(Esta nota fue escrita por Justina Lee, Candelaria Botto, y Martina Olivero, integrantes de nuestro medio aliado Ecofeminita)

Durante las elecciones en Argentina en 2023, lanzamos desde Ecofeminita un bot de WhatsApp, llamado Ecofemibot, para recolectar desinformación de género. Este proyecto lo encaramos junto a la organización Meedan, en donde teníamos como objetivo ver qué tipo de desinformación circulaba que reprodujera narrativas sexistas a lo largo de la campaña electoral.

Para nuestra sorpresa, nos encontramos con algo mucho más grande que meras fake news, lo que nos llevó a trabajar en un análisis que fuera más allá de contar la desinformación que circula, y tratar de entender la escena política actual con la irrupción de las redes sociales en nuestras vidas.

La estrategia de los antiderechos: pelear contra la “ideología de género” con información falsa

Si ponemos el foco en la desinformación de género, notamos que quienes luchan a nivel mundial contra la llamada “ideología de género” usan como estrategia difundir información falsa buscando manipular, aleccionar y generar discursos de odio.

De hecho, la mayoría de la desinformación de género recibida en nuestro bot estuvo relacionada con esta narrativa. Es decir, gran parte de los ataques hacia las mujeres y las disidencias estuvo englobada en el discurso de la “batalla cultural” contra “la ideología de género”.

La filósofa Danila Suárez Tomé, en su nota “El fantasma de la ideología de género”, nos cuenta que este tipo de narrativa tiene sus orígenes en los 90s como respuesta de las Iglesias y ONGs religiosas a la Plataforma de Beijing de 1995.

Además, esta agenda viene intensificando su crecimiento en la última década con el avance de los movimientos feministas que viene reclamando por avances en materia de derechos sexuales y reproductivos, pero también luchando por la igualdad de género y el respeto a la identidad de género y la orientación sexual.

De esta manera, la reacción conservadora contra los avances feministas denota un ataque hacia las mujeres y las disidencias, ya que se oponen principalmente a cuatro derechos que ya fueron conquistados en nuestro país: la Educación Sexual Integral (ESI), a la Legislación de Identidad de Género, a los Matrimonios Igualitarios, y a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).

Lo que el #Ecofemibot nos dejó

En total, de 1693 conversaciones generadas en WhatsApp, la cantidad recibida de información fue de 269 contenidos (excluyendo aquí a 33 contenidos enviados que incluían saludos a la tipline y pruebas del bot), los cuales casi el 80% fue calificado como desinformación de género, y más del 7% fue calificado como “No estoy segurx”.

La fuente de información del contenido recibido vino más que nada por Twitter (53,2%), seguido por Tiktok (28,7%), Instagram (10,5%), Youtube (4,6%), Telegram (2,5%), y Facebook (0,5%). La mayoría de la información fue más que nada dirigida en contra de la agenda transfeminista y grupos y organizaciones feministas (77%) difundidas en páginas personales y públicas de redes sociales (65%) y páginas públicas de medios de comunicación (31,5%).

Parte de las estrategias de quienes luchan contra la ideología de género es el “secularismo estratégico” (uso de argumentos aparentemente seculares o “científicos” para apoyar posturas conservadoras en temas de género y sexualidad). A su vez, esto se relaciona con otra “batalla cultural” que agrupa a otras organizaciones e intereses: la batalla en “Occidente” contra el “neo-marxismo cultural” y contra el fantasma del “socialismo”, en donde hay que achicar el Estado porque “se está metiendo con tu vida y con tus hijos”.

De esta manera, la relación con las elecciones en Argentina es directa: el partido político que ganó las elecciones se apoyó en gran parte de esta narrativa y de su difusión masiva en redes sociales, y quien terminó ganando la presidencia, dio un discurso en el Foro de Davos que resume gran parte del contenido que recibimos como desinformación de género.

Si tenemos en cuenta la información que llegó relacionada a la “batalla cultural”, casi el 23% está relacionada a estos temas. Entre ellos, podemos nombrar a diversos tipos de contenido que están en contra de los feminismos, los derechos ambientales, la “agenda 2030” o “globalista”, y engloban una especie de narrativa conspirativa en donde los movimientos sociales progresistas vienen a “adoctrinarte” con el apoyo del Estado. Si tenemos en cuenta, además, al tipo de contenido específicamente en contra de la “ideología de género”, junto con el contenido de “batalla cultural”, esto asciende al 40% de la información total recolectada.

Gran parte de la campaña electoral de La Libertad Avanza sucedió en redes sociales, apoyado por organizaciones religiosas que difundían desinformación de género, pero también trascendió las redes e incluso tuvo apoyo de los medios tradicionales.

Entre los ejemplos, podemos mencionar la fake news que circuló en uno de los medios de comunicación más importantes del país, La Nación+, donde el periodista Eduardo Feinmann difundió que se había enseñado en una escuela de la provincia de Buenos Aires la película 50 Sombras de Grey como parte del programa de Educación Sexual Integral. La información se probó como falsa a los pocos días de su difusión, pero las pruebas no fueron igual de trascendentes y es al día de hoy que el periodista que masificó la información no se retractó de sus dichos.

Por su parte, las autoras de la fake news aparecieron como autoras de otras desinformaciones que nos llegaron a la tipline. Ambas están vinculadas al movimiento #ConMisHijosNoTeMetas, Agustín Laje (uno de los referentes de América Latina más importantes “en contra de la ideología de género” y simpatizante de Milei), y otras organizaciones religiosas, lo que denota cierto tipo de coordinación y manipulación de la información con intento de engañar. A su vez, más del 10% de la desinformación de género que nos llegó, fue en contra de la Educación Sexual Integral.

Por otro lado, más del 15% de la desinformación de género recopilada se enfocó en atacar al Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, especialmente a través de videos en TikTok que ironizaban sobre su supuesta ineficacia, señalando que el dinero se gastaba en almuerzos en lugar de abordar la violencia de género.

Este discurso contradictorio alegaba tanto que el Ministerio no funcionaba porque no reducía los femicidios, como que la violencia no tiene género y que los femicidios no existen como tales. Además, casi el 12% de la información recopilada consistía en discursos de odio y desinformación dirigidos a la comunidad LGBTTTIQ+, incluyendo acusaciones falsas alegando que las personas del colectivo reciben dinero por parte del Estado sólo por su identidad u orientación sexual.

Otra información que llegó fue el ataque en redes hacia referentes mujeres, especialmente Myriam Bregman, Ofelia Fernández y Lali Espósito. Desde la manipulación de imágenes para reproducir estereotipos de género, su sexualización y objetivización hasta incitaciones a la violencia y ataques verbales violentos. Finalmente, el 7% del contenido con información falsa y manipulada estuvo relacionado con la Interrupción Voluntaria del Embarazo, mayormente centrado en dichos de la actual vicepresidenta y presidente.

La conclusión del proyecto

En este punto del recorrido, con el primer trimestre de gobierno de un partido nacido desde las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales, aun recibiendo mensajes de desinformación de género en el #Ecofemibot, y evidenciando como se profundizan las tendencias recolectadas en esta nota, podemos constatar que nos encontramos ante un cambio profundo en el escenario político argentino.

Si bien originalmente lo que fuimos a buscar era un conteo de la desinformación de género, en realidad, chequearla y contrastarla con “la verdad” sin entender que lo que está creciendo es una narrativa que usa como una de sus tantas estrategias la desinformación, no tiene sentido. Sabemos que cuando se viraliza muy rápido una fake news, da igual que se salga a desmentir, porque la información chequeada no llega a tener el mismo tipo de repercusión.

Así como los movimientos feministas, con el #NiUnaMenos y la lucha por la legalización del aborto supieron avanzar de manera acelerada en el país en la última década, lo mismo hicieron los movimientos reaccionarios a dichos feminismos. Estos movimientos reaccionarios y conservadores no son exclusivos de nuestro país, sino que podemos encontrar elementos en común en el discurso antiwoke de Donald Trump en Estados Unidos, en la agenda conservadora y evangelista de Jair Bolsonaro en Brasil, como también en la bandera antifeminista que levanta Vox en España.

Hay un cambio profundo en la forma de comunicación y relación social a partir de la masificación en el uso del celular, la conexión a internet y el uso de las redes sociales. El discurso se ajusta a las creencias y gustos personales, con la contraparte de que ahora se cuenta con un sistema de información que conoce las preferencias individuales más que la conciencia propia. Todo aparece con la misma jerarquía, el recorte de un documental, la voz de un experto, la pieza de desinformación y un video entretenido. Esto es un campo fértil para la proliferación de noticias falsas, donde es muy difícil discernir.

En este contexto, la estrategia libertaria/conservadora es la de confundir para ganar adeptos y construir un monstruo a partir de los movimientos por la expansión de derechos. El enemigo es reclamar por igualdad de oportunidades y los malos siempre son los otros. Es innegable el rol que jugaron las redes sociales en la primera elección de Trump o los grupos de Whatsapp en la elección de Bolsonaro.

De la misma manera, es innegable la importancia de las redes sociales en la amplificación del mensaje de Milei (que incluso tiene de asesor de redes sociales a Fernando Cerimedo, quien trabajó también en la primera elección de Bolsonaro), en la construcción de un sentido común libertario y en el apoyo que aún concentra de la mano de la desinformación, las noticias falsas e imágenes creadas por inteligencia artificial. Si antes la radio construía un relato a partir de una interpretación de la realidad, ahora la edición y la IA permiten la creación de esa realidad que puede parecerse más a un animé que a la vida humana. 

La profundidad del cambio no se limita a la forma de comunicarnos, sino que se amplía a la forma de relacionarnos socialmente. No es sólo la manera en la que interactuamos con otras personas, también es la forma en la que nos auto percibimos y lo que somos.

La Hiper Individualización que profundizan los algoritmos nos traen desafíos en relación a cómo romper los cercos, lograr debates que permitan la construcción de un horizonte común y, además, seguir apostando por combatir una narrativa reaccionaria y conservadora que se plantea como la única salida posible y, que, además, sólo puede imponerse con la difusión de información falsa.  

La nota es parte de la alianza entre Tiempo Argentino y Ecofeminita, una organización aliada que trabaja para visibilizar la desigualdad de género a través de la elaboración de contenidos claros y de calidad.