El miércoles dejé el escrito firmado sobre el escritorio de la Dra. Elizabeth Gómez Alcorta. Ella se veía venir un revés procesal en la causa que tiene a Milagro Sala no como acusada sino como querellante. Yo viajaba para Roma ese mismo día con destino al tercer Encuentro Mundial de Movimientos Populares lamentando no poder acompañar personalmente la presentación. 

El escrito que tuve el honor de firmar es parte de un proceso kafkiano que se inició en febrero cuando un heterogéneo grupo de legisladores del Parlasur -con el patrocino de Pablo Llonto y Damián Loretti- denunciaron a los funcionarios judiciales que intervinieron en la arbitraria e ilegal detención de la dirigente social y diputada electa Milagro Sala, que aún hoy permanece privada de su libertad y prácticamente incomunicada. 

En estos días Eli, como Josef frente al Guardián de El Proceso, presentará el recurso extraordinario para que el fuero federal se digne a tratar un tema que viene pateando hace ocho meses con idas y vueltas del más pilatesco ritualismo procesal. Mientras tanto, allá en el norte, el ex Ministro delaruista reproduce a escala feudal su afición por resolver los conflictos sociales con represión, suprimiendo los procedimientos legales o, como me tocó aquel 20 de diciembre, poniendo a los manifestantes “a disposición del Poder algo tan inexplicablemente absurdo como el Proceso Ejecutivo”. No me quejo, otros tuvieron peor suerte. En cualquier caso, el Jujuy autocrático no ofrece chances de obtener la más mínima legalidad.

Me preguntaba en estos días si el máximo Tribunal abriría “las puertas de la ley” frente a las que murió el Joseph de Kafka. Aunque estamos frente a una detención políticamente motivada, legalmente arbitraria y procesalmente inválida que genera responsabilidad internacional del Estado por violación de tratados suscriptos por nuestro país y que entorpece el funcionamiento del Parlasur, algunos jueces no terminan de ver la “cuestión federal” que atañe a la querella de la diputada del Parlasur, algo tan inexplicablemente absurdo como el Proceso que describe Kafka. 

El propio Ernesto Sanz –jefe político de Morales y ministro sin cartera del Gobierno Nacional– reconoció la motivación política e ilegalidad procesal cuando altanereando en el programa Confesiones de Radio Mitre admitió que la detención no estuvo “bien hecha”… “pero a los tres días se corrigió”. Cuando la periodista lo interpela al respecto, el temerario Sanz afirmó impunemente: «Voy a defender a mi amigo el gobernador de Jujuy (…) Esto es una confesión de realpolitik. Si Morales no hacía lo que hizo el día 11 de diciembre dejaba de ser en menos de 24 horas gobernador de Jujuy». Luego se despacha con la teoría del Estado Paralelo y el poder casi olímpico de la subversiva coya que, con el diario del lunes, queda claro que era una leyenda negra. 

Eli es la más cabal demostración de que la demonología tupaquera es cuento chino. Coordina la defensa de Milagro Sala sin un mango, a bordo de un auto destartalado, con su hijo a cuestas y bancándose todo tipo de agravios y amenazas. Pero es joven, brillante y tiene ovarios. Dirige el Movimiento de Profesionales por los Pueblos y milita en Patria Grande. Su única motivación para defender a Milagro es su compromiso con los derechos humanos, los movimientos populares y la lucha contra la violencia de género. Algo incomprensible para muchos que sólo entienden el lenguaje del poder, y a todos miden con su propia vara. 

Recibí un mensaje suyo para que la llame urgente. La escuché contenta por primera vez en mucho tiempo. Al parecer, mientras Eli recorría los laberintos de esta pesadilla kafkiana, cinco prestigiosos juristas de Benín, Australia, México, Corea y Ucrania estudiaban el caso detenidamente. Finalmente, el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas resolvió que la detención de Milagro Sala es ilegal, arbitraria y debe cesar de manera inmediata. Tras 22 carillas con durísimas consideraciones sobre el proceso, este grupo de juristas que no se caracterizan precisamente por su aprecio al “populismo latinoamericano” exige “liberar de inmediato a la señora Milagro Sala y conceder una reparación adecuada”. Claro como el agua. Veremos si para el Gobierno la idea de “volver al mundo” incluye el respeto del derecho internacional público o se limita a pagar a deudas injustas, contraer nuevas deudas, volver al FMI y entrega nuestro patrimonio natural al capital extranjero.

Juan Grabois, referente de la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y consultor del Pontificio Consejo Justicia y Paz del Vaticano.

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