Mendoza será este domingo la última elección provincial desdoblada del año antes de las presidenciales del 22 de octubre. Todavía falta que Entre Ríos, Catamarca, Ciudad y provincia de Buenos Aires elijan gobernador en la misma fecha de la primera vuelta nacional, pero la mayor de las provincias cuyanas, que concentra el 4,2% del padrón federal, lo definirá ahora, tres meses después de las primarias locales que delinearon un escenario distinto al que se repitió en otras provincias, con oficialismos revalidados y decepción ante los resultados para los candidatos que buscaron pegarse a Javier Milei. El 11 de junio las PASO mendocinas marcaron el primer lugar para Cambia Mendoza (45%), con Alfredo Cornejo como ganador de la interna contra Luis Petri; el segundo para Unión Mendocina (21,7%), liderada por el exmacrista Omar De Marchi y un relegado tercer puesto para el peronismo (16,8%), con Omar Parisi como el más votado de cuatro competidores.

Ahora el duelo está planteado entre el exgobernador Cornejo, que busca volver a la conducción de la provincia después de cuatro años y un adversario inesperado: De Marchi fue titular del PRO mendocino hasta principios de año y ahora busca poner en crisis la hegemonía del radicalismo, el partido que fue su aliado hasta hace poco.

Desde que su intento para reformar la constitución provincial se cayó a pedazos, Cornejo se quedó con las ganas de gobernar su provincia por otros cuatro años. La carta magna impide la reelección consecutiva y sólo la habilita luego de garantizar un mandato de alternancia. Es lo que intenta el ahora senador nacional, después nacionalizarse durante cuatro años y llegar a la Cámara Alta en las últimas elecciones de medio término. Se construyó como aspirante a la presidencia, pero como referente de un espacio aliado al sector más duro del PRO, conducido por Patricia Bullrich. Las buenas migas entre ambos posicionaron al mendocino muy cerca de la exministra y estuvo a un paso de transformarse en su compañero de fórmula. Cuando las posibilidades de un acuerdo entre Bullrich y Milei sin romper a JxC se hicieron trizas, Cornejo activó el nudo de su estrategia: resignó las ambiciones nacionales y confirmó su precandidatura a gobernador. Hay un enroque en estado latente que confirma la hegemonía del radicalismo en Mendoza: si Cornejo gana, deberá renunciar a su banca en el Senado, pero la ocupará el gobernador saliente Rodolfo Suárez, que es suplente en la lista que compitió en los comicios de 2021.

De Marchi rompió con JxC porque el radicalismo se opuso a permitirle pelear en la interna por la candidatura a gobernador. El exintendente y actual vice primero de la Cámara de Diputados fue, hasta entonces, el armador nacional de Horacio Rodríguez Larreta. Apenas le negaron la interna dejó la coalición y comenzó a poner en crisis las certezas de la hegemonía radical en Mendoza. Lo hizo con el lanzamiento de una fuerza de 14 partidos que bautizó «La Unión Mendocina», donde también está el Partido Libertario, una de las fuerzas fundacionales de La Libertad Avanza, que lidera el diputado y candidato presidencial de ultraderecha Javier Milei. Con el sello de «UM» detrás suyo, De Marchi acuñó un localismo particular en la campaña. Habla de «mendocinismo», como una forma de explicar el frente que lidera pero también para poner en un segundo plano el excelente vínculo que tiene con Milei. «No trabajaré por la candidatura de Milei, aunque tengo una relación de respeto y cordialidad», le dijo De Marchi a Tiempo en una entrevista. Sin embargo, está cada vez más cerca y los gestos se siguen multiplicando. La semana pasada el candidato a jefe de Gobierno porteño de LLA, Ramiro Marra, visitó la provincia y dijo que se pondría «muy contento si pierde Cornejo». No habló directamente de De Marchi, pero alimentó el «anticornejismo» que busca fortalecer la UM para mantenerse competitiva en este momento. Los guiños se multiplicaron desde el 13 de agosto. De Marchi viajó a Buenos Aires y estuvo en el búnker de Milei para festejar su victoria como candidato más votado de las primarias nacionales.

Este domingo será la tercera vez que los mendocinos y las mendocinas visitarán el cuarto oscuro en cuatro meses. Con la veda encima, los dos principales contendientes de muestran cautelosos, pero el radicalismo se anticipa victorioso. En JxC hablan de una victoria de diez puntos, aunque hay encuestas que hablan de una diferencia menor. Poliarquía pone a De Marchi tres puntos abajo de Cornejo y un sondeo de BC Consultores le da un punto y medio arriba. En el gobierno provincial están seguros de una victoria, pero no pierden de vista que la consultora que le da una tenue ventaja a De Marchi es la misma que anticipó el resultado de las PASO provinciales del 11 de junio. Con esas especulaciones en la UM se ilusionan con la victoria. «Si gana Omar y Milei se impone en octubre, sería el único gobernador que podría reconocer como propio», imaginó un ladero del candidato de UM y confirmó la cercanía política que los une.

Entre las primarias locales y las generales de este domingo hubo otro cedazo de las urnas que marcó otro dato inquietante sobre la gravitación de Milei en la coyuntura mendocina. En las PASO del 13 de agosto, la fórmula Milei-Victoria Villarruel llegó al 44,80% de los votos y JxC alcanzó al 28,24%, con una aplastante victoria de Bullrich sobre Rodríguez Larreta, en una notable demostración de fuerza del radicalismo mendocino a favor de la actual candidata presidencial. Los esfuerzos no alcanzaron para moderar la fuga de votos por ultraderecha a favor de Milei. Ahí late otro interrogante para los comicios de este 24 de septiembre, porque cerca de De Marchi esperan un aventón del voto que benefició a Milei en agosto y también un respaldo de un sector del peronismo, que tuvo el mismo resultado en las PASO locales y en las nacionales. En los dos comicios los candidatos llegaron al 16,8. En junio la interna de cuatro precandiatos llegó a ese porcentaje y la disputa de agosto entre Sergio Massa y Juan Grabois alcanzó el mismo número. Sin embargo, hace tres semanas, en las últimas elecciones municipales, el peronismo se impuso en cinco de los seis municipios que tuvieron comicios. En San Carlos, el sexto distrito, ganó Alejandro Morillas, el candidato del intendente saliente Jorge Difonso, aliado de De Marchi. En ese departamento nacieron Cornejo y Suárez. En sus primeros pasos, estuvieron enfrentados dentro de la UCR sancarlina y ahora ven cómo su terruño originario está en manos de la fuga por ultraderecha que los golpea en la provincia. 

Si Cornejo se impone será el primer gobernador que vuelve al poder desde la recuperación democrática de 1983. Cuando Raúl Alfonsín recuperó el orden constitucional, la UCR se impuso en Mendoza y el gobernador fue Santiago Felipe Llaver. El radicalismo actual es muy distinto al de aquellos años refundacionales. Ahora se prepara para ofrecerle a Bullrich un escenario donde podrá jugar casi de local. El radicalismo mendocino le aportó un resultado clave en agosto y en junio llenó el hueco que dejó De Marchi con la precandidatura de Petri. El exdiputado perdió ante Cornejo pero no quedó afuera de todo, porque fue nominado compañero de fórmula de Bullrich y esta vez le tocó llenar el hueco que dejó Cornejo. Este domingo estará junto a Bullrich, pero luego de una semana agria, especialmente por el pésimo desempeño que tuvo en el debate de los candidatos y candidata a vice que realizó el Grupo Clarín en el canal TN.