Otro Calcaterra, también primo del presidente Mauricio Macri, es investigado por estafa contra una empresa de la que él mismo era presidente del directorio y gerente general.

Según consta en la causa 45.678/2014, aprovechó un siniestro para pagar a una empresa que se dedicaba a otro rubro, cifras exorbitantes para llevarse escombros, mercadería dañada y limpieza. Peor aún, los investigadores sospechan que parte de la mercadería inutilizable no fue destruida, y que los trabajos de limpieza jamás se hicieron.

El Calcaterra en cuestión es Fabio Marcelo, hermano de Angelo –titular de la constructora contratista del Estado IECSA-, ambos primos de Macri.

Fabio Calcaterra es el hombre a quien en diciembre pasado el Banco Central le autorizó la compra del Banco Interfinanzas, una entidad que no tiene atención al público, funciona como “banca mayorista” y tiene sus oficinas en Puerto Madero. Calcaterra estuvo procesado en esta causa pero ahora goza de “falta de mérito”. Era el CEO de “Alimentos Modernos S.A.”.

La empresa había pertenecido a su familia hasta que en 1996 (durante el menemismo, cuando las firmas locales eran adquiridas por poderosos conglomerados extranjeros) la multinacional Farm Frites compró parte del paquete accionario y en 1999 tomó el control. No obstante, mantuvo a Calcaterra al frente.

La empresa procesa diariamente el cargamento de papas de entre ocho y nueve camiones para la elaboración de alimentos precocidos y congelados. Esos productos se almacenaban en un depósito de Cool Mind S.A., una sociedad entre Calcaterra y Farm Frites, ubicado justo enfrente de la planta de Alimentos Modernos, en la localidad bonaerense de Munro.

El 11 de agosto de 2012 hubo un derrumbe parcial en Cool Mind, que afectó a unas 1.300 toneladas de papas. Calcaterra está acusado de “apoderarse o no dar cuenta del faltante de 500 toneladas de producto supercongelado terminado que se encontraba alojado para su almacenamiento en la sede de la planta de la empresa Cool Mind”.

Además, se le imputa haber pagado casi un millón de pesos por la destrucción y “disposición final” de la mercadería dañada, limpieza de la planta y retiro de residuos. Esos trabajos fueron pagados a la empresa Arcillex SAIC, que se dedicaba a la comercialización de materiales para la construcción, “en especial de arcilla expandida y sus derivados”.

Arcillex amplió su objeto social simultáneamente con el siniestro a “transporte, tratamiento y disposición final, reciclado, manipulación y recuperación de barros, arcillas, residuos especiales, industriales, peligrosos o sólidos urbanos y todas aquellas actividades vinculadas al cuidado del medio ambiente”. Pero “al momento del siniestro no era un referente en la materia”.

Según la investigación, no sólo no realizó las tareas, sino que además cobró por ellas un tres mil por ciento más que la empresa que habitualmente se dedicaba a la limpieza de la planta. De acuerdo con lo que se desprende del expediente, Calcaterra autorizó pagos por 732.742,55 pesos, por lo que la otra empresa cobraba 23.569,80 pesos.

La acusación señala que “Arcillex facturó la prestación de un servicio que nunca se realizó por un importe exorbitantemente superior al vigente en el mercado, cobrando –a instancia de Calcaterra, que fue quien suscribió los cheques- una importante suma de dinero sin causa alguna que justifique dicho enriquecimiento, todo ello en evidente perjuicio del patrimonio de Alimentos Modernos”, la empresa de la que era su CEO, aunque no su dueño.