Hace 30 años, en pleno menemismo –el presidente más elogiado y añorado por Javier Milei-, las Sociedades Anónimas Deportivas tocaron las puertas del fútbol. Impulsadas en 1993 por Mauricio Macri, todavía un empresario sin relación con Boca ni la política, el hijo de Franco fue recibido por Menem en la Quinta de Olivos como guiño político para su entrada en el fútbol y la compra de Deportivo Español, club que entonces jugaba en Primera División y al que el futuro presidente quería mudarlo a Mar del Plata. Ese intento en particular chocó contra el rechazo de los socios de Español y luego el proyecto de las SAD en general fue frenado por la AFA a través de su presidente Julio Grondona y del voto de los clubes. Sin embargo, también en los ’90, rigió una especie de hermano menor de las SAD, el gerenciamiento del fútbol profesional de algunos clubes. Un caso –y un fracaso- olvidado fue el contrato entre Argentinos Juniors y Torneos y Competencias (también mencionada entonces como TyC y hoy rebautizada como Torneos) que llevó al club de La Paternal a jugar como local en Mendoza, 1000 kilómetros al oeste de su barrio histórico, durante la temporada 1993/94. El experimento no funcionó y se transformó en otro ejemplo de cómo la privatización o el dinero privado no son necesaria garantía de éxito deportivo ni de respeto por los hinchas y las tradiciones.

En este caso, Grondona -camaleónico como siempre- dio el visto bueno porque la AFA tenía una relación umbilical con TyC, entonces al mando del empresario Carlos Ávila, su fundador en 1982. En 1991, el fútbol argentino había entrado en una nueva era, la del fútbol codificado, un sistema gracias al que Torneos y Ávila pasaron a ejercer un poder casi absoluto. La productora aglutinaba los derechos de televisación de los partidos de Primera y de la Selección, la organización de los torneos de verano, firmaba contrato con los clubes (en muchos casos se encargaban de su marketing) y entabló una sociedad con el Grupo Clarín con el lazo directo con Canal 13 para Fútbol de Primera y el 50% del canal TyC Sports.

En esa explosión, el siguiente intento fue hacerse cargo de un equipo de Primera y el elegido fue un Argentinos en crisis: había terminado anteúltimo la temporada anterior, la 1992-1993, tenía su cancha de La Paternal –entonces de madera- inutilizada desde 1983 y su hinchada debía peregrinar por los estadios de Ferro, Vélez, Atlanta y Español. El presidente, Luis Veiga, aprobó la oferta de TyC y los socios del Bicho, pese a un atisbo de resistencia, debieron aceptarla. Es cierto, también, que no se trataba de una SAD porque el contrato se circunscribía únicamente al fútbol profesional y Argentinos seguiría manejando todo lo relacionado con las divisiones inferiores y la Reserva, además del resto de las disciplinas.

Argentinos lejos de La Paternal

La mudanza al Malvinas Argentinas de Mendoza, tan lejos de La Paternal, fue decisión y especulación de Torneos: la provincia no tenía equipos en Primera División desde los Nacionales de 1985 y la llegada de Argentinos le permitía, de paso, calentar la sede para el próximo objetivo. A partir de 1994, las copas de verano, por entonces muy convocantes, se mudarían al oeste de la Argentina en desmedro de Mar del Plata, que exigía un canon mayor. 

Javier Roimiser, a cargo del departamento de Historia del club, recuerda otras singularidades del trato: “Argentinos tenía prohibido jugar los domingos porque era el día reservado para la fecha de la Liga Mendocina. Los partidos se transmitían casi siempre por televisión codificada, que era una exclusividad en la época, salvo contra los clubes grandes. Torneos se comprometía a armar el plantel».

Según diarios de la época, TyC debía hacerse cargo de los sueldos y los traslados: el plantel se entrenaba en Buenos Aires y viajaba cada 15 días a Mendoza. Las recaudaciones en el Malvinas Argentinas eran para TyC, que también se quedaba con un porcentaje de las ventas del plantel. Si se trataba de futbolistas traídos por la empresa, todo el dinero iba para Torneos. Si eran de inferiores, se quedaba con una parte.

Gran parte del proyecto giraba alrededor del supuesto regreso de Diego Maradona a Argentinos, pero el 10 –que tras su paso por el Sevilla se entrenaba para volver a la selección para el repechaje ante Australia para el Mundial 1994- firmó para Newell’s. Torneos igual consiguió buenos jugadores, en especial extranjeros: el uruguayo Gabriel Cedrés, el colombiano Faryd Mondragón, el chileno Jaime Pizarro y el paraguayo Roberto Acuña. Tras la primera fecha en Ferro, el contrato entró en vigencia en la tercera jornada del Apertura 1993, el 26 de septiembre de 1993, un 0-0 ante Newell’s (sin Diego). Los jugadores de Argentinos, con la inscripción Mendoza en la camiseta marca Hummel (que remplazaba a Adidas, con presencia desde 1979), entraron a la cancha portando una bandera en agradecimiento a la provincia, mientras el tablero electrónico del Malvinas Argentinas tenía escrito el mensaje “Gracias Mendoza, Argentinos Juniors”.

Pero las tribunas estaban semivacías con apenas 12 mil espectadores y, salvo en las visitas de los clubes grandes –que movilizaban a los hinchas de las provincias vecinas-, nunca ganarían en color. El interés económico de Torneos no fue correspondido en interés deportivo por los hinchas y la despedida sería ante River, un 0-0 por la 19ª fecha del Clausura 1994, el 27 de agosto de ese año. Sumado a un partido por la Supercopa Sudamericana 1993, justamente con River, Argentinos jugó en Mendoza 19 veces.

Entre los discretos resultados deportivos –puestos 11 y 13 en ambos torneos, sobre 20 participantes– y la falta de amor entre Argentinos y Mendoza, el contrato con Torneos no se renovaría. Tras un año en el que curiosamente a los hinchas del Bicho les había resultado mucho más fácil ver a su equipo de visitante que de local –todavía estaban permitidas ambas hinchadas-, Argentinos -ya sin relación con TyC- volvió a ser local en Buenos Aires el 4 de septiembre de 1994 en Ferro ante Independiente. Dos años más tarde, en 1996, descendería.