El laboratorio especial de la Bundeswehr concluyó que que el dirigente opositor ruso Aléxei Navalni fue envenenado por un agente neurotóxico del tipo del Novitchok, el mismo que hace dos años había afectado al exespía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia en Londres. Y como en esa ocasión, las acusaciones contra el gobierno de Vladimir Putin tensan la relación de países occidentales con Rusia, al punto que la canciller alemana, Angela Merkel, afirmo que Navalni “fue víctima de un crimen”, por el que “sólo el gobierno ruso puede y debe responder».

Desde Moscú, la respuesta corrió por cuenta del vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, quien señaló que Berlín no dio mayores datos para corroborar el envenenamiento. «Parece que estamos volviendo a los tiempos que, sinceramente, tendría ganas de dejar atrás, los tiempos de declaraciones infundadas y ausencia de hechos a la hora de debatir las cuestiones serias», agregó la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zajárova.

Los medios rusos, como el canal RT y la agencia de noticias Sputink, difundieron una entrevista a Leonid Rink, uno de los científicos que desarrolló el Novitchok en la época soviética, quien dijo que si Navalni hubiese sido envenenado «habría estado descansando en el cementerio desde hace mucho tiempo» en lugar de haber entrado en coma.

El hombre, de 44 años, es uno de los fundadores del partido Rusia del Futuro y estaba en vuelo de Tomsk a Siberia el 20 de agosto cuando se descompuso y la aeronave realizó un aterrizaje de emergencia en Omsk, donde fue internado en el hospital regional. Los médicos diagnosticaron un shock diabético y le suministraron atropina.

La noticia corrió como reguero de pólvora y ante las sospechas de que había sido envenenado y con los antecedentes de casos anteriores, los familiares se pusieron en contracto con una ONG que arregló con el gobierno ruso el traslado a una clínica en Berlín.

En el hospital Charité, un sanatorio universitario estatal de alta especialización, determinaron que su cuadro coincidía con una ingestión o contacto con un inhibidor de colinesterasa. Esto es compatible con el efecto que produce el Novitchok, un producto que dejó de producirse luego de la caída de la URSS.

“Cuando Alexey Navalny ingresó en la clínica de internación, lo examinaron para detectar una amplia gama de narcóticos, sustancias sintéticas, psicodélicos y sustancias médicas, incluidos los inhibidores de colinesterasa. El resultado fue negativo”, se defendió Alexander Sabayev, jefe de la unidad de Intoxicaciones Agudas del Hospital de Emergencias de Omsk.

La controversia bien puede tener componentes médicos, ya que para algunos expertos ya que Navalni tiene antecedentes de ser diabético. Sus simpatizantes, en tanto, resaltan que no es la primera vez que Navalni sufre ataques por sus posturas políticas. En 2017 denunció que le rociaron los ojos con un desinfectante cuando salía de sus oficinas. Dos años más tarde acusó a agentes del gobierno de haberlo envenenado luego de que le apareciera una grave hinchazón de los párpados y múltiples abscesos en el cuello, espalda, torso y codos.

Esta vez, su portavoz, Kira Yármysh dijo que lo más probable es que haya sido envenenado con algo mezclada en el té que había tomado en el aeropuerto mientras esperaba la hora de despegue. Vladimir Úglev, otro científico que trabajó en el
proyecto Novotchik, declaró que en vista de los pormenores del caso,  «se  puede excluir el uso de organofosforados utilizados como agentes de guerra —sarín, somán y Novichok (A-234)— de la lista de sustancias, ya que debido a la alta presión de vapor a una temperatura de más de 20 grados centígrados y a la alta toxicidad por inhalación, además de Navalny, las personas que lo rodeaban se habrían visto afectadas de una u otra manera».

En 2013, Navalni se presentó a elecciones para la alcaldía de Moscú, donde nació en junio de 1976. Obtuvo un 27,24% de votos y desde entonces si imagen creció, quizás más afuera de Rusia que dentro del país. Muchos lo catalogan como el “Pollo” de las potencias para competir con Putin.

En 2018, no fue autorizado a presentarse a elecciones porque había sido condenado a cinco años de prisión en una causa por malversación que llevó un tribunal de Kirov, en el oeste de Rusia.

Esos comicios se desarrollaron el 18 de marzo de 2018 y Putin ganó por una abrumador 76, 69% de sufragios. Por esos mismos días se había dado a conocer el caso de Segei Skripal, ex agente de inteligencia ruso acusado de haberse pasado a EEUU que fue intercambiado por agentes rusos en 2010 por Barack Obama y Dmitri Medvedev y encontró refugio en Londres.

Historia no tan vieja

Una de espías entre Londres y Moscú

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Elecciones envenenadas
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Le dieron de alta a la hija del exespía ruso
Un frasco de perfume, el eje de la trama

Ahora, el caso de Navalni coincide con el incremento de las tensiones con Rusia por las protestas en Bielorrusia luego de la reelección del presidente Alexandr Lukashenko a la que grupos opositores tildan de fraudulentas. (ver acá)

En ese contexto, tanto la Unión Europea como la OTAN emitieron comunicados en los que afirman estar analizando el caso para tomar medidas en consecuencia. La portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, en tanto, dijo que la organización no está en condiciiones por ahora para hacer comentarios el respecto.