El deporte en Argentina y las políticas públicas de energías renovables siempre parecieron dos rutas paralelas y alejadas entre sí pero en la provincia de Santa Fe acaban de unirse. Y no se trató, además, de un cruce aislado sino de una convergencia múltiple, con cientos de casos.

Entre 2019 y 2023, más de 250 clubes de 130 localidades de la provincia instalaron paneles y calefones solares que, además de generar una energía más limpia para el medioambiente, también ayudaron a disminuir los gastos económicos de las instituciones, les permitieron aumentar su oferta social y deportiva y forjaron un aprendizaje ecológico en dirigentes, socios y atletas.

El beneficio alcanzó a unos 75.000 deportistas, desde instituciones formadoras de jóvenes que fortalecen a los seleccionados argentinos de diferentes deportes hasta las pequeñas asociaciones que cumplen un rol clave en barrios empobrecidos y abren una puerta al futuro. Aunque la actual gobernación santafesina, a cargo de Maximiliano Pullaro (UCR), cortó el programa de energía solar iniciado en la administración anterior, la de Omar Perotti (PJ), los dirigentes de varios clubes provinciales esperan nuevas apuestas similares que de paso –o sobre todo– ayuden a combatir los tarifazos de luz y gas. Adaptarse a las energías renovables también es un ejercicio de supervivencia económica.

«Desde que se redujeron los subsidios en las tarifas de servicios a las instituciones deportivas (en referencia a la decisión de Mauricio Macri, en 2016), muchos clubes necesitamos encontrar nuevas soluciones. Y creo que este camino por las energías renovables va a ser una necesidad. Hay que ir hacia ahí«, analiza Cristian Papa, gerente de Alumni de Casilda, un club que formó a atletas y entrenadores de primer nivel, como Federico Gabrich, representante de la natación argentina en los Juegos Olímpicos Londres 2012, y Jorge Sampaoli, DT de la selección de fútbol en Rusia 2018.

«A nuestro polideportivo no llega el gas natural y para calentar el agua de las duchas teníamos que comprar garrafones, un costo carísimo. Así que el programa sirvió para ahorrar mucha plata cada mes», añade Papa sobre el Programa Club Ambiental Solar y Educativo (CASE), un proyecto que Santa Fe lanzó en 2019 y que, en el caso de Alumni de Casilda, le permitió comprar tres termotanques solares que el club utiliza para calentar las duchas de los vestuarios de sus dos piletas de natación, una en la ciudad y otra en las afueras.

Aunque tal vez no tuvo la trascendencia nacional que merecía, el CASE fue una confluencia de una particularidad local, una decisión política y una idea que unió al deporte con las energías renovables. Además, derivó en un ahorro de 203 toneladas anuales de emisiones de dióxido de carbono, el equivalente a la absorción por año de unos 20.350 árboles.

Franco Blatter, subsecretario de Tecnologías para la Sostenibilidad del Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de la provincia de Santa Fe entre 2019 y 2023, explica cómo surgió el proyecto: «En la factura de electricidad de Santa Fe hay un fondo para energías renovables: 35 pesos de cada cuenta llegan al ministerio. Pero esa recaudación casi no se derramaba sobre los santafesinos: de los 2 millones de usuarios del servicio eléctrico, sólo 400 personas estaban anotadas en el programa existente de energías renovables. Era muy poco representativo, y entonces Perotti nos dijo ‘Usen ese dinero para que llegue a más gente y, si es posible, a los jóvenes’. Atamos los cabos y la mejor aplicación era crear un programa relacionado a los clubes».

Fue entonces que en 2020, y con 95 millones de pesos de inversión, nació el CASE: el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático provincial les ofreció a las instituciones deportivas de la provincia la instalación de calefones –o termotanques– y paneles solares para la gestión del consumo de su energía. «Buscamos referencias previas en Argentina para copiar el modelo pero no encontramos«, dice Blatter, ingeniero ambiental que apunta a «un capitalismo ecosistémico con justicia socioambiental».

Aunque no llegase de la secretaría de Deportes sino de un ministerio tan alejado de su especifidad, el CASE tuvo recepción en los clubes, y con amplia distribución territorial: fue aplicada en los dos centros urbanos principales de la provincia, Rosario y Santa Fe capital, y en ciudades medianas o pueblos como Casilda, Gálvez, Tostado, Arroyo Seco, Colonia Silva o El Trébol, entre tantos otros.

«Nos anotamos apenas supimos que se había abierto un registro para energías renovables y recibimos dos calefones solares que instalamos en nuestro predio, en los vestuarios de las canchas de fútbol y de hockey, para calentar el agua de las duchas», dice Marcos Monti, presidente de Banco Provincial, un club de Santa Fe capital con 3800 socios, cuna de campeones argentinos de tenis criollo.

En total, en la provincia, se instalaron 253 termotanques solares con una capacidad final de 36.000 litros. El 30% de los clubes optaron por los paneles –para generar energía– y el 70% por los calefones –para calentar el agua–. Los paneles solares y los calentadores solares (calefones o termotanques) aprovechan la misma fuente de energía, el sol, pero tienen distinta utilidad: los primeros aprovechan la radiación para generar electricidad y pueden sustituir a la red eléctrica y los segundos aprovechan el sol para calentar agua para las duchas, las piletas climatizadas y el lavado de ropa.

Mientras los paneles son importados desde China, la condición que el Ministerio les impuso a los clubes para entregarles el dinero para la compra de los calefones fue que tuvieran industria nacional, en especial de la provincia. «De seis empresas nacionales que fabrican los calefones solares, tres son de Santa Fe, así que trazamos una política para que también se beneficiaran ellos«, explica Blatter. De los costos de la instalación se encargaron los clubes. «Muchas instituciones se arman con un cableado, por lo que hacen un mal uso energético», agrega el exsubsecretario de Tecnologías para la Sostenibilidad.

Apuesta por las renovables

Sin gas natural en muchos casos, los clubes –en especial los de zonas menos favorecidas o los que tienen predios con muchas hectáreas– deben acudir a la compra de garrafas para calentar el agua, lo que genera un gasto muy difícil de afrontar. La energía solar, por el contrario, implicó un ahorro considerable en su economía: los termotanques solares, que cotizan alrededor de un millón de pesos, son más económicos que los paneles, que cuestan 1500 dólares. Pero una vez instalados, los egresos disminuyeron a cero.

Juan Discoli, integrante de la subcomisión de Acción Social de Los Caranchos, un club del oeste de Rosario, explica los beneficios económicos: «Los tres mayores gastos de los clubes son los sueldos y las cuentas de luz y de gas, por lo que el CASE nos vino bárbaro para mejorar la infraestructura energética y ahorrar gastos. Y de paso tenemos un modelo sustentable de institución». Con 2000 socios, y cuna de chicos que pasaron por Los Pumitas y de chicas que llegaron a Las Leoncitas, Los Caranchos compraron dos termotanques solares de 80 litros que se instalaron en los vestuarios de los equipos femeninos de hockey y de rugby.

«El club es grande, con varias canchas, quinchos y vestuarios en 12 hectáreas. Ya teníamos paneles y termotanques solares pero resultaban insuficientes y con este programa los duplicamos. Realizar el tendido eléctrico y trasladar el gas de una punta a la otra del club era complejo. No hicimos el cálculo de lo que ahorramos por mes, pero en luz habremos bajado un 40 o 50%», agrega Discoli.

Aunque el porcentaje de ahorro varía en cada club –se estima que algunos llegan al 80% y otros al 5%–, Blatter recuerda el contexto: «Pensá que, cuando se instaló el programa, los clubes cobraban 100 pesos de cuota y tenían 20.000 pesos de luz y gas por mes. La cuestión energética era insostenible para un club de barrio. Muchos padres de chicos que hacían deporte y eran socios se juntaban para ver las facturas y entendieron que así podrían ahorrar».

El presidente de Banco Provincial, Monti, retoma: «El predio en el que tenemos las canchas de fútbol y de hockey carecen de gas natural y la calefacción, que hasta el CASE era eléctrica o con tubos de gas, nos resultaba muy cara. Ahora, con los calefones solares, no tenemos gastos: una vez que hicimos la instalación, que corrió por cuenta propia, no pagamos más«. Un escenario similar plantea Papa, el gerente de Alumni de Casilda.

Ya con 250 clubes sumados a las energías renovables a través del CASE, el segundo paso del Ministerio de Ambiente y Cambio Climático, esta vez en trabajo en conjunto con la Secretaría de Deportes de la provincia, fue el programa Clubes Más Iluminados. «Para muchas instituciones de barrio, la gestión de la energía es un elemento central: sin luz no se puede practicar de noche porque es muy costoso. Hicimos un relevamiento y concluimos que ocho de cada diez clubes no tenían iluminación Led y que el 70% de su consumo energético era por luz. Lanzamos el nuevo programa y sumamos 200 clubes al plan de energía por Led o sea que, sumado al CASE, llegamos a 500. Algunas instituciones, incluso, usaron ambos programas, el de energía renovable y el de más iluminación», dice Blatter.

Además de clubes que forman a las selecciones argentinas, Santa Fe también tiene decenas de instituciones cuyo principal aporte es la contención social en los barrios más desfavorecidos. Es el caso de la Asociación Deportiva y Social Loyola, que une a varios barrios del noroeste de la capital provincial y que aplicó al programa Clubes Más Iluminados.

«Empecé a saber de temas de los que no tenía idea y me fui enriqueciendo como persona. No sabía lo que eran las energías renovables ni un panel solar o una trifásica. Pensaba ‘Si tenemos un club muy humilde, los vestuarios son unos ranchitos, ¿para qué nos va a servir?’», reconstruye Elsa Álvarez, que fue presidenta, tesorera y secretaria de la institución y que en la actualidad, a sus 67 años, no deja de estar en el día a día de Loyola, cuyo equipo masculino de fútbol juega en la B de la liga santafesina.

«Pero lo mejor fue que los chicos, los días de partido, dejaron de irse llorando. Resulta que, con la iluminación, las prácticas empezaron a ser mucho más largas. Antes, en invierno, arrancaban a las 18 y a las 19 teníamos que terminarlas porque ya se hacía de noche. Con las luces Led se extendieron hasta las 22:30 y pueden entrenarse la escuelita, la reserva y la Primera. El nivel de nuestros equipos mejoró y ya no perdemos siempre. Todo eso amén de la economía, que nos ayudó muchísimo al bolsillo. Con el consumo de luz para la cancha, más el predio, las heladeras y los freezers, ahora pagamos 10.000 pesos por mes. Antes era el triple. Juntábamos las moneditas y no nos alcanzaba. Nos sirve muchísimo», agrega Álvarez.

Blatter subraya: «Hay pibes de zonas muy desprotegidas que no tienen agua caliente en su casa. Con el CASE al menos conseguimos que se pudieran bañarse en los clubes«, aunque todavía no ocurre en todos. Álvarez, de Loyola, dice: «Tenemos las luces Led pero todavía nos falta el termotanque solar para el baño de los chicos. Lo necesitamos para que los chicos se puedan darse una ducha en invierno».

De todas las energías renovables –la eólica, la hidráulica, la solar y la biomasa vegetal o animal–, «la solar es la que tiene mayor proyección hacia el futuro», dijo la semana pasada Martín Dapelo, miembro de la Comisión Directiva de CADER (Cámara Argentina de Energías Renovables), durante una reunión de especialistas organizada por el Proyecto Net-Zero Argentina, una iniciativa en conjunto de Earth Journalism Network (EJN), Banco de Bosques, Claves21 y Periodistas por el Planeta (PxP).

«Las renovables comenzaron a generarse en Argentina en 1998 pero hasta 2015 sólo significaban menos del 1% del consumo general. Hoy estamos en un 14% de participación en la matriz energética del país» agregó Dapelo, que además señaló el aporte en perspectiva de género de las renovables: «En el sector de energía tradicional trabaja un 20% de mujeres, mientras que el porcentaje sube al 40% en energía solar».

Los programas CASE y Clubes Más Iluminados dejaron de implementarse con el cambio de signo político en Santa Fe, a fines de 2023, pero dejaron una huella: el deporte en Argentina y las políticas públicas en materia de energías renovables son rutas que pueden, y deben, unirse, incluso como resistencia económica

Este artículo tuvo el apoyo del proyecto Net Zero en Argentina, realizado en alianza con Earth Journalism Network, Periodistas por el Planeta, Claves21 y Banco de Bosques.