A poco menos de un año de las elecciones, las candidaturas se posicionan en un rol central dentro de la agenda política y mediática. Mientras la oposición cuenta con más candidatos que acuerdos, el oficialismo no define aún cuál será la estrategia de cara a los comicios. A pesar del deseo de reeditar los doce años de gobierno kirchnerista, aún no hay precisiones sobre quién tomará las riendas de un país azotado por la inflación y los cumplimientos de la deuda con el Fondo Monetario Internacional.

«Todo en su medida y armoniosamente», citó Cristina Ferández de Kirchner después de que la militancia presente en el estadio Diego Armando Maradona clamara por su candidatura presidencial. Con nueva estética y la intacta complicidad con la militancia, la vicepresidenta conmemoró el 50° aniversario del retorno al país de Juan Domingo Perón, al tiempo que extendió su discurso a mucho más que solo sus votantes, dando pie a un sinfín de hipótesis frente a su posible retorno a la titularidad del Poder Ejecutivo.

«Sin confirmarlo, Cristina dio su primer acto de campaña», sostiene el analista Carlos de Angelis. Su aparición tuvo todos los condimentos para ser tomada como tal, sin embargo, algo obvio parece detener a la vice: esto no es 2019. «Por la mala gestión del gobierno, las provincias están pensando en desdoblar las elecciones entre marzo y abril para evitar la catástrofe», sostiene de Angelis. Frente a esto, el sociólogo sostiene que CFK tiene una única salida: «Si quieren ganar el país, es necesario volver a construir un soporte nacional».

A pesar del posible desdoblamiento, a la fecha, el oficialismo no cuenta con otro candidato que tenga su mismo peso político. Al respecto, el presidente de Alaska Comunicaciones y exsecretario de Comunicación Pública de la provincia de Buenos Aires, Juan Courel, sostiene: «Con la gravedad de la situación social y la crisis del Gobierno, su candidatura sería la única capaz de dar el volumen político necesario para que el ordenamiento sea contundente».

Con todavía un año de gestión, y a pesar del clamor de los votantes por la postulación de la vicepresidenta, Alberto Fernández continúa hasta el momento con la idea de apostar a la reelección: «El presidente va a jugar su ficha. Él tiene entre cincoy seis puntos que le pertenecen, con los que podría hacer que Cristina pierda una primera vuelta. Por eso creo que va a presentar batalla. Quizás renuncie a las PASO, pero estoy seguro que formará parte de los armados del PJ», afirma De Ángelis.

«Con Cristina no alcanza y sin ella no se puede» fue la frase más repetida por el presidente durante la campaña del 2019. Esta premisa responde a la idea de que el caudal de votantes de la vicepresidenta destierra la posibilidad de triunfo para otro candidato peronista. Pero, al mismo tiempo, esta teoría afirma que CFK no cuenta con margen de crecimiento por los extremismos que genera su figura. Sobre esto, Courel admite que fue así durante algún tiempo pero que, a la fecha, Cristina tiene tanto o más para crecer como cualquier otro candidato que se presente.

En la misma sintonía, y frente a la ampliación del discurso de la vicepresidenta de tocar ítems centrales para los votantes –y en los que sus gobiernos fueron deficitarios, como lo fue la gestión en seguridad– el filósofo Julián Fava afirma: «CFK tiene la pesada herencia autogenerada de formar parte del gobierno de Alberto Fernández. Por eso, en caso de ser candidata, será clave la ampliación del caudal de votos que pueda tener el kirchnerismo. En esta campaña, se deberá apelar más que a solo a los propios».

Parte del discurso de la vicepresidenta estuvo basado en las críticas a la oposición pero, en especial, hacia los sectores más liberales y radicalizados de la misma. Esto, lejos de ser casualidad, responde al marcado crecimiento de la derecha en las encuestas, un escenario político que no era viable hasta hace cuatro años. «Viendo los ejemplos de Brasil y Europa, la figura de Milei empieza a ser una amenaza concreta para el peronismo. No solo si pelea la carrera presidencial por su cuenta, sino también si se une a Juntos por el Cambio».

La oposición, hasta el momento, parece no haberse revolucionado tanto ante la posible candidatura de la vicepresidenta. Esto, según Courel, se explica porque la gestión de Alberto Fernández no fue favorable y tuvo muchas críticas por parte de su principal armadora. Además, el expresidente del Consejo Consultivo de los Medios Públicos sostiene que, si bien Macri es importante en la oposición, CFK cumple un rol central en las decisiones del oficialismo, por lo que su posible candidatura no sorprende a sus rivales.

Frente a cómo podría quedar plasmado un posible escenario político con la candidatura de la vicepresidenta, Carlos de Ángelis sostiene: «El cristinismo apostará a que se rompa Juntos por el Cambio y que Milei le saque el 15% de votantes. Además, si el radicalismo concreta su ruptura, también podría beneficiarla porque los votos estarían mucho más repartidos». A pesar de las hipótesis que puedan surgir, los tres analistas coinciden en que la forma más concreta que tiene CFK para ganar es si Mauricio Macri se presenta como candidato. «Es contra quien pueden generar más mensajes negativos por su experiencia fracasada de gobierno», amplía Courel.

Todo el arco narrativo del discurso de la vice estuvo basado en recuperar la presencia de la militancia. La dos veces presidenta se encolumnó detrás del eslogan «La fuerza de la esperanza» para volver a enamorar a su electorado y, por sobre todo, a aquellos desilusionados con la gestión Frente de Todos. Ante el uso de este concepto, Fava concreta: «La recuperación de la esperanza no es un discurso vacío. Cristina toma la experiencia de los 12 años de gobierno para dar certezas de que se puede vivir mejor, y que esa reconstrucción solo puede encararla ella».