Para quienes viven en Quilmes, pasear por su costanera y disfrutar del horizonte que dibuja el río más ancho del mundo es parte de su vida. Ha tenido momentos de esplendor y otros no tanto. Hubo años de furor por el windsurf, cuando sus bares y restaurantes se poblaban de público que ilustraba el paisaje con música y cerveza al atardecer. Una fuente de cornalitos fritos era (y es, sobre todo en verano) el plato para disfrutar desde la rambla de los pescadores. Hay recuerdos familiares que llegan hasta 1975, cuando se prohibió bañarse por la contaminación de sus aguas. Los días de sol, bicicleta con asiento para los más peques y jornadas playeras. Ese espíritu natural y familiar busca reverdecer en los últimos años, con una costanera que vuelve a revalorizarse en el distrito más antiguo del Gran Buenos Aires.

Unos 60 guardavidas se distribuyen entre los 13 balnearios que cubren Bernal y Quilmes sobre sus playas pobladas de bañistas desde noviembre hasta marzo, como respuesta a las altas temperaturas entre la naturaleza de un pueblo que creció junto al río.

Cuando recorras esta costanera pisá su arena, porque ese mismo suelo fue el que tocaron al llegar los integrantes del ejército inglés el 25 de junio de 1806 y donde se registró el combate naval de Quilmes durante la guerra con el Brasil el 30 de julio de 1826. Dos porqués de esta playa que fue declarada Lugar Histórico desde 1942. Quilmes tiene pasado, presente, naturaleza y gastronomía. Todo lo necesario para disfrutar de una buena escapada.

De los pejerreyes al Casco Histórico

Caminando se accede al Club Náutico Quilmes, creado en 1921, donde atracan unos 220 barcos y en el que se disfruta de pileta, tenis, clases de náutica, parrillas y recreación. Su edificio central alberga un restaurante con carta gourmet para disfrutar de miércoles a domingos.

Muy cerquita está el Pejerrey Club, con su espigón de 400 metros que lo convierte en el más extenso de Sudamérica como muelle de aguas pasantes. El conjunto edilicio original es de 1938, cuando lo construyó la familia Fiorito. Aún mantiene las piscinas de agua salada de su fundación. Están sobre la rambla ¡y aún funcionan!

En tren (línea Roca), colectivo o en auto, se llega a esta ciudad ubicada frente al Río de la Plata, entre la Ciudad de Buenos Aires y La Plata. Fue el territorio donde trajeron en 1666 a una parte de la comunidad Diaguita Calchaquí caminando desde Tucumán para torturarlos frente a la hoy Plaza San Martín, plena Manzana Histórica. Allí surgió el núcleo urbano principal. Junto con la Catedral Inmaculada Concepción, la Biblioteca Popular Domingo F. Sarmiento, la Escuela N° 1, la Casa de la Cultura (ex edificio de la municipalidad) y la Escuela de Bellas Artes Carlos Morel (EMBA) fundada en 1942 y reconocida a nivel nacional desde 1975 por su calidad de enseñanza, completan un circuito que se puede realizar caminando, e incluso escuchándolo en la web oficial del Municipio.

Otro imperdible: el Museo del Transporte Carlos Hillner y Decoud. Un espacio donde se exponen carruajes antiguos junto a objetos usados en la montura del caballo o en motos antiguas, con algunas reliquias únicas, como carruajes franceses, la moto Puma o el primer colectivo de la ciudad .

El parque cervecero

En la ciudad donde se creó la birra más emblemática de la Argentina (ver recuadro), no podía faltar el Parque de la Cervecería, en Av. Triunvirato al 700, cerquita del Estadio Centenario. El salón principal del Parque está ubicado en medio de un pulmón verde inigualable en la región, donde cientos de quilmeños pasean, pasan la tarde, hacen ejercicio y esperan la nochecita para entrarle a ricas picadas con cervezas.

Quienes gusten de las recorridas culturales, también está el Teatro Municipal con oferta popular todo el año, o el Museo de Artes Visuales Víctor Roverano, que cuenta con un patrimonio de pinturas, esculturas, grabados y dibujos de fines del siglo XIX hasta nuestros días.

La Catedral fue declarada Lugar Histórico Nacional y Provincial: allí se estableció la reducción de los Quilmes en 1666 y se levantó la primera capilla de adobe y juncos en 1667. Entre sus elementos destacados, posee un órgano con 1246 tubos de madera y metal adquirido en Alemania.

Santa Coloma

Si el pasado es lo tuyo, arrimate a la vecina localidad de Bernal. Ahí –además de la Biblioteca Pública y Complejo Cultural Mariano Moreno–, a pasos de la estación está Santa Coloma, la casona donde llegaron las tropas inglesas en su derrotero por acceder a Buenos Aires en 1807. Es Monumento Histórico Nacional, Provincial y Municipal por su valor arquitectónico e histórico, y la construcción más antigua de la ciudad.

Fue un complejo de 17 habitaciones, con almacén de forraje, caballeriza, garaje y 100 personas esclavizadas traídas de África. Se conserva una partecita del edificio original, con su típico diseño colonial y mil historias. «

La cerveza clásica de la ciudad

Quizás por lo que más se conozca a este partido, el más antiguo del Gran Buenos Aires, sea por la cervecería homónima. Hoy hay visitas a la fábrica–museo. Su primera cocina llamada «La Casa de Quilmes» es donde se «tiró» el primer chop en 1890. Están la historia de Otto Peter Friedrich Bemberg, el creador del imperio familiar cervecero, el parque cervecero donde empleados y sus familias podían (y pueden) practicar deportes y el restaurante abierto al público, todos imperdibles.
Hay una arboleda centenaria y un barrio jardín, Villa Argentina, creado para sus empleados en 1927 con una escuela, su capilla histórica diseñada por Bustillo, conocido como el arquitecto de los Parques Nacionales y sus 192 viviendas de pintoresco estilo neocolonial.

Ver y oír

Quilmes se puede recorrer con guía escribiendo a [email protected] o al 11 3187-5527. Es gratis. ¡Y también se puede escuchar! En quilmes.gov.ar/contenidos/escuchar_historia.php
Toda la historia en el blog “El Quilmero”.