Con el 100 por ciento de las mesas escrutadas, los sectores progresistas concentran la mayoría de los integrantes de la Convención constitucional que tendrá la redacción de la nueva Constitución que dice adiós al texto heredado de la dictadura de Augusto Pinochet. De acuerdo al conteo realizado por el Servicio Electoral (Servel) los independientes obtuvieron 48 escaños, las listas izquierdas sumaron 52 (27 de Apruebo Dignidad y 25 de Lista del Apruebo) y el oficialismo que se presentó en la lista denominada Vamos por Chile, alcanzó 38.

Con estos resultados parciales los partidos políticos tradicionales fueron los grandes derrotados de esta doble jornada electoral, logrando una representación muy inferior a la expresada en sondeos de opinión. Los independientes son ciudadanos que defienden el feminismo, el medio ambiente, la educación, la justicia social y  la salud, que presentaron su candidatura para asumir el reto de integrar la Convención constituyente.

Esta es la primera vez en la historia política de Chile en la que se permitió que personas ajenas a estructuras de los partidos políticos tradicionales se postularán a unas elecciones. Los resultados de estos comicios dejan claro que la fuerza electoral de los independientes es mucho mayor de lo que se esperaba, confirmando el hartazgo de la mayoría de los chilenos a la clase política conservadora. El éxito de los sectores progresistas está conectado a las protestas sociales de octubre 2019 en demanda a un cambio constitucional. 

Al calor de la rabia social, en noviembre de 2019, las fuerzas políticas anunciaron un acuerdo para llamar a un plebiscito para decidir sobre el cambio de la Constitución, que finalmente se celebró el 25 de octubre de 2020. La anterior Carta Magna, redactada durante la dictadura de Pinochet (1973-1990), se considera como el origen de las desigualdades sociales en Chile con un Estado débil en derechos sociales.

Por su parte, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, reconoció la dura derrota que sufrió la coalición oficialista en las múltiples elecciones, especialmente la de constituyentes, y sostuvo que su «Gobierno y todas las fuerzas políticas tradicionales» no están «sincronizando adecuadamente las demandas y anhelos de la ciudadanía».

Todo indica, entonces, que los 12 meses de debate de la Convención Constituyentes serán de mucha tensión y negociación, un proceso difícil que, además, deberá ser sometido al final a un llamado «plebiscito de salida», en el que los chilenos votarán nuevamente si aprueba o rechazan la Carta Magna en las urnas. De ganar la opción ‘Apruebo’, la nueva Carta Magna será aprobada en el Congreso. Si sucede lo contrario, quedará vigente el texto actual, que data de 1980, escrito durante la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet (1973-1990). 

Aunque el escrutinio es aún incipiente en las otras elecciones de gobernadores y autoridades municipales, los pronósticos indican que el oficialismo de Piñera también sufrirá una dura derrota, especialmente en el nuevo mapa compuesto por los gobernadores de todo el país. Esta elección es histórica ya que fueron desdobladas a dos días, con dos objetivos principales, el primero, promover la participación electoral de los ciudadanos, y segundo, evitar las aglomeraciones debido a la pandemia de coronavirus.