En la casa de las Abuelas hubo fiesta. Un clima de celebración que se sentía en cada abrazo, en cada sonrisa y en cada lágrima que se deslizó apenas Estela de Carlotto anunció la restitución del nieto 128.

Se trata de Marcos, hijo de Rosario del Carmen Ramos quien fue secuestrada en San Miguel de Tucumán (y hoy continúa desaparecida) junto al niño que en ese momento tenía cinco meses de vida.

Del anuncio participaron también Ismael y Camilo hermanos mayores de Marcos y su tío Ramón. Ellos habían realizado esta búsqueda y a quienes un llamado que recibieron el miércoles les cambió la vida. Cuentan que el reencuentro con Marcos, 42 años después fue una bisagra en la vida, también un shock para los tres.

“Estamos armando nuestro álbum» dice con la única foto que tienen ellos dos junto a su mamá, en la mano. «No puedo procesar todavía la inmensa felicidad que encierra este gran encuentro que hemos tenido con Marquitos”, expresó Camilo durante la conferencia. “Señora Estela, yo puedo ver a mis hijos que pueden ser acariciados por mi esposa y pienso qué dichosos que son’ porque tienen el amor de la mamá que nosotros no hemos podido disfrutarlo. En estos momentos daría cualquier cosa por un abrazo. Acá se habla de la restitución de una persona, de un ser humano pero para mí es la restitución del amor no vivido, 42 años de una amor no vivido. Esperemos que nunca más”, agregó.

La búsqueda la realizó Ismael quien se acercó a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad en 1999, allí contó que en 1976, su hermano había sido secuestrado junto a su madre y que nunca más había sabido de ellos. En 2013, comenzaron a cruzarse los datos cuando en el Fondo Permanente de Recompensas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación se recibió una denuncia que señalaba a un joven como hijo de desaparecidos apropiado por una persona imputada por delitos de lesa humanidad.

Ese cruce de datos permitió que luego de denuncias e investigaciones se tomara una muestra de ADN, que Marcos cedió en forma voluntaria. Finalmente el miércoles la fiscalía número dos de Tucumán convocó a los tres hermanos para el reencuentro.

“Fue un áspero camino”, dice Ismael. “Tuve que reconstruir la historia en base a lo que me acordaba y así a veces andaba con fiscal recorriendo lugares para rearmar”, cuenta. “Yo tenía seis años cuando vi por última vez a mi mamá. Tengo muchos recuerdos de ella, de esos momentos, pero ahora no puedo hablar, estoy muy emocionado”, agrega el tucumano. Dijo también que con Marcos se completó un poco el mapa de su historia pero que le falta una de las partes más importante. “Queda mucho todavía, de a poquito vamos a poder armar esto”.

Camilo, es más chico que Ismael. Está igual de emocionado que su hermano. Este momento no sólo lo soñó mil veces si no que cada vez que se enteraba de aparecía algún nieto él se sentía más cerca de su hermano.

También podés leer: Atacaron la web de Abuelas durante el anuncio del nieto 128

“Nos fortalecía porque nos daba la pauta de que podíamos seguir el mismo camino, lograr ese objetivo. Teníamos la duda de si estaba o no vivo, pero aún así nunca hemos dejado de buscarlo”.

“Es todo muy rápido estamos aún procesando. Cuando lo vi y quedamos los tres solos empecé a preguntarle de todo porque yo tenía mucha curiosidad por su vida. Quería saber cómo estaba, quería que conozca a mis hijos, a mi cuñada, que conozca a mi esposa. Hasta que mi tío y mi hermano me pidieron que vaya más despacio”, cuenta riéndose Camilo.

Cuando se ríe, los ojos oscuros brillan. La tonada tucumana se acentúa cuando cuenta que “la naturaleza no lo dejó dudar”. Que vio a Marcos y sí, era su hermano.

En Marcos identifica un parecido físico a Ismael. “Él estaba muy shockeado y a cada momento me decía ‘¿vos sos mi hermano Camilo, no?’, ‘¿vos sos mi hermano Ismael?’”, cuenta que preguntaba. “Hemos visto en él a alguien que necesita mucho amor, por eso hemos sobrellevado esta emoción para poder ser la pata en la que él pudiera apoyarse. Para nosotros también es una bisagra”, dice entre lágrimas.

“Por favor difundan, cuenten esta historia, es importante que lo cuentan”, ruega Camilo. “Abuelas es la llama de la esperanza, eso le diría a quienes tienen dudas con su identidad. “No pierdan las esperanzas, ellas y su equipo están porque son los primeros que tienen esperanza nosotros no habríamos logrado nada sin ellas. Y cuando digo nosotros, me refiero a los 128 seres humanos de buena madera que han aparecido hasta ahora”, afirma.

La historia

Marcos es hijo de Rosario del Carmen Ramos. Nació en San Miguel de Tucumán donde a los cinco meses fue secuestrado junto a su mamá.

Rosario nació en Santiago pero vivió en Tucumán donde se casó con Ismael Amado Suleiman. Con él tuvo sus dos primeros hijos y luego se separó.

Militante activa del PRT, fue secuestrada a principios de 1976 durante un operativo de las fuerzas de seguridad en la zona de San José. En ese momento, estaba embarazada de pocos meses, y estuvo cautiva varias semanas hasta que fue liberadada. 

Meses después, el 9 de junio, nació Marcos Eduardo Ramos. En noviembre de ese mismo año, en otro operativo ilegal en la capital tucumana, secuestraron a Rosario del Carmen quien partió con desconocido en un Ford Falcon blanco. 

“Camilo en ese momento se encontraba al cuidado de su padre, pero Ismael y Marcos, que vivían con su madre, fueron llevados a una casa quinta ubicada en Tafí Viejo. Fue s la última vez que Ismael vio a su hermano menor. Luego de permanecer una semana allí, Ismael fue trasladado a otro domicilio en Tucumán, del que escapó muchas veces. En una ocasión, logró ubicar a su tío paterno, quien dio aviso sobre su paradero al padre del niño. Así lograron recuperarlo. Desde entonces sabe que tiene un hermano menor que fue secuestrado. Rosario continúa desaparecida”, cuenta el comunicado de Abuelas.

El homenaje de Carlotto a las víctimas de Moreno

“Pronto conoceremos a Marcos y si él tiene ganas un día tomará contacto con ustedes”, dijo Carlotto al finalizar la jornada.

“La noticia llegó en un momento muy triste. Quiero expresar el dolor de las Abuelas sobre todo las que somos docentes, por las víctimas de Moreno, donde ha muerto una maestra y un auxiliar por la desidia y la ineficacia del Estado de no haber controlado esa situación. A mí esto me alegra mucho esto pero empaña, estoy en la ambivalencia de que estas cosas no deberían haber pasado ni deberían pasar”.