El PRO tendrá este lunes una puesta en escena en el corazón de su electorado originario. Será para cerrar la campaña por la precandidatura a jefe de Gobierno de Jorge Macri y planean, al menos por ahora, que concluya en la esquina de las avenidas Cabildo y Juramento, en el barrio de Belgrano, selecto bastión electoral del partido amarillo. Será un cierre de campaña adelantado en la Ciudad y podría concretarse antes del acto que protagonizará el precandidato de ultraderecha, Javier Milei, en el complejo construido por la marca Movistar Arena en terrenos del club Atlanta (ver pag.7). Estarán los dos precandidatos presidenciales del PRO, Horacio Rodriguez Larreta y Patricia Bullrich junto al expresidente Mauricio Macri y la exgobernadora María Eugenia Vidal.

Con ese despliegue comenzará el frenesí hasta los cierres de campaña previstos para el jueves. Larreta lo hará en La Plata, junto al precandidato a gobernador bonaerense Diego Santilli y Bullrich planea hacerlo en Córdoba. Cuentan en el PRO que su fundador no estará en ninguno de los dos cierres y partirá de viaje al exterior. Se ufana de haber convencido a Bullrich de aceptar compartir el bunker con su adversario el próximo domingo en Costa Salguero.

Para el primo del expresidente Mauricio Macri la foto de este lunes será un momento de alto valor simbólico. Aspira a ordenar las internas que siguen sin control y lo afectan dentro del PRO y en JxC, pero por sobre todo ante su electorado y el regreso del apellido a la Ciudad. También será paradójico, porque Jorge Macri cerrará una campaña que no tuvo un acto de lanzamiento ni de apertura, toda una falta para el marketing político del partido. La apuesta para no mostrar las costuras buscará consolidarlo como el aspirante de unidad para suceder a Horacio Rodríguez Larreta, sospechado de hacer campaña por su rival, el radical Martín Lousteau y no apoyar al primo del fundador del PRO como se esperaba.

El acto podría incluir una caravana que buscará recobrar la «épica» del «Sí, se puede» que lideró Macri en 2019 para revertir la derrota en las PASO, del 18%, que lo sacó de su eje. La intimidad de aquel macrismo unido ante el espanto de la derrota está muy tirante y no los ordena ni los números que les arrojan las encuestas. Este lunes mantendrán las disputas detrás de escena para bajar el tono de la tensión.

Vidal se mostrará contenta y no será una sobreactuación. La semana pasada dijo que apoyará a su amigo Rodríguez Larreta y el expresidente deslizó su enojo y la acusó de incumplir su palabra. Después tuvo que utilizar su cuenta de twitter para aclarar, pero casi oscureció. Víctima de sus yerros, Macri le otorgó una inédita centralidad a Vidal que hasta entonces estaba en pronunciado segundo plano después de bajarse de cualquier candidatura. «Quiero dejar en claro que en ningún momento cuestioné a María Eugenia por su decisión de apoyar públicamente a Horacio», escribió.

Dos líneas después el expresidente sucumbió ante su naturaleza calabresa: «Por otro lado, también entiendo el desencanto de Cristian Ritondo, que sintió que no se había cumplido con la palabra empeñada porque también, como dije otras veces, creo que hay que cuidar la palabra», remató. La vendetta está planteada y Macri buscará desandarla en próximas entrevistas televisivas que pactó a partir de este domingo. Es posible que hable poco sobre el tema, pero también podría referirse al apoyo que articula a favor de Bullrich en la interna con Larreta. Otros creen que buscará mostrarse por encima y no se meterá más en la interna.

Macri romperá el bajo perfil que mantiene desde que su excompañero de fórmula Miguel Pichetto le pidiera neutralidad y le planteara formalmente que se iba con Larreta. Ahí empezaron las rabietas del magnate y su liderazgo comenzó a tornarse tóxico para la interna del partido que armó y la coalición de derecha que integra. Pichetto le dijo que buscaría regresar a la Cámara de Diputados debajo de la lista que encabeza Diego Santilli como precandidato a gobernador bonaerense. El pronunciamiento de Vidal reabrió esa herida porque la exgobernadora tuvo un reacercamiento con Macri. Hasta llegó a contar en su equipo con Darío Nieto. El legislador porteño y exsecretario personal del expresidente le manejaba la cuenta de twitter. De eso no queda nada, sólo una Vidal que regresó a las fuentes y reivindica los 27 años de amistad que tiene con Rodríguez Larreta. Para mostrar fidelidad recuerda que el alcalde saliente estuvo en sus dos casamientos: con su primer esposo, el exintendente de Morón Ramirio Tagliaferro y con su actual pareja Quique Sacco. Macri detesta eso y considera que simplemente Vidal no cumplió con su palabra en términos políticos. Ella, por lo pronto, el lunes viajará a Mendoza y, después del «Listo, lo dije», hará campaña abiertamente por Larreta en todo el sprint final.

Los días ásperos para Macri también tienen que ver con el escenario electoral. Su relación con Bullrich no es un lecho de rosas. La exministra de Seguridad sigue sin bancarse que su exjefe político diga que tiene mucha influencia en un futuro gabinete. Macri llegó a pedir el regreso a Transporte de su exministro Guillermo Dietrich y del extitular de Justicia, Germán Garavano, al cargo que ocupó hasta 2019. «Me estás pidiendo algo que no te puedo garantizar», le habría contestado Bullrich a Macri. Garavano no es una pieza menor en la lista corta de fieles que tiene el expresidente, porque también tiene preocupaciones judiciales personales por el canon impago de la concesión del Correo y la quiebra decretada en una causa que ahora está en manos de la Corte Suprema.

Las diferencias también pasan por la campaña. Aunque la apoye, Macri sigue cuestionando la intransigencia de Bullrich. La precandidata viene de una sucesión de errores no forzados que tampoco le cayeron bien a los macristas de paladar negro, especialmente porque es parte del mismo estilo que Macri le cuestiona. También está el sustrato de las encuestas y el impacto de la derrota de Carolina Losada en Santa Fe, ante el radical larretista Maximiliano Pullaro. En el PRO reconocen que el video que grabó para apoyar a Losada donde le pregunta «si se la va a jugar toda» en las elecciones fue el primer traspié. El más reciente es la propuesta de entrar con una cámara al Banco Central para mostrar las reservas y profundizar la estrategia de golpes bajos, al igual que Cristian Ritondo que utiliza imágenes de su gestión para hablar de presuntos policías que no son policías en las fuerzas municipales de la Provincia de Buenos Aires.

Larreta busca mostrarse lejos de la interna, pero la pelea con Bullrich aparece muy reñida en todos los aspectos. Desde la búsqueda de fiscales hasta la desconfianza sobre el bunker que compartirán para esperar el resultado. En el larretismo hablan de una victoria de cuatro puntos y otros de una paridad cabeza a cabeza. Cerca de Bullrich siguen sosteniendo una victoria holgada pero ya no hablan de los diez puntos de algunas encuestas que ahora no serían confiables, aunque siempre fueron telefónicas y les sirvieron para mostrar esa presunta y codiciada ventaja. Los sondeos residenciales ofrecieron otro espejo menos alentador para la estrategia del endurecimiento y la sobreventa del shock inicial de un eventual gobierno.

El alcalde porteño saliente pasó el sábado en el interior santafesino. Por la noche dejó el pequeño pueblo de San Francisco y se fue contento: esperaba un teatro lleno con 500 butacas y se fue con un auditorio colmado y gente que quedó afuera. Dicen que le pasa en las recorridas y forma parte de uno de los termómetros que marca el optimismo que tiene su entorno. El interior santafesino también es otra parte sensible de la zona núcleo de la pampa húmeda que comparte con Buenos Aires y Córdoba. En territorio bonaerense Santilli suma voluntades y le aporta una ventaja a Larreta sobre Bullrich ante una derrota casi segura de Néstor Grindetti. Por eso el cierre del jueves será en La Plata. Para entonces Macri estará de viaje y eligió ejercer sus funciones en la FIFA para los mismos días. Dicen que en el negocio del futbol le está yendo mejor que en la política.