El diputado Andrés Larroque habla desde un auto que está en viaje y en ruta hacia Entre Ríos. El secretario general de La Cámpora se prepara para hacer un balance con los responsables políticos que tiene esa organización a lo largo del país. Es, en la jerga de esa agrupación, «una reunión federal»: participarán dirigentes de todas las provincias. Se termina el 2016, un año muy duro para los trabajadores en general. Sobre todo para las actividades ligadas a la industria o que dependen del consumo popular, donde se siguen multiplicando los despidos y las suspensiones. También fue un año difícil para el kirchnerismo. «Nosotros (por La Cámpora) atravesamos muchos años a caballo de la vorágine del Ejecutivo, este año nos tocó responder a la ofensiva salvaje del gobierno. Recién ahora estamos encontrando un momento para analizar en conjunto. Reestructuraciones, redefiniciones», adelanta ‘el Cuervo’ en comunicación telefónica.

En el encuentro de La Cámpora, por supuesto, estará Máximo Kirchner, fundador de la agrupación y también diputado. El hijo de la ex presidenta viene levantando el perfil sin avisar demasiado. Hace dos semanas, luego de que la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) concertara con el gobierno nacional un acta-acuerdo para poner en marcha el paquete de medidas definido como Emergencia Social, La Cámpora difundió una carta con algunas advertencias y críticas que tuvo repercusión y disparó el debate. Larroque tiene un diagnóstico duro sobre lo que está en juego detrás de la polémica que los distancia cada vez más del Movimiento Evita. «Hay un intento de deliminar una oposición permitida, negociada con el gobierno y también con el poder concentrado, que consiste en excluir a Cristina, al kirchnerismo y al FpV», advierte.

-En las últimas semanas se planteó un fuerte debate derivado de la Ley de Emergencia Social. La Cámpora difundió una carta pública para advertir que no hay que invisibilizar que el agravamiento de la situación es producto de determinadas políticas. Otros sectores acusaron a la organización de ubicarse un lugar sectario y antipopular…

-Toda definición es política, sea cual sea la reivindicación, la forma y la metodología. La reivindicación se define desde la política. Después, para dejar clara la postura frente a la Ley de Emergencia Social: en el Senado, la comisión tuvo quórum gracias a que dos senadoras compañeras de La Cámpora firmaron el dictamen, que son Virginia García (FpV-Santa Cruz) y Ana Almirón (FpV-Corrientes). Se firmó el dictamen, se votó en el recinto, las cuatro compañeras (por García, Almirón, la santafesina María de los Ángeles Sacnun y la mendocina Anabel Fernández Sagasti, NdR) votaron y acompañaron, y nosotros tenemos la misma postura en Diputados. Lo que sí hicimos fue sentar una postura política porque entendemos que la manera en la que se está encarando esta reivindicación o este debate no abona a transformar las causas que generan esta situación.Hay un intento de delimitar una oposición permitida, negociada con el gobierno y también con el poder concentrado, que consiste en excluir a Cristina, al kirchnerismo y al FpV. Se nos hacen muy evidentes este tipo de acuerdos tácitos, que después se ven o se reflejan en fotos que van apareciendo…

-¿Qué fotos?

-Creo que la foto que hace (Sergio) Massa con el Movimiento Evita, Barrios de Pie y otros sectores va marcando una opción de lo que podríamos denominar que es la oposición permitida. Aparte, es una oposición mediática, que dice una cosa en los sets de televisión, pero luego vota de otra manera en el recinto. Nosotros queremos dejar en claro esa postura. Además, también hay que ser coherentes: no se puede votar el Presupuesto y después pedir una Ley de Emergencia Social. En alguno de los dos momentos hay un error. El pueblo argentino la mira a Cristina y mira al kirchnerismo porque es la experiencia de los últimos 12 años y medio. Negar eso sería retroceder muchísimo. Yo creo que esta ley era excelente en el año 2002, hubiera sido un avance del campo popular. Hoy, lo que se está planteando es meramente un paliativo como centro de la lucha y de la reivindicación de las organizaciones.

-Algunos sectores plantearon que la carta de La Cámpora refleja que no tiene inserción en el territorio. Que construye y agrupa sólo a sectores juveniles de los sectores medios…

-Es un reduccionismo que desconoce la realidad, porque es una organización con absoluta inserción a lo largo y ancho de la Argentina. Sí tenemos debate y definiciones políticas y creemos que hay que generar la mayor acumulación posible con aquellos actores que están dispuestos a enfrentar esta política y no a comulgar o a pactar y firmar claudicaciones. Puede ser una solución transitoria para un sector relativo pero a largo plazo es una derrota. Porque estas políticas van a seguir generando desocupación. Creo que lo que hay que hacer es defender los puestos de trabajo. El triunvirato de la CGT no convoca a un paro. No vuelve a levantar la reivindicación de la ley antidespidos, ni el cumplimiento del compromiso de no despedir por parte de las empresas que había presentado (Mauricio) Macri. Y termina saldando toda esta discusión en una movilización con las organizaciones sociales pero en un piso de reclamos que tiene que ver con lo social y no con el modelo económico.

-¿No le preocupa la posibilidad de que una parte de los sectores que hasta diciembre estuvieron en el FpV puedan emigrar hacia Sergio Massa?

-Massa es la gran trampa que hoy tiene frente a sí el pueblo argentino. Así como los argentinos hoy somos víctimas de un presidente-estafa, porque este presidente surge de una estafa –me refiero a sus promesas de campaña-, Massa es la nueva estafa que está preparando el establishment. Por ejemplo, hace unas semanas instaló el tema de Ganancias sin que hubiera presentado hasta ese momento un proyecto de ley (ríe). Obviamente recibirá ayuda de los factores de poder para dar una idea de oposición porque necesitan acumular parte de lo que hoy expresa el kirchnerismo de cara al año que viene. Eso sin duda. «