Norberto D’Amico, referente de la inclusiva Iglesia de la Comunidad Metropolitana en la Argentina explica a Tiempo Argentino el valor de las declaraciones del Papa Francisco con las diversidades sexuales.
-¿Que ha significado para la diversidad sexual el papado de Francisco en la Iglesia Católica?
–Francisco tuvo una actitud pastoral abierta hacia la diversidad sexogenérica, como ha tenido una actitud pastoral también abierta hacia las mujeres. Y que bajó el espíritu, que debía haber tenido la Iglesia Católica todo este tiempo desde el Vaticano II (en 1962-1965). No fue más allá de esto. Y no creo que sea poco, pero, lo que propició es una mayor participación, un acercamiento a la diversidad sexogenérica, muy propio de Francisco antes de ser Francisco. Muy propio de Jorge Bergoglio, con una actitud también con una habilidad política muy puntual que ha consistido en tener una actitud pastoral siempre muy amable pero que no llevó a modificaciones que puedan hacer sentir segura a la diversidad sexual genérica dentro de la Iglesia Católica.
-¿Cuáles eran esas modificaciones?
-El Magisterio no se modificó, no se modificaron los conceptos de base… Cuando él declara que no es “nadie para juzgar”, en realidad está diciendo lo mismo que la Declaración de 1976 de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Pero a su vez, también dice que los actos homosexuales son intrínsecamente malos. Cuando habla del Ministerio de la Mujer, porque diversidad no es solamente personas LGBTIQ+, una mujer empoderada también es diversa. Cuando habla de la mujer también dice “bueno, la mujer es más importante que todos los cardenales juntos”, “la mujer no puede ser lastimada porque es como lastimar a Dios que vino al mundo a través de la mujer”. Sí, pero la mujer no tiene acceso al sacerdocio. También declaró que el feminismo es malo porque es un extremo. Yo no creo que sea así, pero las violencias simbólicas del heterocispatriarcado sí son extremas. Para mí, como pastor cristiano el feminismo es absolutamente correlativo a la escritura y a la Iglesia primitiva.

-¿Las mujeres estaban incluidas desde las escrituras?
-El Ministerio de Jesús que incorporó mujeres en su comunidad y que tenía discípulas. Todo eso está en las Escrituras, no es que lo diga yo. Esas comunidades que se desarrollaron en los primeros tiempos algunas eran lideradas por mujeres, y parte de las disputas, las más fuertes de esas comunidades primitivas, eran de mujeres muy carismáticas. El apóstol Pablo mismo reconocía como iguales a mujeres en el ministerio. Cuando el Papa dice esas cosas yo no puedo dejar de pensar en la cintura política que siempre tuvo Jorge Bergoglio, también cuando él era obispo de Buenos Aires. Por ejemplo, él en el tiempo de matrimonio igualitario, declaró públicamente que el matrimonio igualitario y la interrupción voluntaria del embarazo eran herramientas prácticamente del demonio contra el plan de Dios. Pero, por otro lado, llamaba a las organizaciones LGBTIQ más para tratar de pactar que se bajara el tema matrimonio y se pusiera el tema Unión Civil Nacional.
-¿Y qué queda de todo eso?
– A mí me parece que la actitud pastoral que él tuvo como Papa y todo lo que se difundió fue positivo para que la gente sienta que la iglesia puede ser un lugar que les puede dar la bienvenida. Pero me parece que no hace a comunidades seguras para que las personas puedan participar y que el día de mañana no aparezca alguien y diga que no, que lo que están haciendo está mal, que su sexualidad es contraria a la voluntad de Dios, que son cuestiones que lastiman mucho.
-¿Qué pasó con respecto al celibato?
-Es otro tema, el celibato de los sacerdotes. El celibato no implica que no tengan actividad sexual, pero sí implica que no puede formar un compromiso de pareja. Estas repercuten muy fuertes en la vida de las personas, son hasta riesgosas, y pueden confundir mucho a la gente. Lo digo desde mi propia experiencia pastoral en grupos, radicalmente inclusivos, como en la Comunidad Metropolitana. Nuestra Iglesia es radicalmente inclusiva. Vos sabés que lo LGTBIQ+ no quita lo facho. Es decir, que no ha quitado que haya gente que se haya sentido muy incómoda o que le hayamos tenido que decir que lo que ellos hacían no era lo que nosotros creíamos o lo que enseñaba nuestra Iglesia. Porque o rechazaban a las personas trans o había un concepto machista, o había lesbianas que eran transfóbicas. La idea de lo inclusivo, la idea de la comunidad segura, la idea de la bienvenida que le da Dios a todas las personas son conceptos que a veces se ven de una manera muy superficial, pero que en la praxis se complejiza mucho. Hay ejemplos de monjas y de sacerdotes que han trabajado para la diversidad sexogenérica y cuando tomaron notoriedad, han tenido que dejar su ministerio. Tomaría con pinzas esta cuestión. Me parece muy positivo desde lo pastoral todo lo que hizo Francisco. No dudo de la sinceridad como Papa al abordar estos temas de esta manera. Y tampoco dudo de su fidelidad a los documentos de la Iglesia Católica. Pero no ha habido algo un poco más profundo. Sí, me parece que es bueno darles voz a los sectores a la diversidad y es muy positivo darles voz a las mujeres. No he visto la voz de los sacerdotes con respecto al celibato. Aun así me parece positivo eso, pero no me parece algo muy profundo ni demasiado confiable. Lo lamento, pero es de corazón.
–¿Sucede en otras iglesias?
-Sucede en las iglesias de tradición histórica, las iglesias evangélicas históricas, incluso las que apoyaron el matrimonio igualitario en Argentina y que tienen algún pastor gay. Pero siempre es desde la perspectiva más normativa, que no nos permiten que las personas de la diversidad se sientan cómodas. O sucede con las mujeres. En las iglesias protestantes hay mujeres en el pastorado y en cargos de autoridad, sin embargo, tienen muchas dificultades para ser elles mismas. Siempre hay un grupo de señores que desde una concepción sexonormativa marcan la cancha y no te salgás mucho de ahí porque ahí se termina la cuestión.
-Aun en el plano discursivo, ¿tuvo importancia en un contexto de tanto odio a las diversidades?
–Sí, por eso recalcaba que la actitud de Francisco es pastoral y que como actitud pastoral es muy valiosa. Justamente en el contexto. Además, porque se diferencia de los papas anteriores. Por ejemplo, Ratzinger cuando fue a África en plena crisis del SIDA a decir que los preservativos no servían. Y no lo dijo alguien ignorante. Por eso es valioso lo de Francisco. También su actitud hacia el capitalismo desaforado, porque este odio, todo este momento en el que vivimos tiene que ver con retracción de derechos, con la búsqueda de chivos expiatorios, con la construcción del enemigo. Pero me parece que sigue tomando como rehén a grupos que son muy vulnerables. En todos los periodos históricos hay como esta cuestión de que las diversidades, las mujeres, las minorías étnicas y los migrantes estamos ahí como trofeo de guerra. Y después, los poderosos hacen sus componendas y los grupos sociales son los que sufren las consecuencias. Por eso digo que hay que tomarlo con mucho cuidado. Me pareció que todos los análisis eran un poco superficiales Mi interés es pastoral también porque como parte de la fe, me interesa crear una comunidad segura donde la gente pueda venir a expresarse, a vivir una que pueda compartir con los demás.
¿Qué esperás que pueda venir en el próximo papado?
–Yo oro realmente a Dios para que sea así, para que elijan un Papa que sea inclusivo, abierto y que tenga además la habilidad política. Ahí no es una cuestión de intenciones. La habilidad política de continuar y de transformar en reformas concretas este espíritu reformador que Francisco manifestó en su pastoral. Yo no me muevo en el ámbito católico y no sigo demasiado los posibles candidatos al papado. Pero ya he visto que hay muchos conservadores que han ido a golpear la puerta. Soy creyente y oro Dios, para que la persona que elija tenga un espíritu reformador y pueda hacer algo.
En contextos de crisis y tanta violencia, ¿qué trabajo hacen ustedes dentro de la ICM?
–El trabajo que nosotros podemos hacer como comunidad pequeña y como comunidad inclusiva, como Iglesia de la Comunidad Metropolitana en el mundo, es seguir predicando el evangelio de Jesucristo, que es el evangelio del amor. El Evangelio, desde la ética del amor una ética del amor en la que el otre es persona digna de todo respeto, es creación de Dios, donde el mandamiento más importante es amar a Dios y después al otro como a sí mismo. Esa es nuestra prédica y esta prédica tiene que hacerse específica en cada uno de los de los momentos y cada uno de los temas que debatimos como sociedad. Una de las dificultades más grandes de este mundo actual es que está plagado de autoritarismo, no se debaten, se cierran los espacios de debate y eso achica mucho la posibilidad de que toda esta dinámica de relación se pueda modificar o por lo menos que se pueda modificar desde esta perspectiva. Creo que también es un poco el espíritu o la idea de Francisco, que la ética cristiana es la ética del amor.