La cumbre del G20 arrancó este martes en Bali con un calor bochornoso. Nada nuevo para los habitantes de esta famosa ciudad balnearia del sudeste asiático, pero un azote climático para la mayoría de los asistentes extranjeros. Bajo esa atmósfera sofocante llegó el presidente Alberto Fernández a la sede del evento y minutos después pasó un susto que lo obligará a redoblar sus cuidados médicos.

Apenas arribó al Hotel Meliá, sede del evento, fue recibido por su par indonesio Joko Widodo y después caminó con el rostro pálido por la alfombra roja de acceso a la sala principal. Cerca de las 10.30, poco antes de ofrecer su primer discurso en el plenario inaugural, se descompensó y tuvo que suspender su participación en la cumbre durante siete horas, debido a un cuadro de úlcera duodenal sangrante que lo obligó a realizar un chequeo médico de urgencia en el Sanglah General Hospital, el más importante de esta ciudad. De las siete horas que estuvo ausente de la cumbre pasó cinco en el hospital para realizarse un chequeo y recuperarse.

La primera versión fue que había sufrido un cuadro de hipotensión, pero el mandatario fue trasladado con velocidad, acompañado por el ministro de Salud indonesio Budi Gunadi Sadikin. El escenario inicial generó zozobra y preocupación en toda la comitiva. Los temores no se calmaron cuando hubo un segundo comunicado de la Unidad Médica Presidencial. «Fue evaluado médicamente, se diagnosticó una gastritis erosiva con signos de sangrado, recibió el tratamiento médico adecuado encontrándose en buen estado de salud y reanudando sus actividades con control médico», suscribió el médico Fabián Saavedra.

La minicrisis médica del Presidente ocurrió entre las 10.30 y las 17.30 de Indonesia, cuando en Argentina transcurría la medianoche del lunes y el amanecer del martes. Si hubiera sucedido al revés, la situación habría tenido un impacto mucho mayor del que tendrá durante todo este martes.

Una fuente de la comitiva confió que se trató de «un episodio complicado», porque sangró mucho y eso le provocó la descompensación. Sin embargo, Fernández buscó acelerar la recuperación para evitar que la situación se extendiera como una mancha de aceite en la opinión pública argentina.

«No hay alta porque no estuvo internado, estuvo haciéndose estudios y estuvieron compensándolo», fue la última explicación de las fuentes presidenciales antes de anticipar que el mandatario ya estaba listo para participar de la bilateral con el presidente chino Xi Jinping, que comenzó cerca de las 17.45 de Indonesia y se extendió por 20 minutos.

El Presidente estuvo acompañado por el canciller Santiago Cafiero, el ministro de Economía, Sergio Massa, el vicejefe de Gabinete Juan Manuel Olmos. la secretaria de Energía Flavia Royón, la portavoz Gabriela Cerruti, el secretario General de la Presidencia Julio Vitobello y la jefa de Gabinete de Cancillería, Luciana Tito.

En la noche de martes en Bali, Fernández estaba invitado a una cena con otros mandatarios, pero ya es oficial que declinó la invitación. Participará Santiago Cafiero en su representación.