En el instante previo a su golpe, después de que una compañera controle la bocha y antes de impactarla, ella se toma un respiro con el que todos –adentro y afuera de la cancha– sienten que ese córner corto terminará en gol. La explosión perfecta de Noel Barrionuevo siempre llega después de una pausa.

Como en la cancha, la 27 histórica de Las Leonas necesitó respirar, parar la bocha un ratito para enfocarse y entonces volver. Lo suyo había sido una relación casi sin cortes con el seleccionado desde su debut en 2005 hasta este año. En el recorrido fue campeona del mundo, se colgó dos medallas olímpicas, jugó más de 300 partidos y anotó más de 170 goles.

Su camino de regreso al Cenard se parece al del comienzo sólo que 14 años después ya no está aterrada. Hoy es «la piba de 35» que va por su cuarto Juego Panamericano con la convicción de conseguir el pasaje olímpico a Tokio 2020 y volver a ser esa Leona implacable en defensa y letal en la ofensiva en el equipo que de nuevo dirige Carlos Retegui.

–¿Cómo fueron estos últimos meses para vos?

–En enero había hablado con el Chapa para decirle que estaba muy saturada de lo que era el seleccionado. Desde que debuté en Las Leonas en ningún momento tuve un parate muy extenso, nunca me fui a jugar afuera, siempre estuve en la Argentina con el seleccionado y el club… Pisé el Cenard todos los días y este año sentí que necesitaba una pausa. Así que hablé con él, le pregunté si podría tener un tiempo o si prefería que diera un paso al costado y presenté mi renuncia. Retegui me pidió que lo pensara, que me tomara mi tiempo para descansar y que si tenía ganas, en un par de meses me juntara con él a hablar.

–¿Cómo te diste cuenta de que necesitas tomarte una pausa?

–El Alto Rendimiento en el hockey es muy distinto a otros deportes porque entrenás todo el año en el Cenard y también en el club, entonces llegué a un agotamiento no sólo físico sino mental porque no tenés respiro entre los viajes, los entrenamientos… Yo necesitaba parar, si no me iba a volver loca. Además en enero tuve un problema familiar, entonces estuve muy dedicada y eso también me alejó del foco de entrenar al 100%. Y más con el Chapa, que todo el mundo lo conoce y sabe lo intenso que es: en sus entrenamientos no podes aflojar, no se regala nada. Este descanso de enero a junio me hizo muy bien, volví con otras energías, más relajada mentalmente. Antes, con toda la vorágine del día a día, ya había perdido el disfrute. Ahora lo veo distinto.

–Retegui suele hablar del respeto a las jugadoras grandes, ¿sentís que eso fue importante para tu vuelta?

–Al Chapa lo sentí más receptivo en esta etapa. Pero no sólo valora a las jugadoras grandes sino también a las que recién arrancan, a todas, eso es una virtud del entrenador que saca lo mejor de cada uno.

–Dice que está más relajado comparado al Chapa de 2010…

–De intensidad no cambió, pero se lo nota que podés hablar más, conversar y no se va a tomar las cosas mal sino todo lo contrario. Obviamente que le pasa como al jugador, yo a los 20/25 era otra jugadora que ahora. Uno va creciendo.

–¿Cómo llegan a Lima?

–Muy bien, el grupo cuando me inserté estaba entrenándose a full, en un ritmo muy alto, volando. Y esa es la clave para tener buenos resultados, tener una buena base para después estar sólidas en todas las líneas. Es buenísimo vivir un Panamericano, es un mini Juego Olímpico acá en América, representás al país, que es lo más lindo, y esperamos tener excelentes resultados.

–Es un torneo bravo para ustedes porque se juega la clasificación a Tokio 2020 y entonces hay que salir campeón sí o sí.

–Uno siempre piensa obviamente en estar en la final porque quiere llegar y jugarla, pero hay que ir y jugar cada partido. Chile creció mucho, Canadá también, hay que ir construyendo el equipo para llegar de la mejor manera.

–Tuvieron momentos de muchas idas y vueltas, ¿están más sólidas?

–Yo creo que sí, totalmente. El equipo está muy bien, con los objetivos claros y creo que eso es la clave para llegar de la mejor manera.

–¿Cómo ves este momento de las mujeres en general y en el deporte en particular?

–Son tiempos fuertes, en su medida justa siempre apoyo a las mujeres y las defiendo a morir. Hoy las mujeres en el deporte argentino se están empoderando cada vez más. El claro ejemplo es el del equipo argentino de fútbol, que con garra y esfuerzo se está reubicando y teniendo el poder que se merece. Y más en el fútbol que es totalmente machista, así que me pone feliz porque esta buenísimo que el deporte argentino y especialmente las mujeres sigamos creciendo.

–Siempre se instala la idea de que los grupos de mujeres son conflictivos, ¿te molestan esas frases o sentís que de a poco se va deconstruyendo?

–Para formar un grupo de mujeres, de deportistas, que estamos todo el tiempo conviviendo, viajando, jugando siempre, digo que la crítica se tiene que dejar de lado y que hay que resaltar lo mejor de cada una. Creo que así se construyen los equipos y llegás al éxito. Si una está siempre mirando qué pasa alrededor y criticando, destruye. La crítica nunca tiene que ser mala sino al contrario, para que crezca el equipo y obviamente tenemos que ser compañeras entre nosotras, la otra es una mujer y siempre hay que salir a defenderla.