Al menos en su bastión, la Ciudad de Buenos Aires, el macrismo parece tener asegurada una alegría. Cuando Elisa Carrió aceptó encabezar la lista de diputados nacionales de Vamos Juntos, nombre de Cambiemos en la Ciudad, el presidente, Mauricio Macri, se garantizó sumar desde el principio dos sectores del electorado que, hasta ahora, sólo había logrado reunir en los balotaje de las elecciones para jefe de gobierno. 

Alcanza con ver la última legislativa, la de 2013, en la que Carrió, que compartía boleta con su hoy adversario Martín Lousteau, compitió contra Gabriela Michetti. El resultado final fue una victoria de la referente del PRO, rondando el 30 por ciento, pero por menos de dos puntos de distancia sobre Lilita. El entonces Frente para la Victoria quedó tercero. La historia reciente muestra, entonces, que con la líder de la Coalición Cívica enfrente el macrismo tiene menos garantizada la victoria en su bastión. 

Claro que hay un punto de contacto entre quienes optaron en aquella contienda por UNEN y por el macrismo, su nítido antiperonismo. Por eso se producía finalmente la confluencia en los balotaje en los que Macri enfrentó a peronismo capitalino. Y, por el contrario, hubo casi un empate cuando el adversario en esa instancia fue Lousteau, en 2015, que recibió el respaldo de la mayoría de los votantes kirchneristas y casi desbarranca al PRO.   

Podrá sonar extraño, pero hay una buena cantidad de electores porteños que al votar a Lilita perciben que apoyan y cuestionan al gobierno nacional al mismo tiempo. Son los sectores que todavía ven en la diputada a una figura que «controla» al «poder». Y en esa lectura también es un modo de «vigilar» al propio Macri. Así que, en un punto, se conjuga una suerte de respaldo y control en simultáneo, lo que posibilita concentrar un fuerte volumen electoral.         

El frente Unidad Porteña (UP) tiene como eje central al peronismo capitalino y su principal candidato es el ya histórico Daniel Filmus. El ex ministro de educación rivalizará en las PASO con el ex secretario de comercio Guilllermo Moreno y con Itai Hagman. La UP tiene dos objetivos altamente cumplibles. El primero es volver al segundo puesto y además romper el techo del 20% que sacó en las últimas elecciones. La falta de dispersión del voto, al haber incorporado distintos sectores que tienen sus porotos, por pocos que sean, colabora con ambas metas. 

La verdadera «víctima» de la candidatura de Carrió es Martín Lousteau. Las idas y vueltas del candidato de Evolución lo llevaron en menos de dos años a ser el dirigente que casi desbarranca al PRO de la Ciudad, en 2015, a principal embajador de Macri, en Washington y luego potencial competidor interno «expulsado» a la oposición. El derrotero, quizás, fue excesivamente cambiante y todas las encuestas lo muestran tercero cómodo. 

 Santa Fe y Córdoba

Los otros dos grandes distritos que tienen un peso electoral similar al de la Ciudad son Santa Fe y Córdoba. 

En el terruño gobernado hace más de una década por el Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS) una de las características es que hay PASO en varias fuerzas. Otro dato es que la UCR está claramente partida. La mayor parte del radicalismo se quedó dentro de la alianza con el socialismo, en el FPCyS y otros sector formó el Cambiemos santafesino. 

El oficialismo provincial y el macrismo llevan como cabeza de lista a candidatos poco conocidos. La lista del macrismo la lidera Albor Cantard, que estuvo a cargo de la Secretaría de Políticas universitarias del gobierno nacional. La nómica del Frente Progresista la encabeza Luis Contigiani, actual ministro de producción provincial. Este escenario, según los sondeos que maneja el propio oficialismo santafesino, le abre una buena chance en las PASO al Frente Justicialista que tendrá primarias entre el histórico Agustín Rossi y la exjueza Alejandra Rodenas. 

En Córdoba, donde Macri sacó el 70% en el balotaje de 2015, el gobierno nacional tiene depositadas muchas esperanzas. Su lista «oficial» encabezada por Héctor «La Coneja» Baldassi, que competirá en internas contra Dante Rossi, puede, según el macrismo, derrotar a Martín Llaryrora. Esto sería un mazazo para la hegemonía del delasotismo. Por el kirchnerismo, quien intentará mejorar la situación en un territorio que le es hostil hace varias elecciones, es el gremialista Pablo Carro. «