La cara que puso. Era la imagen de la impotencia dibujada en su rostro. El fastidio íntimo que le provocan los temas que no quiere escuchar. Con total franqueza no se sabe qué quiere. Debe querer sólo que lo elogien. Que le digan: “Está sacando el país de la pesada herencia que usted recibió”, y entonces él responderá: “Lo vamos a hacer. Todos juntos, para darnos la Argentina que nos merecemos”. Pero cuando le preguntan por una deuda concreta como de qué forma va a hacer para recuperar el consumo que no arranca y cuál fue el criterio para apostar a la inversión y no al consumo, él mira como desesperado para todos lados, con bronca, con impotencia. Y pregunta: «¿Cómo apostás al consumo? ¿Volvés a imprimir billetes e incrementar la inflación? ¿Qué hizo el gobierno anterior? Dejó un alto nivel de consumo, llenó de pesos la Argentina”. Y sigue diciendo cosas que no sabe. No entiende su propio discurso. Gravísimo. «¡Quién no quiere que la gente gane más!» Es decir: quién no quiere que la gente sea feliz. Se le podría responder al mismísimo presidente Macri con entidad ideológica: sueldos vigorosos, demanda industrial y comercial, por ejemplo.

Dice: “La única manera de estimular el consumo es poner plata en el bolsillo de la gente. ¿Y si no tenemos plata, tomamos deuda?” Una de las respuestas posibles sería: los empresarios y los del campo, a los que se la dio todo, son los que tiene que pagar. Esos son recursos genuinos.

Pero no sabe. Te la debo, dice. Esa es una frase que pronuncian muchos funcionarios en su gabinete.

Especialistas en déficit
Al cabo de un año deben todo. Hasta deben cosas impensables. Cosas que uno no hubiera imaginado. Todo lo que ocurrió con el gobierno de la derecha neoliberal era previsible en muchos sentidos, pero que el déficit fiscal, por ejemplo, no fuera abatido, con todo lo que esto significa para la ortodoxia de ellos… Lejos de la promesa de reducción gradual de Prat Gay , a principios de año, sigue aumentando a pasas aceleradísimos. En octubre, mes del último análisis, hubo un rojo de 63 mil millones de pesos. Una cifra que supera tres veces a la de igual mes del año pasado cuando había sido 22,366 millones. Cuando ese era el déficit, decían que era un país inhabitable. Te la deben.

La economía, como en Brasil, a partir del 2015 entró en un círculo vicioso de caída de la recaudación tributaria y de más gastos. Con lo cual tampoco era verdad que iban a ser capaces de controlar el déficit fiscal. Lo cual es gravísimo, porque ni lo que ellos saben hacer, les ha salido bien. ”Los hombres de negocios de la ciudad están cada vez más preocupados por la impericia del gobierno para manejar las deudas fiscales”, asegura Federico Kutcher. Ni aquello que uno presumía que hacen bien, lo han hecho bien. Esa te la debo. Todo te la deben.

La enorme deuda interna
“Se trata de devolver a los pobres y a los pueblos, lo que les pertenece. Digamos no a una economía de exclusión e inequidad, donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata, esa economía excluye”, dice el papa Francisco. Es indudable que en la Argentinav se camina hacia esa exclusión que mata. Que todas las medidas que se tomaron en este año de gobierno apuntan, en un camino que parece no tener retorno, hacia la exclusión. Y la respuesta del gobierno es ir a un retiro espiritual. ¿Y si recibe a un economista sensible que le diga qué es lo que pueden hacer con la economía? No, esa te la deben.

Pero no son los únicos. La debe también Diego Bossio. O lo que dijo Mayra Mendoza, ¿no es lo que piensa de él, todo el kirchnerismo, el peronismo, el espectro político en general? Todos aquellos que aspiramos a que las personas verdaderamente representen a aquéllo con lo que se comprometieron. Y Bossio votando a favor de los fondos buitres no es el que votó la gente… Ni lo es el que permite la deuda enorme que asume este gobierno, cuando justamente él perteneció a un gobierno que no se endeudaba y pagaba deuda. Podemos hacer un amplio recorrido de todo aquello que, quien le puso el voto, jamás pensó que ayudaría a que se haga…

En fin, es una partecita más de la gigante deuda interna.