Mejor defensora del torneo brasilero. Goleadora y mejor delantera del campeonato, en el país de Marta y Grazi, dos leyendas. Dos goles y dos asistencias en 23 minutos, en su debut en tierras cariocas. Agustina Barroso, Soledad Jaimes y Yamila Rodríguez son tres de las siete futbolistas argentinas que juegan en el Brasileirão femenino.

En la tierra del jogo bonito, el potrero argentino gambetea cada vez más fuerte. Las buenas actuaciones en la Copa América y la clasificación de Boca a la final de la Copa Libertadores 2022 son dos de las principales razones por las cuales los clubes brasileros se están fijando cada vez más en los pies de las jugadoras albicelestes. Así lo ve Paulina Gramaglia, jugadora de la Selección argentina, primera futbolista argentina en ser transferida al exterior y reciente incorporación del Red Bull Bragantino de Brasil.

«La liga brasilera busca argentinas por el desempeño de nuestras jugadoras en el pasado y por lo que se fue demostrando a nivel internacional, tanto en selecciones como también a nivel clubes», cuenta Gramaglia quien en 2022 fue incluida entre ​​las 20 mejores promesas del fútbol femenino, según NGXN (Next Generation).

La pasada temporada, por primera vez en nuestro país, un equipo argentino femenino llegó a la final de la Copa Libertadores. A pesar de perder 4 a 1 frente al Palmeiras, Boca hizo historia. No sólo por el subcampeonato, sino también por el juego que mostró dentro del campo: asociaciones entre sus jugadoras, tenencia de pelota, explosión de las extremos, la marca férrea de sus dos centrales y la proyección de sus laterales. 

Las buenas actuaciones xeneizes en la Copa frente a los equipos brasileños –empate frente a Ferroviària y victoria 2 a 1 frente a Corinthians, en los cuartos de final– además dieron el puntapié para que el Palmeiras se decidiera a incorporar en este mercado de pases a las ex Gladiadoras Lorena Benítez y Rodríguez. Por su parte, Adriana Sachs, exdefensora de Boca, fue contratada por el Santos donde compartirá equipo con Eliana Stábile.

La primera vez que una argentina jugó en Brasil fue en 2014. El Foz Cataratas incorporó a Jaimes y Yael Oviedo. Casi 10 años después, en enero de este año, la FIFA publicó un informe sobre las transferencias que se realizaron durante el mercado de pases. En el fútbol femenino también hubo cifras récord, como demuestran los 341 traspasos internacionales. El destino sudamericano más elegido por las argentinas fue Brasil.

El porqué de la partida al torneo verdeamarelo posiblemente sea lo que años atrás explicó la defensora de la Selección argentina y Flamengo, Agustina Barroso: «En Brasil jugamos dos torneos al mismo tiempo. La competencia es muy grande, es difícil mantener la posición, luchar en el día a día. Un torneo más hace que la exigencia física y los cuidados personales sean diferentes».

El crecimiento del fútbol femenino en Brasil se puede explicar a través de Marta Vieira da Silva, la única mujer que tiene las huellas de sus pies impresas en el Maracaná y a quien los brasileños le dicen A Rainha (la reina), corona que sólo le dieron a O Rei Pelé.

Marta nació en pleno auge del fútbol femenino. En Brasil, entre 1941 y 1979 el fútbol fue un juego prohibido para las mujeres. El decreto que lo establecía buscaba cuidar sus capacidades de procreación. La intención era
«resguardar» los cuerpos «frágiles» y «delicados» de las mujeres para concebir «niños sanos».

La prohibición finalizó –explican la antropóloga Nemesia Hijós y el sociólogo Nicolás Cabrera– cuando renacían los aires de apertura democrática en un Brasil con un fuerte protagonismo feminista.

Hoy, 44 años después de que finalizara aquella prohibición, el Brasileirão femenino cuenta con 64 equipos distribuidos en tres categorías: A1, A2 y A3. La primera división cuenta con 16 equipos, de los cuales diez son 100% profesionales, dos son semiprofesionales y cuatro son amateurs.

Además, se juegan los torneos regionales donde en cada partido se pueden ver las diferencias entre los equipos que militan el Brasileirão y los que no. Algo similar a lo que ocurre en la Copa Federal femenina de nuestro país. Sin embargo, como explicó Barroso, es un torneo que se juega en paralelo durante todo el año y no se limita a una semana.

La pasada temporada, en el campeonato carioca femenino, la delantera albiceleste del Flamengo, Jaimes, convirtió diez goles en un partido. Fue en la victoria 34 a 0 frente al equipo de Río São Paulo.

En un año mundialista en el que hace falta que las jugadoras sumen minutos, el salto directo a una liga más competitiva y física, como puede ser la española o la estadounidense, hace que muchas de las jugadoras elijan como destino Brasil.

«Vine a Brasil para sumar más minutos, quería jugar más. Y es una liga de alto vuelo y muy competitiva. A diferencia de Estados Unidos, que se caracteriza por un juego de transiciones y físico, en Brasil el estilo de juego es sudamericano. Acá predomina la tenencia y cuidar la pelota», cuenta Gramaglia, cuyo pase pertenece al Houston Dash de los Estados Unidos.

Además del estilo de juego, la existencia de un mejor contrato económico y una estructura que acompaña el profesionalismo de las jugadoras hace que las jugadoras argentinas elijan armar su botinero en el Brasileirão.

Cada fin de semana, a través de las plataformas digitales, se las puede ver gambetear, despejar y romper la red en Brasil, un país que apuesta cada vez más por las jugadoras albicelestes porque, como dijo Benítez, «el cupo que dejan las brasileñas que se van a Europa hoy, por nivel, es ocupado por las argentinas o las colombianas». «