Luego de diez años -su última edición fue en 2008- la Feria Internacional del Libro volvió a la ciudad de Rosario, donde comezó el 24 de mayo y culminará este lunes. Fue coorganizada por la Fundación El Libro y la Municipalidad de Rosario. Este fue uno de los anuncios que se hizo desde la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, cuya entidad organizadora es la Fundación El Libro.El lugar que alberga la Feria es el Centro Cultural Fontanarrosa, que lleva el nombre del rosarino que es una figura emblemática de la cultura argentina. 

Tanto la programación como la extensión -12 días- fueron amplias y contó con gran participación de editoriales y librerías. Reunió a figuras destacadas a nivel local, nacional e internacional. Entre los múltiples escritores y periodistas convocados para este encuentro cultural figuran Carlos Ulanovsky, Claudia Piñeiro, Sergio Olguín, Hebe Uhart, Angélica Gorodischer, Selva Almada, Patricia Suárez, Luciana Peker, Juan Pablo Meneses, Silvia Hopenhayn y Pablo De Santis.  

A pocos días del cierre de la Feria, Tiempo Argentino dialogó con Oche Califa, director de la Fundación El Libro, quien realizó un balance de su desarrollo. “Como resulta visible –afirmó- Rosario está respondiendo de una manera muy positiva, muy entusiasta y participativa. Incluso hemos tenido algunos momentos de fin de semana en que hubo que detener el ingreso por superpoblación del Centro Cultural Fontanarrosa. Pero, además, la totalidad de la programación pautada, ya sean conferencias, mesas redondas, talleres o presentaciones de libros, han tenido todas salas colmadas. Tanto las salas que albergan a 80 personas como las que albergan a 300 estuvieron siempre llenas. En estos días estaremos teniendo actividades  juveniles que seguramente van a estar en la misma situación. Hemos tenido una sala sobrepasada en su capacidad, por ejemplo, un domingo a las 2 de la tarde con la presencia de Víctor Hugo Morales. En una sala que tiene 330 localidades hubo gente de pie. Pero también han tenido asistencia masiva la entrevista a Hebe Uhart, las mesas redondas sobre literatura juvenil con Pablo De Santis, Martín Blasco, Paula Bombara…En fin, todo lo que planteamos, todo lo que se revise de la programación ha tenido una participación absoluta de público. Eso nos entusiasma mucho. La participación local ha sido muy buena, de muy alta calidad, desde las librerías y editoriales presentes hasta aquellas actividades culturales puramente rosarinas.” 

Y agregó: “Sentimos mucha satisfacción, por supuesto, pero diría que estamos sorprendidos sólo relativamente porque sabemos que Rosario es una plaza cultural de primera línea en la Argentina. De todos modos, hay que tomar en cuenta que este encuentro significaba retomar una feria que hacía diez años que no se hacía.” 

Consultado respecto de la forma en que el momento crítico a nivel económico influyó en la Feria contestó: “Es un momento crítico pero también de mucha demanda cultural. De hecho, los períodos de crisis suelen generar que la gente busque respuestas en la cultura. Esa fue la experiencia que tuvimos, por ejemplo, en la Feria del Libro de Buenos Aires en los años 2001-2002, que no fueron malos para la Feria. Desde entonces hasta ahora uno puede observar el papel que están jugando los libros de historia y el ensayo culturl, político y sociológico argentino y latinoamericano. Estos libros tienen una alta demanda en un momento en que la sociedad está pensando su situación y su destino.” 

Según informó, aún no hay un balance de las ventas. “Los expositores –dijo- no están obligados a rendirnos resultados de este tipo, aunque nosotros hacemos una consulta en todas las Ferias. Es un dato que tomamos en cuenta pero que, por lo general, no transmitimos. Lo que sí puedo decir es que encontramos satisfacción en los expositores.” 

Califa destacó la trascendencia de las ferias relacionadas con los libros no sólo por su valor intrínseco, sino también porque son el motor de otros hechos culturales. “Algo que me parece importante destacar y que estamos viendo como organizadores del encuentro anual de Ferias  desde hace varios años es que en muchas ciudades la feria es el acontecimiento cultural más importante. Por supuesto, Rosario tiene otros acontecimientos importantes, incluso de jerarquía internacional. Tiene el Festival de Poesía, el Crack Bang Boom, una programación muy fuerte en el mundo del teatro. De todos modos, algo distintivo de todas las ferias del libro es que son dinamizadoras del calendario cultural del resto del año, cosa que no necesariamente ocurre con otros acontecimientos que son exitosos, festivos pero que no generan otros acontecimientos una vez que concluyen. Las ferias del libro son disparadores, momentos de ebullición de ideas, de proyectos. Esto ocurre porque cualquier tópico de la cultura tiene libros, lo que significa que toda expresión de la cultura actúa en los días de la Feria y que, al actuar, se energiza para seguir haciéndolo. Esto sucede con la música, el teatro, las artes plásticas, las ciencias, las religiones…Toda feria del libro es un lugar de proyección.” 

“Creo que este próximo fin de semana, que es el último de la Feria –dijo o a modo de cierre del balance- vamos a repetir la situación del anterior. El lunes iremos camino de una evaluación para situarnos en el 2019 porque, por supuesto, pensamos organizar una nueva edición. Luego de diez años, creo que no hay dudas de que la Feria del Libro de Rosario volvió para quedarse.” 

Entre las múltiples actividades previstas para estos tres últimos días figuran, por ejemplo, una entrevista abierta a Juan Sasturain, lecturas de Hernán Casciari y la presentación de Historia de los trabajadores argentinos 1857-2018 de Aldo Ferraresi y Norberto Galasso y también de Monstriña de María Verónica Ramírez y  una mesa diálogo integrada por Gabriela Cabezón Cámara, Marisa Silva Schultze y Gabriela Larralde. Vale la pena destacar porque da un indicio de la repercusión de la Feria del Libro de Rosario que en muchos días abrió a las 9 de la mañana y cerró a las 21 para poder albergar a la gran cantidad de visitantes.