“Vampiro: espectro o cadáver que, según ciertas creencias, va por las noches a chupar la sangre de los vivos hasta matarlos”. Así define el diccionario de la Real Academia a esas criaturas que, literatura y cine mediante, llegaron a ser uno de los mitos de mayor popularidad en el siglo XX. Si bien es cierto que su existencia puede rastrearse siglos antes, no fue hasta la publicación en 1897 de Drácula, la novela del británico Bram Stocker, y sus adaptaciones al arte de la fotografía en movimiento realizadas poco después, que estos golosos chupasangres se volvieron los monstruos favoritos de millones de personas alrededor del mundo.

Aprovechando esa fascinación, la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, Av. Corrientes 1530, presentará a partir del próximo viernes la segunda parte de la Enciclopedia Cinematográfica del Vampirismo, ciclo en cuyo marco se proyectarán 14 películas de diversa data y origen. Organizado a través de la Fundación Cinemateca Argentina, en colaboración con el Centro Cultural de España, la Embajada de España y el Goethe-Institut Buenos Aires, el mismo se extenderá hasta el jueves 4 de agosto

La propuesta enlaza con una primera parte, programada para el mes de marzo de 2020 y luego postergada hasta 2021 debido a la pandemia. Igual que aquel programa, acá también se combinan los clásicos fundacionales con títulos menos conocidos, que aportan una perspectiva más amplia del tema. Dentro del primer grupo se encuentran la alemana Nosferatu, el vampiro (1979), de Werner Herzog, y la británica Drácula (1958), dirigida por Terence Fisher, reversiones de la novela de Stoker que ratifican la longeva popularidad del personaje. Su proyección permitirá revivir el miedo que provocaban ambas criaturas, encarnadas por los extraordinarios Klaus Kinski y Christopher Lee.

Esta Enciclopedia del Vampirismo confirma además que la popularidad del género no se limitó a la cultura occidental. Así lo muestran tres películas procedentes del desaparecido bloque soviético, que certifican la universalidad de la alegoría vampírica. La primera es Viy, espíritu del mal (1967), de Konstantin Ershov y Georgiy Kropachyov, que exhibe el poderoso imaginario visual y la portentosa capacidad para la puesta en escena del cine producido en la Unión Soviética. Se trata de la adaptación de una novela de Nikolai Gogol, en la que un joven monje se pierde en un bosque, donde  es atrapado y seducido por una bruja capaz de alterar su percepción.

En la misma línea, dos películas producidas en Checoslovaquia en los ’80 proponen formas novedosas de abordar la temática. La dama sangrienta (Viktor Kubal, 1980) es un gran exponente de la prestigiosa animación checoslovaca que vuelve sobre la figura de Erzsébet Bathory, la mítica Condesa sangrienta. Por su parte, El vampiro de Ferat (Juraj Herz, 1982) narra la historia de un auto de carreras que utiliza la sangre de sus conductores como combustible. Una lectura política del mito como metáfora del consumo capitalista. No por nada, en su segunda entrada, la Real Academia define a la palabra vampiro como “persona codiciosa que se aprovecha de los demás”.

Pero no es este el único trabajo que utiliza al vampirismo para exceder su literalidad. La película Arrebato, dirigida en 1979 por Iván Zulueta, es tal vez la gran obra de culto producida en la efervescencia de la movida madrileña, durante el destape posterior a la muerte de Francisco Franco. En ella un trío de artistas obsesionados con el cine y el consumo de drogas caen en un espiral que los hunde en la locura. La primera proyección de Arrebato se realizará el domingo 24 de julio a las 17 y será presentada por la actriz Cecilia Roth, protagonista de la película junto a Eusebio Poncela. Por su parte, en Persona (1966), uno de sus trabajos más conocidos, el sueco Ingmar Bergman utiliza el vínculo entre una actriz que perdió la voz y una enfermera para jugar con la idea del vampirismo emocional.

Además del Drácula de Fisher, esta segunda parte de la Enciclopedia del Vampirismo incluye otras dos películas de los estudios Hammer. Se trata de Capitán Kronos, cazador de vampiros (Brian Clemens, 1974) y Pánico en el transiberiano (Eugenio Martín, 1972), donde el recordado actor argentino Alberto de Mendoza comparte cartel con monstruos del género como Peter Cushing y Christopher Lee. Como suele ocurrir con otros títulos de esta casa británica, ambos representan formas excéntricas de abordar el imaginario vampírico, aportándole giros infrecuentes al modelo básico. 

Del otro la del Atlántico, el cine independiente de los Estados Unidos también hace su aporte, con dos títulos de culto: El vampiro de la noche (John Llewellyn Moxey, 1972) y Martin, el amante del terror (1977, del gran George Romero. El programa se completa con Fuerza siniestra (Tobe Hooper, Reino Unido, 1985), la hongkonesa Mr. Vampire (Ricky Lau 1985) y la italiana El vampiro y la bailarina (Renato Polselli, 1960). 14 renovadas oportunidades para volver a enamorarse de las historias de vampiros.

Programa completo

Para consultar fechas y horarios de proyección dirigirse a www.complejoteatral.gob.ar. Entrada general $450. Estudiantes/Jubilados $250.