“Fundado el 17 de octubre de 1916”, señalan con orgullo las letras blancas en las paredes pintadas de verde en Juan Domingo Perón y Choele Choel, la intersección en pleno corazón de Valentín Alsina, Avellaneda. Es la esquina en la que se erige el Club Sportivo Alsina. Hoy ofrece ninjutsu, taekwondo, gimnasia, handball, capoeira, patín, baby fútbol y básquet, su disciplina más fuerte. En su primera etapa, el fútbol dominó la actividad: estuvo afiliado a la AFA hasta 1946 y aportó a Ángel Grippa, arquero suplente de 18 años, a la segunda Copa Mundial de la historia -Italia 1934-, que tuvo debut y despedida para la selección en la caída 3 a 2 ante Suecia.

Es apenas una de las tantas historias que guardan los más de 120 clubes de barrio que habitan Avellaneda, a la que también se la conoce como la Capital Nacional de Fútbol. Aunque el deporte es mucho más amplio: este partido de 52,48 metros cuadrados y más de 350 mil personas cuenta, además de los espacios gestionados por socios y socias, con 16 polideportivos municipales, un natatorio olímpico y el Domínico Alto Rendimiento (DAR), un complejo reabierto en 2019 que incluye pistas de atletismo, canchas de hockey, fútbol once y diversas disciplinas atléticas.

Matías Elizaincin, de 18 años, compite en los cien metros llanos. Benjamín Zulj, de 14, eligió el salto en alto. Ellos comparten la fascinación por el atletismo y son dos de los más de 1800 deportistas que participan con la camiseta de Avellaneda en distintos torneos nacionales y provinciales. Entrenan a diario en el DAR. Además, el municipio los acompaña con un refuerzo económico que forma parte de un sistema de becas destinado a jóvenes de 14 a 22 años. “Es un momento donde ya tienen necesidades económicas y si no hay Estado, empieza a trabajar y deja la actividad. El objetivo es acompañar el paso entre el final de su formación y la decisión de entrar en la alta competencia”, detalla Sebastián Vidal, actual secretario de Deportes de Avellaneda y ex futbolista de Boca, Temperley y Unión, entre otros.

“Acá tenemos muy buenas instalaciones y un espacio para poder profesionalizarnos en todas las disciplinas y competir en alto rendimiento”, cuenta Elizaincin, que antes se entrenaba en Wilde en superficies de pasto o barro. En el DAR encontró una pista de atletismo hecha de tartán, el material sintético que se utiliza en todas las competencias profesionales. “Me ayuda porque puedo usar las zapatillas con clavos, que son muy caras, sin que se rompan y, además, me adapto más fácil”, dice el atleta, que ya se consiguió premios nacionales y compitió en distintos torneos internacionales desde el 2021.

Con su rutina dividida entre las clases en la escuela secundaria y sus primeros pasos en la carrera deportiva, Zulj eligió el atletismo hace casi cuatro años. Antes, había pasado por equipos de hockey y fútbol, pero en realidad su pulsión estaba puesta en una acción más concreta: “Como tenía amigos que practicaban en Domínico y me gusta mucho correr, pensé ver qué onda y me quedé”. El salto en alto lo cautivó y también trajo nuevas necesidades, como las zapatillas y la ropa adecuada para competir. “Todo suele ser importado y la beca municipal, además, me permite ahorrar para poder comprarlo”, cuenta desde el DAR, el complejo en el que todas las tardes pasa como mínimo tres horas por día y se prepara de cara un 2024 en el que ya podrá escalar hasta los torneos nacionales.

En Avellaneda, se estima que hay alrededor de 28.800 personas que hacen deportes de manera recreativa entre la oferta de los clubes de barrio y los espacios del gobierno local que generan 400 puestos de trabajo para profesores y profesoras. Las actividades van desde handball, waterpolo o futsal hasta fútbol once femenino y masculino, zumba o gimnasia artística. A fines de septiembre, se inauguró la primera cancha de fútbol para personas ciegas en el Polideportivo Municipal Delfo Cabrera de Sarandí. “Muchas veces la política dice que cree en el deporte, pero no termina acompañando porque los frutos son a largo plazo. Acá Jorge Ferraresi (el intendente de Avellaneda) tiene una apuesta permanente, decidida y convencida por el deporte”, dice Vidal sobre su experiencia como funcionario público, el lugar que ocupa desde 2019.  

El apoyo para aquellos deportistas que pretenden instalarse en la alta competencia es uno de los ejes de la gestión que encabeza el ex mediocampista. El financiamiento para fortalecer a los clubes de barrio con obras, la promoción del deporte social para las ciudadanas y ciudadanos de Avellaneda y la inclusión deportiva de personas con discapacidades motrices, cognitivas o psicosociales son otros de los pilares de un municipio que ubica al deporte en un lugar protagónico.

Cada semana, el deporte tiene algún acto de gestión dentro de la agenda de Ferraresi y buena parte de esas actividades se generan en los clubes de barrio. Desde la intendencia, remarcan que la relación tiene una premisa central: el control de esos espacios siempre queda a cargo de la sociedad civil. “Buscamos colaborar, fomentar e incentivar pero la gestión es de ellos”, dice Vidal. “Se trata de acostumbrar a una calidad de instalaciones e infraestructura para que la ciudadanía entienda que es lo mínimo que se merecen. Marca un nuevo paradigma para que crezcan sabiendo que es algo que les pertenece y que hay que cuidarlo si alguien se los quiere sacar”, refuerza para explicar el sentido del Programa Avellaneda Deportiva, que desde 2022 destina alrededor de 3500 millones de pesos para diversas obras en más de 120 instituciones.

El rol social de los clubes se fortaleció en los últimos años en dos momentos, el gobierno de Mauricio Macri y la pandemia, que los tuvo como centro de aislamiento y también de vacunación. Las asociaciones civiles fueron uno de los primeros focos de resistencia al macrismo, un gobierno que asfixió a las entidades de barrio por distintas vías y forzó la privatización del fútbol con el frustrado ingreso de las sociedades anónimas. «Estas asociaciones no tendrían razón de ser para los Milei porque bajo la lógica del mercado no son rentables. Creen que cada uno puede hacer deportes donde lo puede pagar», se diferencia Vidal y suma otro elemento: la importancia de generar un contexto para que puedan emerger más y mejores deportistas profesionales. «Como sociedad o Nación vamos a perder pibes con mucho talento si no los acompañamos con herramientas. Es muy probable que, si no está el Estado, queden en el camino», sostiene sobre el largo recorrido del deportista, un trayecto que en su construcción necesita cuestiones básicas como una buena alimentación y fondos, hasta indumentarias, profesionales y equipamientos, entre otras tantas cosas.

“Todo esto es muy bueno: incentiva a más personas a meterse y probarse en el deporte”, opina Elizaincin desde su experiencia en el municipio que, incluso, estuvo en carrera para ser sede mundialista hasta que la FIFA confirmó a Portugal, Marruecos y España como anfitriones principales del Mundial 2030. Todavía queda la disputa para recibir al partido inaugural que le quedó a Argentina. Por ahora Buenos Aires, Córdoba, Rosario o Santiago del Estero sacaron alguna ventaja. Aunque falta la confirmación.

“El deporte no puede ser patrimonio solo de quien lo pueda costear. El Estado tiene que estar presente para generar oportunidades y sueños para aquellos que eligen intentar ser atletas”, define Vidal. Es la base, el punto de partida desde el que se desarrolla un modelo que, en lugar de recortes o vouchers, propone inclusión.