A una semana de la llamada operación Tormenta de Al Aqsa, el primer ministro Benjamín Netanyahu visitó la zona donde se registraron las incursiones de Hamas en territorio israelí y arengó a los soldados apostados cerca de la frontera: «¿Están listos para la próxima etapa?». La situación era de extrema tensión mientras se cumplía el plazo otorgado a los habitantes del norte de Gaza para irse antes del inicio de una ofensiva militar que incluirá, según un comunicado de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) «un ataque conjunto y coordinado desde aire, mar y tierra». Hay temor a una matanza indiscriminada ya que muchos habitantes de esa zona –sólo en ese sector vive un millón de seres humanos– que no tienen dónde ir ni cómo hacerlo. Otros seguramente obedecerán las directivas de Hamas de quedarse y resistir en lo que parece una nueva Nakba, como aquella de 1948.

La amenaza de que el conflicto se extienda a todo Medio Oriente es grande y este sábado se reportaron al menos 30 lanzamientos de morteros contra posiciones militares israelíes desde el Monte Dov, en la frontera con el Líbano, que se atribuyó Hezbollah. En la semana, Israel atacó los principales aeropuertos de Siria. Hubo fuertes reclamos de moderación desde todos los rincones del mundo, hasta de ciudadanos israelíes alarmados por el clima de revancha de muchos líderes políticos del gobierno contra la población gazatí amparados en lo que llaman 11-S de Israel.

El saldo parcial de víctimas en Gaza, según publicó en sus redes una organización de veteranos de guerra israelíes que militan por la paz, Breaking the Silence, era de «1800 personas, entre ellas más de 600 menores y más de 350 mujeres», aunque la cifra siguió creciendo a lo largo del día. Desde Jerusalén se informó que las víctimas israelíes pasaban las 1200 y un número indeterminado de secuestrados por milicianos de Hamas durante su inesperada irrupción al cumplirse los 50 años de la guerra de Yom Kipur.

Los ataques se desataron desde las 6 de la mañana del 7 de octubre cuando milicias del brazo armado de Hamas, las Brigadas de Al Qasam, cruzaron las murallas y se internaron en varias ciudades y kibutzim cercanos provocando muertes y mostrando una ferocidad nunca antes vista por los israelíes dentro de los territorios propios. Las primeras evaluaciones hablaban de que las autoridades quedaron sorprendidas por la violencia pero sobre todo por la coordinación con que actuaron los efectivos de Hamas. La respuesta del gobierno no parece menos feroz: el ministro de Defensa Yoava Galant dijo «estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia» y ordenó cortar agua, luz y agua de la que se provee Gaza. De ahí los pedidos de calma incluso de la ONU y del secretario de Estado Antony Blinken, aunque tanto EE UU como la UE respaldaron a Netanyahu y el Pentágono envió a las costas del Mediterráneo el portaaviones Gerald Ford, un modo de intimidación que obviamente no va contra Hamas, que no tiene ningún tipo de armamento para empardar.

Lo que sí demostró la organización gazatí fue un nivel de preparación que resultó sospechoso que los servicios israelíes no hubiesen detectado, habida cuenta de su alto nivel de entrenamiento, la información de la que disponen por la cantidad de espías que tienen dentro de Gaza y los aparatos de alta tecnología con que cuenta, desarrollados por empresas locales exportan a todo el mundo. Algunos sospecharon que Israel dejó zona liberada para poder arrasar con esa comarca sin cortapisas. Es cierto que muy pronto los países occidentales se precipitaron a mostrar su solidaridad con Israel y Netanyahu, que venía debilitado por su proyecto de reforma judicial y la ultraderechización de su gestión, pudo tender lazos para un gobierno de emergencia con sectores centristas como Benny Gantz. No logró tentar al expremier Yair Lapid, pero seguirá intentando. De todos modos, nadie apuesta por la continuidad del veterano y muy resiliente líder del partido Likud.

Expertos en inteligencia como el estadounidense Scott Ritter, quien trabajó codo a codo con el Mossad antes de dejar la CIA, analizó la «sorpresa» por este Yom Kippur II. Y contó que tras aquel fallo de seguridad también catastrófico de 1973 se reformaron los conceptos con que se manejó la seguridad del estado de Israel. «Entonces –dice este exagente de EE UU» se creó la Comisión Agranat, destinada a hacer los cambios necesarios en la dirección de inteligencia militar (AMAN)». El error hace medio siglo fue creer que «los ejércitos árabes no estaban preparados para una guerra total» y no harían nada para provocarla. Esa vez el ataque provino de Egipto y Siria.

Ahora, según Ritter, confiaron en la información que tenían y los sistemas de Inteligencia Artificial que, se supone, les permitían prever movimientos extraños entre los personajes más radicalizados y con poder de fuego. «Gaza es el lugar más fotografiado del planeta, y entre imágenes satelitales, drones y CCTV, se estima que cada metro cuadrado de Gaza es fotografiado cada 10 minutos», a lo que se suma la IA. Pero Hamas, dice, aprendió a burlar la vigilancia por algoritmos. Tanto se confiaron los servicios de Israel que miraron de soslayo las advertencias de Egipto sobre un inminente ataque. Y esto, sin dudas, será el precio que deberá pagar Netanyahu y los altos mandos por una operación que ni siquiera se sabe dónde y cuándo terminará.

Argentinos de regreso

El vuelo de Aerolíneas Argentinas que traerá de regreso a más de 240 argentinos evacuados de Israel llegará a Buenos Aires en las primeras horas de este domingo, luego de zarpar de Roma. Se trata de un Airbus 330-200, matrícula LV-GIF, que salió este sábado del aeropuerto Internacional de Ezeiza en calidad de «ferry», es decir solamente con la tripulación a bordo, para aterrizar en el aeropuerto de Fiumicino a las 20:50 hora local (15:50 de Argentina).

El ministro de Defensa, Jorge Taiana, había informado poco antes que el tercer vuelo de Hércules C130 uniendo Tel Aviv con Roma en el operativo Regreso Seguro había llegado a Fumicino con otro contingente de argentinos provenientes de Medio Oriente. Entre los pasajeros de esa nave figuran 200 estudiantes, confirmó el canciller Santiago Cafiero.

«Seguimos con los puentes aéreos para evacuar a todos los argentinos que han solicitado salir y ponerlos a resguardo. Agradezco especialmente al ministro de Defensa de Italia, Guido Crosetto, por prestar las instalaciones de la Base Militar Aeroporto Militare Pratica di Mare para los aterrizajes en Roma», dijo Taiana.