Casi un mes y medio antes de lo previsto, la tarjeta alimentaria -un eje clave del Plan Argentina contra el Hambre- comenzó a repartirse este miércoles en la ciudad entrerriana de Concordia, una de las zonas del país más golpeadas por los efectos de la crisis económico-social.

Concordia forma parte del mapa de 1000 puntos críticos en toda la geografía nacional que el Ministerio de Desarrollo Social identificó para direccionar la asistencia más urgente. Allí, según la estadística oficial, la desocupación alcanza el 52,9 por ciento y la indigencia trepa al 15,4.

El Gobierno repartirá en esa ciudad 7 mil tarjetas que inyectarán 35 millones de pesos mensuales para la compra de alimentos en una economía centralizada en la producción frutihorticola y especialmente afectada por la última devaluación.

Tras su paso por Diputados para defender los proyectos de emergencia que impulsa el nuevo gobierno, el ministro Daniel Arroyo tiene previsto viajar a Concordia este jueves para supervisar el proceso de entrega que comenzó en la mañana en el centro de convenciones de la ciudad.

El viernes, en tanto, encabezará junto al presidente Alberto Fernández en la Casa Rosada la primera reunión formal del Consejo contra el Hambre que en los últimos días sumó a Hilda “Chiche” Duhalde entre las figuras que aportarán ideas y proyectos a la iniciativa.

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La entrega de la tarjeta alimentaria será automática para todas las personas que reciban la Asignación Universal por Hijo (AUH) a partir del entrecruzamiento de datos a cargo de ANSES con las bases oficiales de información de esos beneficiarios.

La tarjeta no se tramita: ninguna persona u organización social está autorizada a gestionarla en nombre de otro.

En una primera etapa, la recibirán madres y padres y con hijas e hijos de hasta 6 años, embarazadas a partir de los 3 meses y personas con discapacidad. En los tres casos deberán ser beneficiarios de la Asignación Universal.

La entrega se hará por etapas en cada una de las provincias de la Argentina. Anses tendrá a su cargo la notificación –vía telefónica o SMS- a los titulares que deberán retirar en el Banco Nación o la banca oficial que determine el distrito para agilizar el trámite.

Los montos a cobrar por cada familia beneficiaria dependerán de la cantidad de hijos a cargo y el gobierno recargará la tarjeta todos los meses.

La tarjeta alimentaria no sirve para extraer dinero en efectivo y sólo está destinada a la compra de alimentos, excluyendo bebidas alcohólicas. Un equipo de nutricionistas supervisará las compras para complementar la ayuda con un asesoramiento integral para una alimentación saludable.

El Ministerio de Desarrollo Social aclaró que la tarjeta no suplanta ninguna de las políticas vigentes, ni reemplaza la AUH y que funciona como “una política de complemento integral alimentario”.

El nuevo gobierno tenía previsto iniciar el reparto de la tarjeta en febrero, pero en los últimos días resolvió adelantar los tiempos y reforzar la asistencia de emergencia programada para lo que queda del año, especialmente durante las fiestas navideñas, y el primer mes de 2020.

“Nos encontramos una situación muy complicada en todo sentido. El efecto de la devaluación produjo un agravamiento de todos los indicadores en los estratos vulnerables”, le dijo a Tiempo uno de los funcionarios encargados de supervisar el operativo de Concordia.

Días antes de ser confirmado al frente de Desarrollo Social, Arroyo había trazado en diálogo con este diario un perfil de la herencia macrista: “No hay una crisis acotada a una zona del país, sector o industria. Hay una catástrofe social; Macri quebró el conjunto de la estructura social”.