Alberto Fernández viajó a Europa con el fin de destrabar la negociación de la mega deuda con el FMI que, espera, se comience a facilitar tras su reunión mano a mano con la titular del organismo, Kristalina Georgieva. Si bien durante este año y el anterior se desataron rumores del cierre de un acuerdo, por el momento no sucedió y la tensión entre ambas partes creció. Sin embargo, esta nueva posición más beligerante por parte del Estado argentino no fue la que primó durante la administración Fernández.

Fue el 7 de junio de 2018 cuando Mauricio Macri firmó el crédito denominado “Stand By” por el que se endeuda a la Argentina por 55 mil millones de dólares, de los cuales el país recibió 44 mil millones. Si bien la oposición de entonces criticó esa decisión, no hubo una reacción social masiva en su contra.

Mauricio Macri sufrió una contundente derrota en las urnas en las PASO, y su ex “enamorada” Cristine Lagarde es eyectada del organismo. El 25 de septiembre de 2019 la reemplaza Kristalina Georgieva. El 28 de octubre de ese año Alberto Fernández gana en primera vuelta y el 26 de noviembre le dijo al FMI que no solicitaría los 11 mil millones de dólares restantes.

El 10 de diciembre Fernández asumió en su cargo en la Asamblea nacional legislativa y dijo al pueblo argentino en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso: “He instruido a las autoridades pertinentes para que formalmente inicien querella criminal tendiente a determinar quiénes han sido los autores y partícipes de la mayor administración fraudulenta y de la mayor malversación de caudales que nuestra memoria registra”.

El presidente finalmente no inició esa “querella criminal”, sino que cambió de estrategia al comenzar las negociaciones con los acreedores privados, con los que sí se llega a un acuerdo. El 31 de agosto de 2020 se reestructuró la deuda con esos bonistas privados y el resultado fue anunciado en un acto formal del que participaron el ministro Martín Guzmán, el presidente y la vicepresidenta Cristina Fernández.

El gobierno se esperanzó con que el acuerdo con los acreedores privados sirviera de antesala a una negociación más amigable con el Fondo, a partir del vínculo que tendió Guzmán con Georgieva. Sin embargo, el organismo no cedió.

En ese contexto, el 16 noviembre de 2020 el Senado, conducido por la vicepresidenta, le mandó una carta al FMI en donde pide mayor plazo y criticó la forma irregular en la que se tomó el crédito, que violó los propios estatutos del organismo de crédito.

Esta última semana el gobierno nacional endureció su posición antes del encuentro de Fernández con Georgieva de este sábado en Roma. Guzmán recordó antes de viajar a Europa con el presidente que el exdirector por Estados Unidos en el FMI (Mauricio Claver Carone) en aquel entonces reconoció públicamente que aquel programa fue un “apoyo político” a su campaña electoral y que es “ahora el pueblo argentino el que lo está pagando”. “Nosotros estamos tratando de refinanciar esa deuda en cuotas, de modo que no impida el desarrollo de las oportunidades de nuestro pueblo”. Y enfatizó que es mejor un “no acuerdo que un mal acuerdo”.

Este miércoles el presidente, en un acto en Morón para recordar a Néstor Kirchner, dijo: “No vamos a hacer un acuerdo que deje más postergados a los argentinos; si todavía no cerramos el acuerdo con el FMI es porque no nos vamos a arrodillar por pagar una deuda. Voy a cerrar con el fondo el día que sepa que eso no condiciona el futuro de los argentinos”.

Si no hay acuerdo, en marzo 2022 Argentina tiene que hacer frente a un vencimiento de 19 mil millones de dólares o caer el default.