El intendente de San Antonio de Areco, Francisco Durañona (FpV) fue elegido como uno de los siete nuevos apoderados legales del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires. Compartirá esa función –la de esgrimir la temida ‘lapicera’ para inscribir candidaturas en las elecciones, primero en las PASO y luego en las generales- con los dos históricos del cargo: Jorge Landau y Eduardo ‘Wado’ De Pedro.

Llamado ‘Paco’ por amigos, conocidos y hasta por sus rivales políticos, Durañona logró la reelección en diciembre de 2015. Con ese resultado logró superar cierta maldición que se cernía desde hace décadas sobre los alcaldes de extracción peronista que gobernaban la “cuna de la tradición”: nunca lograban reelegir, incluso hubo varias destituciones. “Es la primera vez que un intendente peronista cumple su mandato y que el peronismo logra su reelección. Algo pasó, ¿no?”, comenta, con cierto aire de orgullo, el propio Durañona.

El inicio del verano encontró al intendente de San Antonio de Areco en su pago chico, habitual destino turístico para escapadas de pocos días. El 15 de enero viajará a Mar del Plata para descansar con su familia. Lo que le espera, para el resto del verano, son las reuniones reservadas con otros dirigentes y la preparación del calendario político de un año clave para el peronismo: al tratarse de un año electoral, el PJ y el FpV se jugarán mucho en las próximas legislativas.

Un eventual regreso en 2019 requiere, objetivamente, de un muy buen resultado en 2017. Para Durañona, la decisión de todos los sectores internos, que resolvieron participar del congreso partidario de La Matanza y competir por dentro del PJ en las próximas PASO, se explica por la vigencia electoral que sigue mostrando la ex presidenta Cristina Fernández. “Si no existiesen estos números, que son reales y que no los niega nadie, y que la muestran a Cristina muy bien en las encuestas y que reconocen su potencialidad electoral, buena parte de lo que pasó en San Justo (por el congreso partidario) no hubiera sucedido”, advierte.

-Más allá de la foto que se sacaron todos los sectores internos en La Matanza, está claro que la puja por espacios de poder, los matices en el análisis y las miradas contrapuestas sobre quién debe conducir el peronismo en la próxima etapa siguen atravesando al peronismo bonaerense.

-La experiencia que yo vengo viendo en estos tiempos es que sí, efectivamente, existe tensión entre distintos actores y referentes del peronismo y del Frente para la Victoria aunque nadie dijo explícitamente ‘yo de acá me voy’. Lo que está primando, sobre todo, es la prudencia de todos, que queremos no hacer implosionar el espacio común, que es de todos. Eso sí, existe cierta guerra fría, como una situación de espera, hasta que el espacio se ordene en base a la potencialidad electoral de cada dirigente. Hay un dato elocuente de la realidad y es que, últimamente, nadie pretende discutir el potencial electoral de Cristina. El propio (Florencio) Randazzo tampoco lo pone en discusión. Aunque sí quieren discutir desde allí para abajo. Lo que también está en discusión es la conducción del movimiento. Algunos sectores (NdR: en alusión al Grupo Esmeralda y a Randazzo) querrían discutir la conducción con más firmeza, pero la enorme diferencia de potencialidad electoral que muestra Cristina respecto de sus potenciales adversarios en unas PASO los lleva a posiciones más prudentes.

-Julián Domínguez dijo el jueves que “el vino nuevo no se puede tomar en vasijas viejas”. Quiso asociar a la ex presidenta Cristina Fernández con el pasado. ¿Qué opina?

-Yo a Julián, del cual soy muy amigo, le contestaría con otra frase bíblica: “Antes de mirar la paja en el ojo ajeno hay que reparar en la viga en el propio”. Porque la potencialidad electoral de Cristina es indiscutible. Los que creemos que la mejor candidata es Cristina somos los más entusiasmados con las PASO. Le voy a dar un dato local, de mi pueblo: en San Antonio de Areco hicimos una encuesta de campo muy grande, con 800 casos de muestra sobre un total poblacional de 30 mil personas. Y el resultado nos sorprendió: Cristina está primera, como también estaría primero el candidato del kirchnerismo que ella elija, por el cual ella haga campaña. Segunda está Margarita Stolbizer. Pero lo más importante de esos números en Areco es que, a excepción de un momento puntual en las elecciones generales de 2011, esta es la primera vez que Cristina está primera en las encuestas. Volviendo a las PASO del peronismo: yo pienso que el que se ponga adelante se va a comer una paliza. Así que no descarto que, si estos números se mantienen y la tendencia sigue creciendo, los que hasta ayer amenazaban con competir terminen pidiendo lista de unidad.

-¿Hay alguna posibilidad de que intenten inhabilitar a Cristina para que compita en elecciones?

-Yo creo que la van a querer proscribir, del mismo modo que la proscribieron a Milagro Sala para participar de organizaciones sociales, que es la clave de su representatividad como dirigente. La inhabilitación de Cristina la están buscando de la misma manera que con Milagro. Un jurista como Roberto Gargarella, que no tiene nada que ver con nosotros, ya advirtió que el fallo de la justicia contravencional (NdR: por la inhabilitación especial para integrar personas jurídicas o asociaciones civiles, culturales o deportivas por 3 años y 3 meses, que el Juzgado Contravencional nº 1 de Jujuy dictó sobre Sala) es una barbaridad. Cristina hoy es el único error de cálculo que Cambiemos no puede resolver.

-Algunos dirigentes del PJ bonaerense sostienen que el peronismo debe cambiar, modernizarse, dejar en el pasado algunas cosas. Cuando hablan de ‘modernizar’ el justicialismo, ¿a qué se refieren?

-La modernización es algo totalmente legítimo, y es legítimo que algunos piensen que hay que competir con Cambiemos por el uso de las palabras ‘cambio’ y ‘moderno’. Pero quiero hacer una advertencia, una aclaración. Nosotros, seamos modernos o seamos antiguos, siempre vamos a ponernos enfrente de los sectores concentrados de poder, que quieren multiplicar sus intereses sin preocuparse por las mayorías populares. Más allá de que seamos eficientes en el uso de las redes sociales y de las nuevas tecnologías, incluso si tuviéramos un candidato rubio y de ojos celestes, o si nuestro candidato o referente fuera canchero, lindo y moderno y estuviera entrenado por (Jaime) Durán Barba, mientras sigamos representando lo que representamos, que es la distribución de la riqueza, el eje de nuestra política, igual nos pegarán con todo. Nosotros queremos hacer realidad la democratización de la Justicia, un programa regional latinoamericanista, queremos avanzar en una nueva Constitución que les transfiera más competencias a los gobiernos locales y a los sectores populares, nosotros creemos en la distribución de la riqueza y no en el derrame… Nosotros somos eso.

-San Antonio de Areco es un enclave tradicional del norte de la provincia, una típica ciudad del interior. ¿Cómo está la imagen de la gobernadora María Eugenia Vidal en su distrito?

-Vidal mide muy bien en el interior (bonaerense). En esta parte de la provincia ella tiene 70% de imagen positiva, y su gestión logra un 50% de aprobación. Sin embargo, (Elisa) Carrió y Jorge Macri, que podrían ser candidatos de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, no miden. Otra opción es Facundo Manes, que además de médico neurólogo es un radical alfonsinista de Salto muy crítico de Macri. Yo a ella no la subestimo, pero creo que va a tener que tener una cintura muy fina para poder salir airosa con los efectos negativos que le genera su asociación con Macri. Eso explica, por ejemplo, la foto -que para mí fue una jugada de más- con (Eduardo) Duhalde, (Aldo) Rico y (Alejandro) Granados. Vidal viene observando que no le va a quedar otra que intentar aferrarse al peronismo.

-Queda claro que Vidal, para intentar mejorar las chances electorales de Cambiemos en territorio bonaerense, está tratando de sumar intendentes peronistas que paguen el salto desde el FpV a Cambiemos. Un ejemplo reciente es Francisco Echarren, de Castelli, que asumió como subsecretario de Vivienda, Tierra y Hábitat.

-En el año más potente que tuvo Cambiemos, que fue 2016, porque desde ahora en adelante todo será peor, sólo se fue Echarren. Sin embargo, yo creo que no existe ninguna explicación lógica desde la política para comprender el pase de intendentes del FpV a Cambiemos que no sea, pura y exclusivamente, el acomodamiento personal. Nadie que haya militado desde este lugar, como por ejemplo un intendente del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, puede sentirse ni mínimamente relacionado con el proyecto político que conduce Macri. Si se trata de acomodar mejor al municipio que uno representa es un gravísimo error de lectura, ya que ni los intendentes más propios de Cambiemos han podido hacer pie con este nivel de decisiones políticas que afecta fuertemente el desarrollo de los pueblos de la provincia de Buenos Aires.

-En 2016, Cambiemos no ejecutó casi nada de obra pública. Pero trasciende que en 2017, como año electoral, tratarán de acelerar todo ese tema. ¿Podría, a caballo de la obra pública, haber un repunte de la intención de voto de Cambiemos en provincia de Buenos Aires?

-No lo creo. Porque hasta ahora no tienen procesos licitatorios lo suficientemente avanzados, como para que las obras lleguen al momento electoral. Pero, además, con la obra pública no alcanza: la situación es grave en todo lo que respecta al movimiento económico. En pueblos como San Antonio de Areco ya se está sintiendo el parate del consumo, aunque todavía haya turismo. Yo, en San Antonio de Areco, obtengo los mismos números que Vidal en cuanto a imagen positiva y aprobación de gestión. Y cuando hablo con los pibes de las escuelas, por ejemplo, escucho cómo dicen que este año no les llegaron las netbooks porque Macri lo paró. O que comentan que ya no van dos veces por año a Tecnópolis en los micros. Todo eso se está empezando a hacer sentir, incluso en pueblos del interior.

-Pero la eliminación de retenciones, ¿no beneficia a localidades como la que usted gobierna? Son pueblos de perfil agrícola.

-Los beneficios de las políticas que favorecen al complejo agroexportador no se están sintiendo en los pueblos, porque ese dinero no se reinvierte acá.