evo. “Renovación” es la forma en que se denomina el espacio representado por el presidente y sus seguidores. “Con unidad, trabajo y humildad, vamos a demostrar la verdadera lealtad, pero la lealtad al pueblo boliviano, no a los intereses de unos cuantos. Hoy nos reunimos con las y los hermanos de la #FAMBolivia para garantizar agua y riego en favor de la producción de nuestras regiones”, fue el mensaje por elevación de Arce en X.

La realización del X° Congreso Ordinario del MAS-IPSP en Lauca Ñ había sido cuestionada por Arce tiempo atrás por considerar que las organizaciones sociales no estaban representadas. «No podemos asistir a una casa donde no van a estar los verdaderos dueños, las organizaciones sociales», había dicho.

Esa ausencia anunciada fue el argumento para la separación. «Se da por conocimiento la autoexpulsión de Luis Arce» y del vicepresidente David Choquehuanca, señalaba el documento leído durante el encuentro. Otros 28 militantes renovadores, legisladores y funcionarios del gobierno, también fueron expulsados.

La rivalidad en el MAS se acentuó en el último año tras las críticas al gobierno por su supuesta traición, corrupción y tolerancia con el narcotráfico. Evo y sus seguidores, llamados “radicales”, denunciaron intentos de perseguir al expresidente y de proscribirlo como candidato natural del movimiento, por representar a la comunidad indígena. Pero lo cierto es que el ala renovadora mantiene una buena parte de las bases sociales, parte de los sindicatos y de la comunidad indígena, que responden a Choquehuanca, en rivalidad con Evo desde su última presidencia.

El MAS, que ya había consagrado a Evo como candidato, una decisión que se veía venir y que se consagró en el  cónclave de Lauca Ñ al nombrar a Evo como «candidato único» para los comicios de 2025. Además, modificó los estatutos para que solo puedan postularse militantes con 10 años de antigüedad, requisito que Arce no cumple. Aunque el presidente no definió aún si se presentará a reelección, la posición de la cúpula evista es que de hacerlo, deberá recurrir a otro sello partidario.