“Esa madrugada de 1957 en que un guionista de historietas es interrumpido en la escritura por la aparición de un viajero del tiempo hace dos años que los cazas de la Marina de Guerra bombardearon Plaza de Mayo para derribar al peronismo, y además de cientos de hombres y mujeres mataron también chicos en un colectivo escolar –dice Guillermo Saccomano en el prólogo de la última edición de El Eternauta-.  Hace un año también que el ejército fusilaba militantes  de la resistencia peronista en un basural de José León Suárez. En ese 1957, un gobierno militar gobernaba con persecución y tortura  mientras tanteaba una salida `democrática`. Y Héctor Germán Oesterheld fundaba su propia editorial, Frontera, y en la revista Hora Cero semanal publicaba `El Eternauta`.”

El momento al que alude Saccomanno es fundacional. Visto en perspectiva, no solo es el nacimiento de la primera novela gráfica en español y la más importante del mundo de habla hispana, sino también el momento en que su autor, Oesterheld, comienza a dirigir sus pasos hacia el trágico final de su vida y también la de sus cuatro hijas, una de ellas embarazada. Todos ellos fueron secuestrados y desaparecidos por la más sangrienta dictadura cívico-militar de la Argentina. Oesterheld tenía en el momento en que nacía El Eternauta 38 años y su compañero de aventuras en la ilustración de su obra, Francisco Solano López, 29.

“El Eternauta”, sin embargo, sobrevivió a su autor y se convirtió en una novela gráfica emblemática que, como dice Saccomanno, Oesterheld nunca imaginó que sobre ella escribirían más tarde escritores de la talla de Osvaldo Soriano, Ricardo Piglia, Miguel Briante, Pablo de Santis, Rodrigo Fresán, José Pablo Feinmann y Juan Sasturain, entre otros.

Seguramente, tampoco imaginó que las ediciones de “El Eternauta” se sucederían hasta llegar a esta publicada por Planeta Cómic, de formato apaisado con un tamaño y un peso que no la hacen apta para leer en el trasporte público. Por el contrario, es de esos libros que exigen ser leídos con verdadera entrega a la lectura, que necesitan tiempo y tranquilidad para apreciarlos en su verdadera dimensión, para descubrirlos y redescubrirlos. El soporte, se sabe, no es del todo ajeno al contenido, sino que determina en gran medida la actitud con que se lee.  El libro en papel aporta un plus a la lectura que tiene que ver con los sentidos. El peso, el olor, las texturas también forman parte del ritual de la lectura.  

Es evidente que los editores en este caso tomaron todo eso en cuenta. Según explican en la contratapa, “para esta edición definitiva, revisada y corregida, se han retocado más de cincuenta ilustraciones sin alterar el espíritu original de la obra, con la intención de optimizar su calidad visual, potencia y continuidad gráfica.” También la rotulación, el diseño y el estilo son los del original. El trabajo de edición hace que recorrer las páginas de El Eternauta ilustrado por Solano López sea una experiencia distinta, llena de matices, ya que permite apreciar la riqueza del trazo, la maestría del dibujo.  

Foto: Edgardo Gómez

Según aclara Juan Sasturain en el prólogo en El Eternauta hay dos historias ensambladas. La primera es la que llama “situación Robinson”: un grupo humano aislado por la muerte. Esta historia tiene carácter teatral. Todo sucede dentro o alrededor de la casa. “Es la cuestión que a Oesterheld le interesó como desafío narrativo” y “una de las ideas, uno de los segmentos más brillantes de la narrativa argentina”, señala Sasturain. “Y allí comienza otra historia, la de la invasión, con otras reglas, otros héroes, otra envergadura épica. Una historia maravillosa y trágica que bordea el absurdo de nunca terminar de saber contra quién se está peleando, el Mal, el Odio cósmico, esos Ellos de oscura resonancia (también) psicoanalítica.”

El Eternauta, viajero de la eternidad, cuenta la historia de Juan Salvo quien, tal como lo cuenta Saccomanno, se materializa frente a un historietista para contarle la resistencia ante una invasión extraterrestre ocurrida en la ciudad de Buenos Aires. En el prólogo original de la obra se resaltaba que “el único héroe válido es el héroe en grupo, nunca el héroe individual”. De esta forma, a través de Juan Salvo Oesterheld rompía con la consagrada dicotomía superhéroe bueno versus villano para proponer un héroe colectivo que no es otro que el pueblo. No era una mera elección argumental, sino una decisión política. El autor se alejaba de esta forma de los parámetros impuestos por el cómic estadounidense.

Con sus guiones contribuyó junto a otros cultores del género, tanto guionistas como dibujantes, a que la historieta fuera considerada como lo que realmente es, un género mayor. En una entrevista que le realizaran Carlos Trillo y Saccomanno y que este cita parcialmente en el prólogo, cuando se le pregunta si nunca se le ocurrió escribir lo que suele o solía llamarse “literatura seria”, contesta. La tentación y el hambre de prestigio, eso, lo tenemos todos. Cuando pienso en el grupo familiar que me insiste para que haga la gran novela… Y sí, da más status. Completamente distinto. Por ejemplo para mi mujer y mis hijas sería distinto decir “soy la mujer de Borges o Sabato”, que tener que decir “soy la mujer de un guionista de historietas”. Personalmente, me siento mucho más satisfecho escribiendo para una masa de lectores. Pero, también pongamos un poco los pies sobre la tierra. Casi ninguno de los grandes escritores escribió en condiciones ideales. Yo creo que el libro viene cuando tiene que venir. Y si uno no lo ha escrito es porque la condición de uno no está para eso. Estoy segurísimo que cuando Hernández escribió Martín Fierro, no tenía todo el dinero del mundo ni estaba feliz con su circunstancia. Por el contrario, ustedes saben cómo lo hizo.”

La historia original del El Eternauta se desarrolló a través de 106 tiras editadas entre 1957 y 1959. Luego tuvo una serie de secuelas, continuaciones y nuevas versiones. Sin duda, se trata de la obra maestra de Oesterheld, recibió numerosísimos premios e influyó en cinco generaciones. En su mmomento, Tiempo Argentino la publicó, tira por tira en su contratapa.

La edición que se acaba de editar a través de Planeta Cómic no es solo un hermoso libro y un merecido homenaje a Oesterheld y a Solano López. Es también un documento tanto por la historia trágica de su guionista en la que se resume la historia misma de la Argentina y por lo que Juan Salvo, héroe colectivo y navegante de la eternidad, continuará demostrando: que nadie se salva solo.