Dimitri Payet, jugador del West Ham inglés, nació en Saint-Pierre, territorio francés en la Isla Reunión, bañada por el Océano Índico. Este departamento de ultramar a 9000 kilómetros de París, limita al este con Madagascar y hasta allí fueron los ojeadores del centro de formación Le Havre, para llevarlo a Francia en 1999, cuando tenía apenas 12 años y soñaba con ser Thierry Henry. La actual estrella de la selección de Didier Deschamps también sufrió el desarraigo y en 2003 regresó a la Isla Reunión por dos años.
Francia, que hoy jugará con la sorpresiva Islandia en busca de su quinta semifinal en Eurocopa, se privó de contar con una estrella como Karim Benzema, quien por su ascendencia argelina acusó a Deschamps de haberse “plegado a la presión de una parte racista de Francia”. Sin embargo, el capitán del campeón del mundo 1998 encontró en Payet a la emergente figura y sostén del sueño francés de alzarse con la tercera copa europea.
Víctimas del impacto social, psicológico e incluso los desórdenes mentales, los migrantes también modifican el mapa de las selecciones en un contexto de fronteras cerradas y creciente xenofobia en Europa, con el impacto por el Brexit incluido. Así como su ídolo, Thierry Henry, tenía ascendencia de otra región de ultramar de Francia (Guadalupe), Payet, autor de dos de los seis goles de Francia, es uno más de los 11 integrantes de la selección que tienen origen extranjero o son hijos de inmigrantes. Un senegalés, un congoleño, un camerunés, conviven con hijos de ghaneses, malienses, angoleños, guineanos, guadalupeños y marroquíes, entre otros, irán en busca del título europeo, como supo hacerlo Holanda en el único título de su historia: la Eurocopa de 1988 con Ruud Gullit y Frank Rijkaard, ambos con padres surinameses, como principales figuras. 
Ocho años después Holanda llegó otra vez como candidato: “El problema explotó después del segundo partido. Los chicos de color siempre se sentaban aparte. Se servía en un lado comida de Surinam, y en otro la holandesa”, contó Dennis Bergkamp en su libro Tranquilidad y Velocidad.
Detrás de la figura de Cristiano Ronaldo, la semifinalista Portugal tiene la mayor cantidad de jugadores nacidos fuera del país: el 40% del plantel. Suiza es el equipo que encabeza la diversidad étnica, según el blog Social problems are like maths: un 61% de la plantilla tiene padres extranjeros , y el 35 % nació en el extranjero. Africanos, un turco, un chileno y varios refugiados de los conflictos de los Balcanes en la década del ’90 alcanzaron los octavos de final bajo la bandera de la cruz blanca. 
En el triunfo de Suiza 1-0 sobre Albania, Granit y Taulant Xhaka se convirtieron en los primeros hermanos que se enfrentaron en la historia de la Eurocopa. Pocos años antes de que Taulant (1991) y Granit (1992) nacieran, la familia Xhaka abandonó Kosovo. Al asumir Gianni de Biasi como técnico de Albania empezó a buscar hijos de emigrantes y a aprovechar el talento huido. Granit ya había debutado con la selección helvética, no así su hermano Taulant, quien decidió representar a sus orígenes. Quien mejor simbolizó el hecho fue Elmaze, la madre de ambos, quien fue al estadio con una remera negra con el apellido Xhaka en grandes letras blancas y la fusión de las banderas de Albania y Suiza.