El comunicado que la CGT dio a conocer el miércoles asegura que la inflación es «un impuesto para la pobreza» y alertó sobre un inminente «proceso de descomposición social».

El 7,7% de marzo echó por tierra la promesa de Sergio Massa de que, en ese mes, el índice comenzaría con un número tres. Por el contrario el resultado dio lugar a una aceleración que fue sucedida por una escalada de los dólares paralelos y financieros.

La pauta del 60% que el mismo Massa colocó en el presupuesto forma parte del pasado y así lo demuestran las paritarias que se han firmado en los últimos días que, anualizadas, se ubican entre 30 y 40 puntos porcentuales por encima.

Sin embargo, tampoco garantizan que los salarios no queden otra vez por detrás de los precios. Por eso, más que nunca, las negociaciones se producirán por tramos cortos y con revisiones constantes.

Así lo reconoció la ministra de Trabajo Kelly Olmos que, en diálogo con Futurock señaló que, ante el nuevo escenario, «la respuesta desde el Ministerio de Trabajo es habilitar todas las revisiones que se nos soliciten y reconocer que los acuerdos tienen que ser por un período más breve. En general están siendo por tres meses. No se puede apostar a períodos largos«.

En los últimos días el SMATA cerró un acuerdo de abril a junio por un 22%, los trabajadores de comercio acordaron un 19,5% para el mismo período pero, además, una suma fija de $ 25 mil que para la categoría inicial equivale a un 7% adicional. El sindicato de la Sanidad acaba de firmar un acuerdo semestral por un 50%. Los trabajadores del vidrio obtuvieron una suba del 24% para el trimestre que concluye en junio. La UOCRA firmó días atrás un aumento trimestral por un 22% y el sindicato de petroleros privados acordó para el mismo período una suba del 23%.

Si bien el escenario resulta incierto para los asalariados en general, lo es aún más para los trabajadores no registrados que no cuentan con paritarias ni representación sindical. Los haberes de ese segmento en 2022 se incrementaron apenas un 65,8% resignando un 15% de poder adquisitivo ante una inflación del 95,8%. Siete de cada diez puestos de trabajo creados en 2022 no fueron registrados como corresponde.

Los salarios registrados quedaron un punto por detrás de la inflación y también se encuentran en una situación muy delicada. De hecho, según datos difundidos por el ministerio de Trabajo basados en información de AFIP la mediana de los salarios registrados en enero de este año llegaba hasta los $ 171.200.

En aquel momento la Canasta Básica Total (CBT) que mide el umbral de la pobreza si situaba en $ 163.538.
Si se actualizaran los haberes según la inflación de febrero y marzo, la mediana se encontraría en marzo en $ 196 mil cuando la CBT llegó a $ 191.228. Por eso, prácticamente la mitad de los 6,3 millones de empleados privados percibe un salario inferior a lo que necesita una familia tipo para no ser pobre. «