Mariano Pinedo preside el bloque de concejales del FpV en San Antonio de Areco y es cabeza de la lista de diputados de la segunda sección por Unidad Ciudadana. Es abogado y es el hermano peronista de Federico Pinedo, legislador emblemático del PRO y presidente provisional del Senado. Trabaja con el intendente Francisco Durañona, quien lo propuso para ir primero en la boleta.

En diálogo con Tiempo, Pinedo habla del impacto de las políticas macristas en la provincia y habla del rol que debería asumir el FpV en la Legislatura y también de los proyectos que impulsará si es electo, entre ellos una reforma del régimen municipal. Hace una autocrítica por la derrota de 2015 y considera que es necesario proponer un proyecto político alternativo para 2019. También habla de la “grieta” familiar y asegura que, pese a las diferencias ideológicas con Federico, comparten el asado de los domingos y se llevan “fantástico” pero que también tiene al resto de sus hermanos en contra.

-¿Cómo ve a la provincia hoy?

-Compartiendo la problemática que tiene toda la Nación: con retracción de la actividad económica y pérdida de las fuentes laborales sobre todo en los cordones más industrializados, aunque también se ve un impacto directo en las zonas rurales y del interior de la provincia. En Areco y en las ciudades de la segunda sección se ve el impacto en el sector económico y en todos los hogares donde ya empieza a observarse una retracción en la compra de productos básicos como leche, carne, pan.

-¿Cómo evalúa el plan de seguridad de Vidal?

-Siempre es bueno mostrar la capacidad operativa del Estado pero me parece que el ministro de Seguridad, (Cristian) Ritondo, y la gobernadora María Eugenia Vidal están más enfocados en mostrar que en consolidar. Cada tanto se muestran grandes operativos pero no atacan de fondo la cuestión de la inseguridad, sino que la pronuncian al echarle leña a la fragmentación social, al desempleo, a la falta de estímulo, de proyección y de esperanza. Sí parece que se están mostrando herramientas o maquinarias policiales y de persecución y que está bien que sea así, incluso exagerar en la demostración porque es mostrarle al crimen organizado que el Estado cuenta con herramientas para combatirlo, pero el tema es que sólo quede en demostraciones de fuerza mediáticas, que sea sólo para la tribuna.

-¿Qué proyectos quiere llevar a la Legislatura?

-Vamos a impulsar proyectos relacionados con el acceso a la tierra y vivienda, la política de hábitat y de planificación territorial porque creemos que es necesario consolidar el arraigo en las ciudades del interior. Estoy muy convencido de que para realizar esto la provincia debe fortalecer institucionalmente a los municipios porque son los únicos que pueden planificar y ejecutar un proyecto político como éste. Voy a llevar a la Legislatura un proyecto de fuerte cambio del régimen municipal tanto en lo que hace a la Ley Orgánica Municipal como a la coparticipación y el régimen recaudatorio. El municipio tiene que convertirse en lo que fue originalmente en la historia argentina que es la base de la democracia; hoy es sólo un prestador de servicios. Creemos que toda la planificación no se puede concretar si no es fortaleciendo al municipio como herramienta.

-¿Cuál es el rol que debería tener el FpV en la Legislatura?

-El de control y el de freno a todas las políticas que tiendan a pronunciar el ajuste, la retracción económica y el endeudamiento. Ser una barrera de contención a todo ese proceso con el que el gobierno van a seguir adelante. El segundo rol debe ser el de acompañar viendo de qué manera se puede colaborar en la organización para el que pueblo sufra lo menos posible y, el tercero, proponer un proyecto político alternativo, tenemos que apuntar a gobernar la provincia. Creo que en 2019 vamos a presentar una opción rejuvenecida, con fuerte impronta de quienes fueron intendentes, la UC va a tener un proyecto de gobierno en la provincia y a consolidar nuevas propuestas, nuevos sueños, nuevas miradas.

-¿Cuál es la autocrítica que hace el kirchnerismo sobre su rol en este año y medio?

-Y sobre el 2015 también…Hay una autocrítica de fondo y otra de forma. Comprendiendo el problema que tiene la provincia, la crítica es no haber ido más a fondo en el cambio institucional que permita que primen los intereses populares sobre los intereses de los grupos económicos. No se pudo, no se quiso o no hubo correlación de fuerzas para hacer una transformación institucional que permita que el poder popular no vuelva para atrás solo por un cambio de gobierno. Por ejemplo, no haber pronunciado aún más el proceso de no concentración poblacional en los grandes conurbanos. Ahí, muchos intendentes y dirigentes no estuvieron a la altura de circunstancias, creo que estaban dadas las condiciones desde el punto de vista provincial y nacional para hacerlo. Y después, desde el punto de vista formal o táctico, no estar a la altura de nuevos sueños. Cuando Néstor Kirchner asumió le propuso a la gente un sueño y en 2015 no lo hicimos; defendimos lo que teníamos que defender pero no propusimos un nuevo horizonte y eso nos hizo pagar un costo.

-¿Cómo es la relación con su hermano? ¿Pueden comer un asado un domingo?

-¡Por supuesto! No solo lo hacemos sino que lo defendemos a capa y espada. Tratamos de no llevar los debates personales al terreno público. A ninguno le molesta hablar del otro, porque hay mucho cariño de por medio, pero tratamos de que el debate sea como espacio político y no desde lo personal. Eso es porque apostamos mucho a la familia. Es una salida que tiene la Argentina: si se hace ese ejercicio en una familia, se puede hacer perfectamente en una Nación.

-¿Se habla de política en la mesa?

-Sin parar, hasta cuando se intenta hablar de otros temas, todo se resuelve siempre hablando de política.

-¿Y quién media entre los dos?

-Media la razonabilidad. Cuando nos calentamos un poco solos vamos bajando. No somos sólo nosotros, todos los hermanos -somos siete- opinan. Hay sí casi una unanimidad en mi contra.