El presidente del gobierno español en funciones, Mariano Rajoy, acude al Parlamento para defender su candidatura sabiendo que no será electo, por lo que aprovechará su discurso para advertir que de mantenerse el veto del Partido Socialista (PSOE) la recuperación económica de España estará en riesgo.

A las cuatro de la tarde hora local (11 de Argentina), Rajoy tomará la palabra igual que lo hizo el socialista Pedro Sánchez en marzo pasado para pronunciar su discurso de investidura sin contar con los votos suficientes para ser elegido presidente del gobierno pese a haber alcanzado un acuerdo con los liberales de Ciudadanos.

Entonces, el voto negativo del Partido Popular (PP) de Rajoy, quien dio un paso al costado tras haber ganado las elecciones del 20 de diciembre pasado sin mayoría suficiente para gobernar, y el del partido izquierdista Podemos, que pretendía que Sánchez renunciara a sus aliados de derecha y solo pactara con la izquierda, frustró la formación de gobierno.

Rajoy cargó con dureza contra Sánchez al que criticó por protagonizar un «teatro» y haber hecho «perder tiempo a los españoles». El líder del PP confiaba en que el socialista se estrellaría en sus negociaciones, como ocurrió en su intento por sumar a Ciudadanos y Podemos, y apostaba por unas segundas elecciones. El tiempo, en parte, le dio la razón, puesto que los conservadores salieron reforzados, aunque no lo suficiente.

Tras dos meses de intentos infructuosos por negociar apoyos a su investidura, el tiempo que transcurrió desde los comicios del 26 de junio, Rajoy logró un acuerdo de investidura «in extremis» con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que le permite llegar a la sesión de investidura de hoy con 170 votos a favor: los 137 del PP, 32 de Ciudadanos, y uno de Coalición Canaria.

Sin embargo, el resto de la oposición anticipó que votará «no» tanto en la primera votación que tendrá lugar el miércoles y en la que necesita seis votos positivos más para alcanzar la mayoría absoluta de 176 diputados de los 350 del Parlamento, como en la segunda del viernes, en la que le bastarían once abstenciones, ya que necesita más votos a favor que en contra.

Con estas votaciones se pone en marcha el «reloj de la democracia», que abre un plazo de dos meses tras el cual si no hay acuerdo entre los partidos políticos para formar gobierno se convocarán nuevas elecciones de forma automática para el 25 de diciembre.

En la víspera, Rajoy hizo un último esfuerzo, que fue en vano, por convencer a Sánchez de la necesidad de que abandone el «no» por una abstención para permitir que haya un nuevo gobierno en España con facultades plenas tras ocho meses de Ejecutivo en funciones y dos elecciones generales consecutivas, algo inédito en democracia.

Pero ni el vacío de poder, ni las urgencias económicas que afronta España esgrimidas por Rajoy, quien advierte de la importancia de aprobar los presupuestos de 2107 y cumplir con los compromisos con Bruselas, han sido argumentos suficientes para que el máximo líder del PSOE rectifique.

Albert Rivera, socio de investidura de Rajoy, asegura que 100 de las 150 medidas del acuerdo de investidura firmado entre PP y Ciudadanos fueron pactadas en sus anteriores negociaciones con los socialistas.

Sin embargo, los socialistas insisten en su «no» a Rajoy porque aseguran que no están dispuestos a ser cómplices de la corrupción del PP y porque los diputados del PSOE fueron elegidos para revertir las políticas de los conservadores.

Asimismo, recuerdan que Rajoy también bloqueó la elección de Sánchez e insisten en que el PP logró negociar la presidencia al Congreso de los Diputados para elegir a Ana Pastor con el apoyo de fuerzas afines de la derecha, entre ellos los nacionalistas vascos y catalanes.

Pero ni el PP quiere negociar ni estas fuerzas regionales están en condiciones de apoyar a Rajoy en la investidura, una votación que los deja mucho más expuestos y devela los intereses comunes que debilitan el conflicto territorial del País Vasco y Cataluña con España.

Todos los partidos coinciden en que España no puede permitirse unas terceras elecciones generales en un año, pero por el momento siguen sin ser capaces de llegar a acuerdos para evitarlo.

Sánchez insiste en que el PSOE «estará siempre en la solución» pero no aclara si, una vez que Rajoy fracase en la investidura, intentará formar un gobierno alternativo.

Horas antes de que comience el debate de investidura, Pablo Iglesias, líder de Podemos, animó a Sánchez a negociar tras el rechazo de la candidatura de Rajoy en el Parlamento. «Si el PSOE vota no a Rajoy, hay que ponerse a trabajar para formar una alternativa «aunque sea difícil», dijo el dirigente de izquierda en declaraciones a la radio Cadena Ser.

Se espera que Rajoy y Sánchez protagonicen un áspero debate que recuperará la dinámica bipartidista polarizada por el PP y PSOE, y que los nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos, intentarán romper para dejar claro que si algo cambió de forma definitiva es que el Parlamento español es más plural.