Una honda preocupación por el desempeño de la economía argentina en tiempos preelectorales sobrevuela el documento del Fondo Monetario Internacional publicado este lunes en Washington. Se trata del informe técnico en que se basó el directorio del organismo para aprobar la cuarta revisión al acuerdo stand by firmado con el gobierno de Mauricio Macri. Ese paso significó además el giro de otro tramo de U$S 5.400 millones, que llegará al Banco Central en las próximas horas.

En varios pasajes de las 88 páginas se observa la inquietud por el panorama político, algo paradójico en un texto técnico escrito por economistas. El camino hasta las elecciones de octubre, jalonado por las primarias y con una posible secuela en el balotaje, es considerado como “desafiante” y fuente de posibles nuevas tensiones.

“El programa enfrenta riesgos significativos. El principal sigue siendo un alejamiento de las preferencias de los inversores por activos argentinos, debido a crecientes incertidumbres sobre el futuro paisaje político. Esto podría manifestarse en una creciente dolarización”, señala el texto. “Los riesgos potenciales quedaron claramente demostrados con la volatilidad de los mercados ocurrida en abril. En los próximos meses, esos riesgos se pueden exacerbar por reacciones del mercado ante la falta de certezas políticas asociada con las elecciones”, refuerza en otro párrafo.

Ya en el aspecto económico, la evaluación fue positiva en cuanto al cumplimiento de las metas pactadas para fines de marzo y de junio. Pero en el primer plano quedaron dos preocupaciones clave: la inflación, que “cayó, pero continúa siendo alta”, y las fechas de vencimiento cada vez menores con que se están emitiendo los títulos de deuda de corto plazo (principalmente Letes). “Entre abril y mayo las autoridades acortaron esa madurez y esto incrementó la tasa de refinanciación necesaria para el tercer y cuarto trimestre hasta un 75%”, consigna el texto.

A pesar de todos esos reparos, el mensaje de David Lipton es elogioso. El director gerente interino del FMI, quien reemplaza a Christine Lagarde mientras dure su licencia y es hombre de confianza de Donald Trump, evaluó que “los esfuerzos (de las autoridades) están empezando a dar frutos. Los mercados financieros se estabilizaron, la posición externa y fiscal está mejorando y la economía está empezando una gradual recuperación”.

Algunas previsiones sobre precios y crecimiento fueron corregidas. La inflación para este año fue calculada de manera imprecisa en alrededor del 40% (la última revisión había vaticinado 30,5%). La evolución del PBI también fue rebajada a una caída de 1,3% para este año y a una modesta recuperación de 1,1% para 2020. Como muestra de compromiso con la meta de eliminar el déficit fiscal, el gobierno ofreció lograr en septiembre un saldo primario favorable de $ 60 mil millones. De todas maneras, para diciembre los números deberán estar equilibrados, aunque el Fondo tolerará un desvío de 0,3% del PBI siempre y cuando sea dinero destinado a programas sociales.