La marcha del martes fue ratificada a pesar del inocultable desgano de parte de varios de los dirigentes que componen el Consejo Directivo de la central obrera. La reunión del miércoles pasado fue escenario de fuertes confrontaciones. En definitiva, se selló un acuerdo para sostener la marcha y convocar a un nuevo confederal para septiembre. Si la decisión hubiera estado motivada en poner un freno al ajuste del gobierno la conducción habría aprovechado la reunión para delinear un plan de acción. La suspensión de la medida hubiera desencadenado una fractura o la discusión de una nueva conducción.

Con todo, fuentes ligadas a la CGT reconocieron a este diario que la movilización podría ser el escenario en que se consume la fractura: «Hay que ver qué pasa en la marcha. Lo complicado va a estar ahí, si termina con el anuncio de un paro, estamos en el horno».

Los organizadores esperan más de 300 mil personas. «¿Qué le van a decir a la gente? ¿Que convocamos a un confederal en septiembre?», se lamentó la misma fuente.

Es que los Gordos y los Independientes participarán de la marcha pero el único orador será Juan Carlos Schmid referente de la CATT y el moyanismo. Además, la seguridad estará a cargo de Camioneros. Ambas son señales de un reforzamiento de ese sector que es quien defendió la realización de la marcha y la posibilidad de poner fecha al paro. El moyanismo aspira a emerger como interlocutor del gobierno sobre la base de retomar el protagonismo callejero. El mismo Hugo participó el miércoles de una reunión con funcionarios del gobierno nacional.

Así las cosas, la renovación de la conducción está a la orden del día aunque, para eso, hace falta un liderazgo definido que hoy no existe. Si bien es el moyanismo el que reúne una primera minoría en la directiva, los demás sectores no acuerdan con ese liderazgo. «A los Gordos no los condujo Moyano ni cuando se lo pidió Néstor Kirchner», se lamentan desde el entorno camionero y reconocen que «tener la mayoría no implica ejercerla».

Por eso, el mismo Moyano ha recurrido a la figura de Sergio Palazzo como mascarón de proa de su posible desembarco, algo que, por otra parte, no cayó bien entre los dirigentes que comparten con el bancario la conducción de la Corriente Federal de los Trabajadores, el gráfico Héctor Amichetti y el docente Horacio Ghillini, que se identifican abiertamente con el kirchnerismo y que tienen llegada al triunvirato a través de Héctor Daer.

Una renovación sin fractura podría, además, incluir al MASA y a algunos dirigentes de las 62 organizaciones. Para eso, claro, habría que barajar y dar de nuevo conformando un nuevo Consejo Directivo. El escenario podría ser el Confederal pautado para septiembre que, en nombre de la cercanía de las elecciones, no fijará un paro nacional.

En ese escenario, varios dirigentes se esmeran en desmentir los rumores. Omar Plaini, de Canillitas, descartó a este diario cualquier fractura o renovación: «En el Consejo Directivo tomamos dos decisiones: ratificar la marcha y al triunvirato que tiene mandato de cuatro años y lo tiene que cumplir. Eso no está en duda».  «