Luego de cinco años, la imagen de Hugo Chávez y el estilo del fallecido líder bolivariano regresaron triunfales a la Asamblea Nacional, en Caracas. Como que el nuevo presidente de la legislatura unicameral, Jorge Rodríguez, dijo que más temprano habían rociado con agua “cada rincón” para exorcizar el edificio, en el que asumieron los parlamentarios surgidos de la elección del 6 de diciembre pasado. Más allá de la ironía, del otro lado de las fronteras venezolanas “pasaron cosas”. Como que la Unión Europea emitió un comunicado en el que si bien no reconoce al flamante organismo, tampoco nombra a Juan Guaidó como presidente interino. Es más, le aclara que tanto el diputado autodesignado interino como los representantes que lo acompañaron en la estrategia de no acudir a los comicios pasados, son miembros de una AN saliente elegida en 2015. Los países que integran el Grupo de Lima, en tanto, anunciaron que no reconocen a la nueva AN pero si a la Comisión Delegada de la anterior congreso. Argentina, que durante la gestión Macri integró ese grupo antichavista, no acompañó el comunicado, que si firman Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay y Perú.

Otro dato a tener en cuenta es que mientras esto ocurría, el sistema electoral de Estados Unidos padecía los embates de grupos afines a Donald Trump, que a pedido del díscolo ocupante de la Casa Blanca, intentaban presionar al Capitolio para que no certificaran los resultados de la elección del 3 de noviembre, que dio el triunfo al demócrata Joe Biden.

En tal sentido, el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes pidió revisar las relaciones con Venezuela, instando a un enfoque más multilateral del mundo bajo el futuro gobierno. En una entrevista con la agencia AFP, el demócrata Gregory Meeks destacó la hipocresia de Trump por pretender liderar una campaña para derrocar a Nicolás Maduro por sus presuntos manejos irregulares en la elección de 2018 mientras que él mismo busca, con el respaldo de legisladores republicanos, quedarse otros cuatro años en el poder tras haber perdido la elección.

El comunicado del Grupo de Lima era previsible. La permanencia de Maduro y el gobierno bolivariano a pesar de los embates brutales de Trump y los gobiernos de la derecha regional que lo acompañaron estos años, deja descolocados a muchos “adalides” de la democracia. Son los mismos que se encargaron de llevar adelante la estratregia de desconocer la elección para reemplazar la Asamblea Nacional votada en 2015, que cumplió su mandato constitucional este 6 de enero. Es decir: no quisieron ir a la elección alegando falta de garantías, aunque un sector de la derecha opositora si aceptó el convite. El caso es que dejaron vencer el período de la AN surgida en 2015, que tenía una mayoría superior el 60% de legisladores antichavistas. Ahora la taba se dio vuelta y el oficialismo controla absolutamente el órgano legislativo.

Así reflejó la situación el canciller venezolano, Jorge Arreaza.

La Unión Europea, que acompañó a los halcones de Trump en un intento, aseguraron entonces, por frenar las ansias invasoras que destilaban sus amenazas, también quedó como quien dice “pedaleando en el aire”. Porque la derrota del magnate inmobiliario desnuda la orfandad de esa propuesta. Guaidó nunca piudo consolidar ningún poder dentro de Venezuela, solo se le dio la opsesión de acrtivos venezolanos en el exterior que provocaron, paralelamente, una crisis económica fenomenal que padecen los ciudadanos venezolanos cotidianamente.

Y ahora la UE intenta, con sus diferencias internas, recular en chancletas. Pidiendo diálogo y negociaciones, no reconociendo a la nueva AN pero recalcando que la anterior ya culminó su período.

A tal punto llegó la ofensiva de Washington y ese dispendio del que se aprovecharon los opositores que el diario Washington Post publicó este miércoles una investigación que revela la participación de dos colaboradores estrechos de Guaidó en el cobro de sobornos para «robar activos venezolanos en el Caribe». Tomando como propios bienes públicos venezolanos en el exterior, uno de los implicados, Javier Tronconis, “condonó” una deuda de Paraguay cion la petrolera PDVSA. Las denuncias incluyen contratos para quedarse con bienes del país caribeño en Inglaterra.

«Estamos aquí por mandato del libro del pueblo, porque una democracia está sustentada en el cuerpo de leyes, porque no hay democracia si no se respetan las normas», dijo en presidente de la AN luego de haber jurado por la Constitución. «Estamos aquí para la reconciliación política, pero sin olvido, sin impunidad. Enfrentamos crímenes que quisieron acabar con nuestro territorio y el pueblo», añadió en un mensaje destinado a la oposición.

Nicolás Maduro lo celebró desde su tuit.

La oposición más furiosa, la que acompaña a Guaidó, por su lado, aguarda la asunción de Joe Biden, el próximo 20 de enero, haciendo sus propios exorcismos. Por razones que no terminaron de procesar, no tienen mucho para mostrar a la futura administración estadounidense.