Con la inminente llegada de Javier Milei al ejecutivo nacional, el Congreso se rearma de forma acelerada. El ala parlamentaria del Partido Socialista, integrada por Mónica Fein y Esteban Paulón, atraviesa una etapa de indefinición y cautela frente a su futuro dentro del interbloque Federal que conforman junto a Florencio Randazzo, los cordobeses Carlos Gutiérrez, Natalia De la Sota, Ignacio García Aresca y los electos Alejandra Torres y Juan Brugge.
Tras la definición de la primera vuelta electoral, el socialismo santafesino, principal socio de Juan Schiaretti en su travesía presidencial, fue de los primeros espacios en pronunciarse a favor de la candidatura de Sergio Massa por ver en la figura del libertario “un riesgo para la democracia”. A pesar de su contundente posición, sus aliados cordobeses decidieron mantenerse al margen y jugar un doble juego que colaboró en la construcción del 75% de los votos que obtuvo Milei en la provincia mediterránea.
Con los resultados sobre la mesa, el saliente gobernador y su ex compañero de fórmula dejaron a la vista su afinidad con el presidente libertario y ambos prometieron darle gobernabilidad y acompañar sus medidas, una decisión que motivó la salida de Alejandro “Topo” Rodríguez y Graciela Camaño del interbloque que compartían junto a los diputados de Córdoba y Santa Fe y puso en alerta al socialismo que encuentra en Milei un límite moral al que adelantaron que no estarán dispuestos a sortear.
En esta línea, el coqueteo de Randazzo para ser electo como presidente de la cámara Baja fue la gota que rebalsó el vaso de una relación casi agotada. “Todavía nos debemos una charla”, dijo a este medio un integrante de la mesa chica del socialismo notablemente enojado por la decisión del diputado de Identidad Bonaerense.
A contramano de sus aliados, desde el partido santafesino insisten en advertir que el Congreso debe garantizar cierto funcionamiento para evitar repetir el acotado trabajo que tuvo en los últimos años, pero entienden esto no debería traducirse en un acompañamiento incondicional en los proyectos del nuevo oficialismo como auguran desde Córdoba. En este punto, el bloque socialista adelantó a este diario que no acompañará ningún proyecto de privatización o reforma del estado. “Son invotables”, sostuvieron.
Si bien hasta el momento no existen definiciones concretas puesto que el funcionamiento del nuevo congreso volverá a ponerse en marcha a fines de esta semana, el socialismo no descarta gestar alianzas con otros huérfanos y heridos que dejó la definición presidencial.
Decididos a no acompañar ningún espacio “filo mileista”, los integrantes del bloque barajan sumarse a un gran armado que incluya radicales referenciados en Gerardo Morales y Martín Lousteau, el GEN de Margarita Stolbizer, peronistas no kirchneristas, provincialismos y dirigentes de Juntos por el Cambio que no estén dispuestos a apoyar la alianza PRO-LLA.
Un problema socialista para Schiaretti
De concretarse este armado, la aspiración de Schiaretti de ser el líder tácito del nuevo congreso se pondría en jaque. Tal como contó Tiempo este domingo, el cordobés trabaja en la construcción de nuevos aliados provinciales, que incluirían a las bancas referenciadas en Rolo Figueroa (Neuquén), Alberto Weretilneck (Río Negro) y Gustavo Sáenz (Salta), para garantizarle cierta cintura al futuro oficialismo.
Al mismo tiempo, El Gringo busca convertirse en el referente del nuevo peronismo federal que incluya al amplio espectro de los espacios del centro político y deje relegado al kirchnerismo como un partido bonaerense. El crecimiento o debilidad de Axel Kicillof en el periodo que viene será la clave para el surgimiento -o no- de este nuevo espacio.
Trascendiendo las definiciones de los interbloques, el socialismo aspira a fortalecer el rol de sus dos bancas en el Congreso y, eventualmente, lograr ampliarlas de cara al 2025. Con esto, buscará retener la presidencia de la comisión de Salud e integrar los órganos de Género y Diversidad, Derechos Humanos, Ambiente, que suponen tendrán un rol fundamental en el parlamento que viene.
Además, no descartan integrar las comisiones de Presupuesto y Legislación general para formar parte de la mesa chica de definiciones del poder legislativo.