A poco más de un año desde su absolución, el ex titular de la Comisión Nacional de Valores durante la dictadura, Jorge Alfredo Etchebarne, deberá volver a los tribunales federales y esta vez será para ser condenado por crímenes de lesa humanidad: la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal revirtió la absolución dictada por mayoría por el Tribunal Oral Federal 5 y ordenó que se emita un nuevo fallo que tenga en cuenta las numerosas pruebas surgidas durante el juicio sobre el rol del abogado en la persecución a los grupos empresarios Chavanne y Grassi.

El 7 de abril de 2022 el TOF 5 tuvo un fallo dividido: la jueza Adriana Palliotti y el juez Daniel Obligado decidieron absolverlo, mientras que el juez Adrián Grünberg consideró probada su responsabilidad en los hechos. El otro acusado, Raúl Guglielminetti, exagente civil de inteligencia del Ejército, recibió diez años de prisión.

A partir de los recursos presentados por las querellas de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, la Asociación Permanente por los Derechos Humanos y el Ministerio Público Fiscal,  los camaristas Mariano Borinsky, Alejandro Slokar y Javier Carbajo revirtieron la absolución, que consideraron arbitraria, y cuestionaron en duros términos el fallo de mayoría de Palliotti y Obligado.

El voto de Slokar, en particular, hizo suyo los argumentos de las querellas y del Ministerio Público Fiscal y la calificó de haber realizado un “análisis “forzado” y “negador” de los elementos de prueba”. El camarista añadió que los jueces tuvieron por corroborada la responsabilidad de Guglielminetti “apoyándose en los mismos testimonios que luego descartó u omitió ponderar a la hora de analizar la responsabilidad del ex presidente de la Comisión Nacional de Valores en los hechos, lo que revela una palmaria auto contradicción”.

El fallo de la Sala IV ordenó reenviar la causa al TOF 5 para que emita un nuevo veredicto. En una disidencia parcial, Slokar consideró que “la prueba resulta suficiente, convincente y por demás contundente para dejar sin efecto la absolución de Etchebarne y arribar a una sentencia condenatoria en esta instancia -sin reenvío-, de modo de no sumar más dilaciones, tal como reclaman los acusadores”.

Etchebarne llegó al juicio acusado como partícipe necesario del secuestro y tormentos sufridos por 22 personas, entre directivos de los grupos empresarios Chavanne y Grassi, abogados, empleados y familiares. Su absolución fue un baldazo de agua fría ya que hubo 10 testigos que reconocieron al abogado en Campo de Mayo participando de las torturas e interrogatorios.

Al valorar esos testimonios, Obligado y Paliotti no los creyeron. Le restaron peso a las declaraciones de quienes ya habían fallecido y que habían sido parte del Juicio a las Juntas y, al igual que la defensa, señalaron una supuesta “enemistad manifiesta” con el acusado.

En su voto en minoría, el juez Grünberg ya había refutado los esfuerzos de sus pares para absolver a Etchebarne: “Resulta descabellado conjeturar siquiera en una especie de complot llevado a cabo por tantas personas a lo largo de más de cuatro décadas. No existe posibilidad alguna de ello y, por ende, según mi entendimiento, las manifestaciones de inocencia de Juan Alfredo Etchebarne han sido doblegadas por el contundente cuadro cargoso hasta aquí expuesto”.