La ministra del Interior británica, Suella Braverman, renunció este miércoles a su cargo en una carta en la que expresa su «preocupación» por la dirección del Gobierno de la primera ministra Liz Truss, que afronta una grave crisis de confianza a menos de 45 días de haber asumido el liderazgo del país.

«Me preocupa la dirección de este Gobierno. No solo hemos incumplido las principales promesas que se hicieron a nuestros votantes, sino que me preocupa seriamente el compromiso de este Gobierno con el cumplimiento de las promesas claves, como la reducción del número total de inmigrantes y la detención de la inmigración ilegal, en particular de las peligrosas travesías en pateras», apuntó Braverman en su texto.

Sin embargo, la ahora exministra justificó su dimisión en haber utilizado indebidamente su correo electrónico personal para enviar un documento oficial (un borrador de una declaración ministerial sobre migración aún no publicado) a un colega en el Parlamento para lograr su respaldo político.

«Esto constituye una infracción técnica de las normas. Como saben, el documento era un proyecto de Declaración Ministerial Escrita sobre migración, que debía publicarse de forma inminente. Gran parte de la misma ya había sido informada a los diputados. Sin embargo, es correcto que me vaya», apuntó en la carta subida a su cuenta de Twitter.

«Fingir que no hemos cometido errores, seguir adelante como si todo el mundo no viera que los hemos cometido y esperar que las cosas se arreglen por arte de magia no es una política seria. He cometido un error, acepto la responsabilidad y dimito», añadió.

El exministro de Transporte Grant Shapps fue nombrado, horas después, como sustituto de Braverman, considerada del ala dura del Partido Conservador.

El gobierno de Liz Truss, nacido en la cuerda floja

Lo concreto es que esta baja es la segunda en el gabinete que asumió hace menos de 45 días tras el despido del ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, cara visible de la presentación de un plan económico que generó turbulencias financieras.

La libra cayó a su nivel más bajo histórico y los rendimientos de los bonos de Estado a largo plazo se habían disparado.

El Banco de Inglaterra tuvo que intervenir para impedir que la situación no llegara a una crisis financiera.

Tras esa reacción de los mercados, Kwarteng fue despedido y su reemplazante, el exministro de Salud, Jeremy Hunt, no solo dio marcha atrás con el paquete de medidas, sino que además anunció una suba de impuestos y recortes en el gasto público, generando aún más el descontento en la población.

Estas idas y vueltas llevaron a que la posición en el poder de Liz Truss sea cada vez más débil e incluso ya resuenan varios candidatos para su reemplazo dentro del Partido Conservador.