El dirigente piquetero Luis D’Elía fue otra víctima de espionaje ilegal durante el gobierno de Mauricio Macri, tanto en libertad como cuando estuvo detenido en la cárcel de Ezeiza.

Así se desprende de las 485 páginas de documentación que la actual titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Cristina Caamaño, le entregó días atrás.

Los seguimientos contra D’Elía se realizaron, según se desprende de la documentación, de manera virtual –a través de redes sociales- y real –mediante seguimientos de sus actividades en distintos puntos del país.

Entre los documentos entregados al dirigente social aparece una convocatoria a una manifestación para el 20 de diciembre de 2016 en protesta contra las políticas económicas impulsadas por el gobierno de Cambiemos, a través de un grupo de Facebook creado el 1º de noviembre de ese año, supuestamente por el partido MILES, que encabeza D’Elía.

El reporte de inteligencia invoca una consigna que no estaba contenida en la convocatoria: «En diciembre, golpe de estado a Macri».

Inmediatamente después aparece un reporte fechado en diciembre de 2016, que exhibe «una recolección de la información obtenida a través del monitoreo realizado en fuentes abiertas» sobre D’Elía, Alejandro Garfagnini («Coco», Coordinador Nacional de la Túpac Amaru, la organización que lidera la dirigente social jujeña Milagro Sala). Pero también alude a Fernando Esteche, referente del movimiento Quebracho, y al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. «Se presume que podrían estar generando una movilización en el mes de diciembre del corriente año, la cual podría atentar contra la Seguridad Nacional».

En los registros de la AFI también aparecieron fotos en las que se lo ve acompañado de su actual mujer, Lorena Felices. Las anotaciones que acompañan a las fotos parecen ignorar que D’Elía ya estaba separado, desde hacía tiempo, de Alicia Sánchez. En el entorno del dirigente piquetero sospechan que esas imágenes tenían un objetivo extorsivo.

En la red social Twitter, el dossier hace hincapié en una encuesta que lanzó en esa red bajo la pregunta: «¿Cuál de estas palabras caracteriza mejor al señor presidente de la República, Mauricio Macri?». Las alternativas del multiple choice fueron «cipayo ladrón», «pelotudo entregador», «corrupto mentiroso» y «oligarca sorete».

Aparece también un reporte sobre «terrorismo transnacional islamista», confeccionado por un sistema denominado SID (Síntesis Información Diaria), que da cuenta del «asedio a Irán, Hezbolá y ‘asociados'».  No está claro qué es SID, pero parece una suerte de newsletter que busca vincular al islamismo con D’Elía, tal como lo denunció el difunto fiscal Alberto Nisman en enero de 2015.

D’Elía fue detenido el 7 de diciembre de 2017 por orden del juez Claudio Bonadio en el marco de la causa conocida como “Memorando”. A fines de marzo de 2018 fue excarcelado, pero esa decisión  no lo puso a salvo del seguimiento ilegal.

Un reporte fechado en Tucumán el 23 de octubre de 2018 describe una visita que realizó a Santiago del Estero en la que «se refirió a la situación económica y social por la que atraviesa el país» y vaticinó que «al presidente Mauricio Macri lo único que le resta es la represión y el fraude, ya que las encuestas indican que el 70 % del pueblo argentino desaprueba su gestión».  En ese viaje a Santiago del Estero, el reporte indica que D’Elía también «se refirió a la muerte del campesino Héctor Reyes Corvalán, luego de quemarse a lo Bonzo, resistiendo una orden de desalojo de las tierras donde residía en el paraje Suncho Pampa, a unos 260 kilómetros de la ciudad capital».

El parte de inteligencia habla de una situación de supuesto suicidio. Pero la Unión de Trabajadores de la Tierra publicó en su sitio de internet: “El hermano Héctor Reyes Corbalán, de 56 años, falleció luego de diez días de agonía. La semana pasada la policía lo había desalojado de sus tierras. Le provocaron lesiones, destruyeron su hogar, mataron a sus perros, y largaron a sus animales vacunos. El campesino sufrió quemaduras en el 45 por ciento de su cuerpo y heridas de balas de goma”.

Los espías evaluaron además la “capacidad de movilización” (la cuantificaron en “unas 2.000 personas) y trazaron una suerte de “excalibur”, el sistema informático utilizado para el entrecruzamiento de comunicaciones telefónicas, pero en este caso sobre relaciones personales cruzadas con otros espiados.

D’Elía fue detenido nuevamente el 25 de febrero de 2019, para cumplir la condena por la toma de la Comisaría 24 de la Policía Federal, a raíz del homicidio del dirigente social Martín “el Oso” Cisneros, en 2004.  Había sido condenado a principios de noviembre de 2017, en fecha coincidente con los seguimientos ilegales.

Ya preso, D’Elía fue espiado en sus comunicaciones telefónicas y entrevistas personales con sus familiares y su abogado, Adrián Albor. Esos episodios saltaron a la luz por la investigación llevada a cabo en los tribunales federales de Lomas de Zamora, primero por el juez Federico Villena y luego por Juan Pablo Augé.

Luego la causa pasó a Comodoro Py y hoy corre el riesgo de una declaración de nulidad que la deje prácticamente vacía y herida de muerte, pese a la voluminosa y contundente prueba recogida.    «