La oposición progresista de Chile, junto a un nutrido grupo de parlamentarios oficialista y 160 agrupaciones de Derechos Humanos se pararon con dureza ante la administración de Gabriel Boric ante la negativa de decretar feriado el próximo 11 de setiembre cuando se cumpla medio siglo exacto del golpe de Estado que acabó con el gobierno socialista de Salvador Allende y con su propia vida, así como las de 1469 chilenos, asesinados por las fuerzas de represión o en tal caso desaparecidos. Ese 11 de septiembre arrancó la dictadura liderada por el exgeneral de Ejército Augusto Pinochet.

Justamente en noviembre pasado, tras poco más de medio año en el Palacio de la Moneda, el presidente Boric nombró como asesor principal en el marco del aniversario a Patricio Fernández, escritor y pensador de centroizquierda, exconstituyente adscrito como independiente al Colectivo Socialista, pero sin militancia. Incluso, Fernández, hace dos meses participó de una visita al excentro de detención Isla Dawson junto a expresos políticos, oficiales de la Armada y Maya Fernández, actual ministra de Defensa, nieta de Allende.

Pero poco después Fernández estuvo en el programa Tras las líneas, en Radio Universidad, con un discurso que relativizó el golpe de Estado. No sólo aseguró que no correspondía que se decretara feriado el 11-S para conmemorar el golpe. Cuando se le mencionó que algún sector afirmó que “lo que se hizo fue necesario”, el escritor respondió: “Es precisamente en esa dirección que apunta lo que te digo (…) La historia podrá seguir discutiendo por qué sucedió o cuáles fueron las razones o motivaciones del golpe de Estado. Eso lo vemos o vamos a seguir viendo”.

El propio Boric fue cuestionado cuando en un programa de TV aseguró que “es un período a revisar” y que “desde la izquierda tenemos que ser capaces de analizarlo con mucho mayor detalle y no sólo desde una perspectiva mítica”.

Claro que la polémica tomó visos de escándalo cuando el ministro de la Secretaría General de Presidencia, Álvaro Elizalde salió a explicar que el 11 de setiembre “se impuso ya como feriado en dictadura, pero fue la democracia la que le dio una connotación distinta”. Agregó que «no es una fecha para celebrar, sino para conmemorar, porque representa un episodio muy trágico”. De ese modo justificó la renuencia a decretar feriado ese día, aún cuando hay previstos múltiples actos.

Por contra partida, esta semana se conoció la información de que la pobreza medida por ingresos descendió del 10,7 % , de 2020, al 6,5 % de estos días. Es la cifra más baja desde que se tienen registros, según un informe bianual difundido por el gobierno.