La clase media está otra vez frente a la encrucijada. El aumento de la tarifas; el tembladeral del dólar; la tasa de interés al 40% con su inevitable efecto sobre los créditos; la inflación de los productos básicos que no se detiene. Son todos elementos que impactan de modo directo en la calidad de vida de los sectores que fueron la base sobre la que se construyó el proyecto de poder de Mauricio Macri, el grueso de las clases medias urbanas y rurales, que Cambiemos logró aglutinar en una sola amalgama. 

El actual oficialismo trabajó siempre su discurso político para sintonizar con el «sentido común» de los sectores medios, un histórico punto débil del kirchnerismo. La sintonía llegó al punto de que no fue poca la gente a la que le pareció razonable la explicación del gobierno sobre las tarifas. Los argumentos que sostenían que estaban demasiado subsidiadas, que no funciona así en ningún lugar del mundo (lo que es falso); que el modelo kirchnerista, en general, era inviable, insostenible en el tiempo. Todo eso caló bastante hondo en los votantes del actual gobierno. Lo que se ha modificado ahora es que el argumento «razonable» se corporizó en una factura de miles de pesos. 

La caída de la imagen positiva de Macri es un dato insoslayable que han mostrado todas las encuestas. Sin embargo, la imagen positiva suele incluir a muchas personas que no votaron a un dirigente. Por eso el indicador no alcanza para analizar un elemento más preocupante para cualquier oficialismo: ¿qué está pasando con la propia base electoral?       

«Desde noviembre del año pasado hasta ahora, Macri perdió 10 puntos de intención de voto», remarcó el sociólogo Carlos De Angelis, coordinador del Observatorio de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.  »Claro que en noviembre estaba muy alto porque venía de ganar las elecciones y todavía no impulsaba la reforma previsional. En ese momento estaba por encima de los 40 puntos y ahora cayó al treinta y pico. Además, la tendencia sigue siendo a la baja». 

El sociólogo agregó que en esa merma de respaldo hay un buen número de jubilados que habían votado por Macri «casi en un 60 por ciento». 

Respecto de los acontecimientos de los últimos días, el analista destacó: «El dólar tiene un efecto muy fuerte sobre la psicología de la clase media. No sé si Macri no selló su suerte para el 2019 esta semana. Nadie tiene la bola de cristal. Pero las corridas cambiarias se suelen transformar en corridas políticas. El tema es que el traslado a la política es más lento». 

«Lo que está pasando –agregó– es que empezó a instalarse la sensación de que no conduce nadie, de que el barco quedó a la deriva». 

Esto, según De Angelis, golpea al macrismo en su línea de flotación, en su supuesta gran capacidad para manejar la comunicación. «Empieza a haber una disonancia. Asumieron diciendo que eran el mejor equipo, que metían a los banqueros en el gobierno y que eso iba a garantizar la gestión. En la primera corrida todo tambalea. Están comenzando a pifiar con la comunicación, que era su gran fuerte. La consigna de la pesada herencia prescribió. Ya no funciona. Empieza a quedar claro que no son buenos comunicadores de crisis, al menos por ahora». 

El politólogo Hilario Moreno, director de la consultora Dicen, puso el acento en los electores que habitan en la calle del medio, que lógicamente fueron los que le dieron el empujón en el balotaje al actual presidente. 

«A esta franja no le quedan dudas. No volverían a votarlo –remarcó–. La pesada herencia ya no funciona. Muchos de ellos incluso comienzan a decir que vivían mejor con CFK, aunque tampoco la votarían ahora». 

«El punto de quiebre –agregó el politólogo– fue la reforma previsional. Allí se empezaron a poner en duda las cosas que se decían sobre el gobierno anterior. Esos votantes ya no tienen un relato armónico del pasado y el presente. Perdieron mucho la esperanza de que las cosas van a mejorar, de que lo peor ya pasó». 

El consultor, de todos modos, destacó que el escenario tiene otra cara, que por ahora le sirve al oficialismo. «Los ayuda que del otro lado no hay nada que aparezca con la fuerza suficiente como para derrotar a Cambiemos».  «